Elegir futbolistas en el extranjero para representar a El Salvador, y que sean de sangre salvadoreña, no tendría por qué ser objeto de escándalo. Se trata más bien un reto deportivo y administrativo, siendo aún reduccionistas.
Algunos nacionalizados para la Selecta, sin tener ningún vínculo sanguíneo salvadoreño, fueron referentes como Nidelson Silva de Melo, Vladan Vicevic, Albert Fay; jugadores quienes se partieron el alma por defender los colores azul y blanco.
Hay quienes les preocupa -y en demasía- que la Liga Mayor de Fútbol se quede pronto sin representantes en la Selección Nacional. Es discutible, algunos abogan por el futuro o el presente del talento salvadoreño, consumado o en bruto, y que podría caerle de perlas a la Azul; pero otros apelan al "reclamo" solamente por un patético orgullo deportivo de equipo.
Hugo Pérez echó mano recientemente de varios talentos foráneos para fortalecer a la Selecta, todos con sangre salvadoreña ya sea por parte de la madre o del padre. Ninguno por entero ajeno y de su parte, todavía. Como notita al margen recuerdo con aprecio a uno de esos baluartes como Steven Purdy; un "repatriado" que se dejó la piel por la Selecta.
¿Cuántos talentos hay ahora en la Selecta con más acervo y recorrido en el exterior? Enrico Dueñas Hernández, Eriq Zavaleta, Damián Alguera, Joaquín Rivas, Joshua Pérez, Walmer Martínez... la lista podría extenderse pronto, y de salir todo bien, con Álex Roldán, del Seattle Sounders.
Difiero por completo con quienes se preocupan por lo de la "representatividad" de la Primera División en la Selecta sin mayores fundamentos. Ese orgullo inútil presente en frases como: "Mi equipo es prácticamente la Selecta" o "de mi equipo deberían ser todos los jugadores de la Selección. Eso ya ocurrió en el pasado y muy bien no nos fue, eh. Ni siquiera cuando Firpo "vistió" de Azul y Blanco para jugar contra Brasil en Estados Unidos, por citar algún ejemplo; porque la verdad es que hay varios casos más con participación de otros equipos.
La Liga Mayor tiene muchas carencias. Un análisis breve de la situación arroja varios temas a abordar, cuestiones que la ponen en evidencia. Una de las áreas más desatendidas son las divisiones inferiores, algo que varios equipos de Liga Mayor siguen viendo como un lastre, una carga, una obligación; imaginate lo que esto representaría esto ahora para una Segunda y Tercera División...
La mala o deficiente administración de los equipos, entre otras cosas, hace que no haya confianza de los patrocinadores para inyectar a los mismos con el capital suficiente para crear divisiones inferiores dignas, funcionales y eficientes desde niños con edades de 4 ó 6 años, por ejemplo. Es un esfuerzo enorme que requiere de mucho capital y conocimiento. En algunos pocos casos no es la falta de dinero, sino de voluntad, lo que no termina de lanzar a las categorías inferiores. Habrá más de alguna atenuante que no se aborde acá, y con razón ¡es que hay demasiado por corregir!
El torneo Sub-17 cumple con un objetivo desde hace algunos años, y es más que todo darle cancha a los más jóvenes futbolistas, porque acá no se les toma en cuenta casi para el primer equipo por distintas razones: falta de experiencia, de físico, de mañas, de conocimiento táctico, inteligencia emocional.... Muchos tienen en la habilidad, el vuelo, el regate o la ubicación lo más genuino que pueden ofrecer, pero no se les termina de potenciar como corresponde y merecen.
Hace varios años CANCHA hizo un estudio sobre el perfil del futbolista salvadoreño. Un esfuerzo que involucró a todo el equipo de redacción para sumar una inmensa base de datos. Una de las cosas más dolorosas de escuchar fue cuando un reservista me dijo: "no, a mí no me pagan", "no, a mí no me dan viáticos", "solo para el transporte me dan" y en el peor de los casos "no, no me ayudan con nada".
