Son las 11:00 de la mañana. Es domingo. Y todo está listo para otra jornada laboral, en la cocina. Para Giovanni Zavaleta, exmundialista Sub 20 en Turquía 2013, es un día más como cualquiera para el trabajo. En su comedor. Ese que, junto a su mamá, doña Jenny de Zavaleta, crearon hace casi dos años en su casa, y que los ayuda a subsistir económicamente.
Ahí, en “La Casita de Santiago”, el ahora exjugador de Primera División sale adelante como cocinero, pero también “en todo lo demás que se tenga que hacer”, dice: “Mi función es de todo un poco. Toca cocinar, comprar, atender, servir, cobrar, llevar pedidos (a domicilio), sacar pedidos. Nos hemos repartido bastante bien la responsabilidad con mi mamá. Vamos bien, y esperamos siga creciendo más”.
Esta nueva etapa de Zavaleta, quien jugó como defensor, dio un giro a su vida. Uno que lo hace estar orgulloso de lo que está consiguiendo, y de reconocer “que hay algo más allá del fútbol”. Sí, porque además trabaja en un call center, su otra función en la otra parte del día en la que no está al frente de su negocio.
“El call center ha venido bien, porque me he dado cuenta de que afuera del fútbol hay otro mundo, bastante interesante, y creo que es la realidad de todos. Es una realidad que me tocó forzadamente darme cuenta, reconocer que es la que me tocaba, pero gracias a Dios ahí estamos”, manifestó.
INUSUAL: Equipo de fútbol salvadoreño presentó refuerzo ¡en la frontera con Guatemala!Pero además, un pensamiento del pasado se cumplió al pie de la letra, y complementa su actualidad. Asegura: “Siempre me había dicho que, el día en que yo llegara a descender, ese día iba a dejar de jugar fútbol. Lo dije, no sabía si iba a ser cierto o no, pero pasó”. Y lo cumplió. Por eso, primero, salvó del descenso a Sonsonate; pero cuando sufrió la pérdida de categoría con L.Á. Firpo, en el Clausura 2019, puso punto final a su carrera deportiva. Y lo demás vino por añadidura a su nueva vida.
“Después de lo que pasó con Firpo (descenso), me resentí con el fútbol. La comida es un negocio redondo; y con el call center, me di cuenta de que afuera del fútbol hay otro mundo”
Entre cocina y llamadas
El restaurante de Giovanni lo ha hecho reinventarse. Acepta que no sabía cocinar, pero ha aprendido. Lo que vio en los equipos de fútbol, cuando compartían comidas con sus compañeros, le sirvió de base. Pero lo demás, ha ido sumándose a su labor de chef, y a lo que aprende de igual forma de su madre.
“Por las incidencias del fútbol, que el asado era la excusa para pasarla bien entre compañeros, de tanto verlo se te queda un poco de todo. Aprendés y de todo sacás ventaja. Todo sirve en la vida, y ahora me estoy dando cuenta de eso”, explicó.
En su comedor, trabajan los siete días de la semana, siendo lo más fuerte los fines de semana: los sábados, con pupusas y panes con pollo; los domingos, con la carne asada, sopa de gallina y gallina asada. Mientras, en la semana, tienen las hamburguesas, tortas, licuados. “Paramos por la pandemia, por mi mamá, porque no quería que se fuera a enfermar aquí en Santo Tomás. Pero la comida es un negocio redondo, la verdad, pero también lo hago por tenerle la mente ocupada a mi mamá, y que ella sienta que puede hacer algo más”.
Los salvadoreños playeros cayeron en Portugal y pierden la posibilidad de ascenderSus días son así largos, quizás más que cuando jugaba al fútbol. Esto porque, en la semana, labora en el call center de 11:30 de la mañana a 6:00 de la tarde, de lunes a sábado; y de 1:30 a 6:00 de la tarde, los domingos; y al llegar a su hogar, se mete a la cocina como su contraparte.