Y ni hablemos de incentivos, si ni siquiera la mayoría de jóvenes futbolistas salvadoreños no tienen lo básico para desempeñarse como tales en cualquiera de las divisiones "profesionales". Es muy difícil aspirar a que sean atletas de alta competencia si seguimos así. Muchos de estos jugadores deben ir en colectivo para asistir a los entrenos o a los partidos. Una vez un chamacón me contó que le robaron los tacos en la unidad de transporte cuando se dirigía a entrenar; casualidad o no, hoy ese equipo al que pertenecía ni siquiera existe más en el fútbol salvadoreño. Ni aficionado.
Si los niños quienes militan en los equipos de las ligas profesionales no tienen ni lo necesario para poder crecer y desarrollar todo el potencial que tienen ¿cómo pretenden que en el futuro se ganen un puesto en la Selecta, si hay otros afuera rodeados de un apoyo efectivo y superior?
Gente que vive pidiendo "es que a los cantones deberían ir los de la federación", "juegan más en los cantones". Cuando rezan ya esa frase de cajón me pregunto ¿por qué no citan nombres de futbolistas y sus respectivos equipos aficionados?... solo vociferan. "Dicen cualquier cosa", se quejaba una vez el "Coco" Basile.
Sin ver de menos el talento salvadoreño que reside en esta maleza -porque de país el nombre apenas queda- con repertorios increíbles de habilidad hay que reconocer que para el más alto nivel, con todo el dolor que da un golpe de realidad, estos chicos se quedan cortos por una infinidad de carencias que les acompañan. Desde lo nutricional, lo aeróbico, lo táctico, lo técnico lo relacionado a la ilustración (expresión oral o escrita) y hasta lo psicológico. Que nuestros futbolistas dominen sus emociones y no se sulfuren más por la crítica, sino que sepan diferenciar con tranquilidad cuál señalamiento para ellos tiene sustento y cuál no, para mejorar así sus actuaciones y no tomar los cuestionamientos como personales.
Cuántas veces hemos visto o escuchado que futbolistas salen de concentraciones en el exterior para salir un rato a "esparcirse", algunos con permiso, otros sin, o a quienes los ven tomando bebidas etílicas como si no hubiese un mañana. Otros que en los entrenos no quieren darlo todo, pero en los partidos sí; otros no quieren cuidar la dieta, otros quienes se manejan pésimamente con la prensa ignorando llamadas, solicitudes de entrevista sin razón alguna ni explicaciones. A veces por miedo, rencor y en el más miserable de los casos por desconocimiento...
"Como te digo, como te repito (aunque no lo haya dicho antes), seguimos el plan del profe, no hay rival fácil"... cero preocupación por el dominio de la palabra, la postura. Un "cuento viejo" repetido una y otra vez en una cultura donde la gente aborrece leer, documentarse y hasta disfrutar de literatura por ocio. Hay muy pocos quienes se animan a realizar estudios superiores y a ejercerlos en esta sociedad de manera loable y destacada; a esos los aplaudo muchísimo porque marcan diferencia. Pero pedirle a las ligas que lleguen hasta ahí es por ahora desubicado. Hay prioridades.
Volvamos. Está bien que se busque talento afuera y que éste rebase en calidad al local para que la Selecta exhiba el mejor fútbol posible. Pero para que la Selección Nacional no se componga de puros "foráneos" en un futuro cercano, hay que apostar por desarrollar el fútbol local; donde con suerte se calendarizan torneos.
"Es que este futbolista no juega en su club allá, solo en los entrenamientos, lo meten para quemar tiempo, juega solo copa o amistosos", suelen ser a veces algunos argumentos para desestimar la participación de algún que otro legionario. Luego nos enteramos que con eso poco que juega, el cuestionado luce muchísimo mejor -en ocasiones- que uno quien juega 80 de cada 90 minutos partido a partido en Liga Mayor.
En un tiempo Brasil tenía una obsesión desmesurada por tener futbolistas en la Seleção quienes militaran únicamente en el exterior ¡y con lo impresionante que fue siempre el Brasileirao! Una decisión que a veces atendió más al marketing que a otra cosa. Cuando Brasil quedó campeón del mundo (2002) casi la mitad del cuadro canarinho tenía presencia en equipos de Brasil: Marcos, Dida, Rogerio, Belleti, Anderson Polga, Gilberto Silva, Ricardinho, Kleberson, Vampeta, Kaká...