“Soy agente, llevamos una cuenta en inglés, vemos cuestiones de todo lo que tiene que ver con teléfonos. Se me hizo bien fácil trabajar (en el call center), porque me considero una persona bastante genial, que no me cuesta empatizar con los demás, me gusta hacer amigos. Es la manera de llevarme con la gente que me ha ayudado bastante. No eran los planes que tenía, pero nos vimos en la obligación de trabajar en lo que estamos trabajando, pero es un trabajo honrado”, sostuvo.
“Me siento bastante bien, cómodo en lo que hago. Ha sido bastante bueno, un cambio bastante radical para mí, del que me preguntan mucho por qué dejé de jugar”, indicó “Gio”, agregando que está satisfecho con lo que está logrando.
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“Ya. Ya estoy retirado. Ya el fútbol ya bastó para mí. El fútbol, si la gente que está alrededor sigue siendo la misma, siempre habrá corrupción en los equipos, necesidad en los jugadores. Sin embargo, de mi parte, creo que fue todo en el fútbol, fue bastante bonito”, resumió el exmundialista.
Y es que el exzaguero puso el punto final a sus años en el balompié. Esos en los que su vida transcurrió tocando todos los puntos de una carrera profesional. Lo alto y lo bajo. Sin embargo, todo eso forjó su vida y lo ha hecho ser quien es en la actualidad. Tocó el cielo al jugar un Mundial juvenil, al estar en Primera, al lograr cuatro títulos de campeón con Santa Tecla; y el infierno, al perder la categoría con los pamperos.
“Mis objetivos siguen siendo los mismos, solo que en diferente lugar. El fútbol y el trabajo son cosas diferentes, pero tienen en común que siempre tenés que dar lo mejor”
“Fueron experiencias bonitas y que quedan para el recuerdo. Quizás lo que me quedó es no cumplirle el sueño a mi papá de verme jugar en Alianza. Eso sí se lo deberé toda mi vida. Pero le di varias alegrías”, afirmó.
Además, confesó que a su “mamá no le gustó la idea de dejar el fútbol, pero se dio cuenta de que tocaba hacer el sacrificio como papá”. “Me apoya en mi trabajo. Es la manera en que se sienta orgullosa de lo que hago”, puntualizó.
No obstante, de todo aprendió mucho. Y obtuvo lecciones que lo hicieron valorar lo que es el mundo del deporte, sobre todo que “muchos males” no cambiarán. “Después de lo que pasó con Firpo, me resentí bastante con el fútbol (…) En algunos equipos, es la gente que rodea al fútbol la que le hace tanto mal. Gente que no tiene ninguna ilusión por el fútbol, por ayudar, le hace un estorbo al fútbol. Lo digo ya como aficionado, y son palabras que me guardé y ahora las digo. Siempre voy a estar apoyando a los jugadores, tengo amigos. Pero hay gente que detiene lo bueno del fútbol y no deja avanzar”.
En cuanto a que si alguien le propone volver a jugar, qué respondería, Zavaleta se sincera: “La verdad, uno nunca se cierra a las posibilidades, pero lo veo bastante difícil. Que los equipos se vengan a fijar en mí, pues ya perdí. Y ya perdí el interés en el fútbol. De mi parte, fue todo con el fútbol, estoy ya retirado”.
El salvadoreño Herbert Aceituno apunta hacia el MundialPor ahora, entonces, el deporte no parece retornar al radar de este exmundialista y exjugador de Turín Fesa. Está satisfecho y conforme con lo que ha hecho en sus 26 años, y espera seguir aprendiendo de la vida, de su mamá, de su hijo, de la responsabilidad, de la cocina y de sus demás funciones laborales.
“Mis objetivos siguen siendo los mismos, solo que en diferente lugar. Superarme en todo sentido, crecer, hacer un negocio reconocido y en mi trabajo seguir aprendiendo, ascender. Consolidarme en la vida”, manifestó.
“El fútbol y el trabajo son cosas diferentes y lo que tienen en común es que siempre tenés que dar lo mejor, tratar de crecer independientemente en lo que sea”, cerró quien dio al balompié lo mejor, y quien ahora da a sus clientes la nueva versión de su vida.
Giovanni Zavaleta dejó el fútbol. Ahora, tiene un negocio familiar y labora en un call center