Pero no se trata de elegir un equipo solo con legionarios o solo sin legionarios. Se trata de escoger los adecuados, quienes entiendan el plan de juego del entrenador, la idea, respetuosos de las decisiones del cuerpo técnico, disciplinados, colaborativos, con la capacidad de fraternizar, de ser más humanos. Hugo Pérez busca talento afuera porque sabe de sobra cuáles son las carestías que tienen bajo cadenas al fútbol salvadoreño, o al menos eso me parece.
La Liga Mayor es un fracaso de producto desde una mirada comercial. No hay zonas de prensa formales en los recintos, de forma regular como redactor hay que luchar por encontrar un puesto adecuado *y cuidarlo con la vida*. No se pueden ver todos los partidos en tevé ni en diferido (algo vital para el scouting por ejemplo) los resúmenes disponibles en internet se quedan cortísimos. La gente en algunos estadios debe sentarse en rocas o estar de pie tras un alambrado para ver el juego. En fin, no cuidan a los juveniles y mucho menos el llamado "espectáculo", pero creen que sí.
Mientras que varios futbolistas en El Salvador sufren por no tener salarios a tiempo, hay unos fuera del país con condiciones laborales dignas; con esto no solo llevan una ventaja en preparación deportiva, sino también en la psicológica y en otras áreas más de desarrollo humano. Mientras Hugo Pérez siga buscando talento legionario para tener la mejor Selecta posible, eso solo será una señal patente de que nuestro fútbol profesional carece de los galones necesarios para pelear en la alta competencia; una tan feroz en la actualidad.
La diáspora sigue multiplicándose a pasos agigantados. Ahora más que nunca la fuerza del "hermano lejano" ya no solo reside en lo económico (remesas) sino también hasta en el fútbol mismo, con capital humano sobresaliente. La fascinación de los gobernantes en este país -desde hace más de un siglo- ha sido expulsar salvadoreños con falta de oportunidades, inseguridad y demás. Sin embargo, el connacional demuestra CON FUERZA cada día que vale muchísimo, y que puede dar el mil si se le brindan las condiciones. Ya cité a varios jugadores hijos de compatriotas, pero también la diáspora posee un enorme cúmulo de profesionales en otras ramas como medicina, tecnología, artes, cine y otros. Ahora la Selección Nacional de Fútbol es otra prueba más, que con oportunidades, el cuscatleco es: cachimbón.
Insisto, mi postura no es de despreciar el fútbol local, persigo avisar y decir ¡despierten! dirigentes, entrenadores, patrocinadores y demás actores. Hay que mejorar urgentemente la estructura de las ligas profesionales de fútbol, hay que asesorarse, ser ambicioso, soñar, no hay que conformarse. Que la crítica solo sea un punto de partida para empezar a corregir ¿un apretón de manos?
Lamento mucho el tener que leer respuestas como: "hablar es fácil", "escribir no cuesta nada", "criticar/hablar no cuesta", "¿qué hace usted para mejorar el fútbol?". Momento, zapatero a tu zapato. Hágase responsable, reflexione, evalúe desde su parcela, desde donde le corresponde, véanos como aliados, pregúntenos ¿no ve que por molestarse con los periodistas críticos sigue justamente en las mismas? no continúe girando en ese espiral del que no sale quizás por comodidad o miedo. Ánimos, que la tarea es grande; cuando se critica lo que se conoce, el saber avanza.
En fin, si aquí quieren que la Liga Mayor "inunde" a la Selecta, pues como dice un querido tío paterno: "Mójense los glúteos para comer pescado". Levante el nivel, póngase de acuerdo, no construya más muros; fraternice, haga alianzas, no tome decisiones al azar o muy arriesgadas sin analizar, construya desde lo que tiene, busque que los profesionales del fútbol tengan todo lo necesario y que no les falte más, de corazón. Cuando tenga la casa ordenada y presentable podrá llamar más fácilmente a la inversión local y extranjera ¡vengan, pasen a ver! ¡nosotros tenemos lo nuestro! ¿manos a la obra?