Uno a uno, se van encontrando. Parece que el tiempo no ha pasado. La misma amistad, el mismo amor al fútbol. Los mismos de aquella hazaña de 2013 se reúnen poco a poco. Se saludan como si se hubiesen visto ayer, en el entrenamiento, en la concentración. Hay cosas que no se olvidan y que ellos menos que nadie las podrán dejar en el pasado. Son y serán siempre como un presente.
El monumento al “Divino Salvador del Mundo” es el mejor testigo del encuentro entre tres mundialistas. Han pasado cuatro años desde que El Salvador asistió, por primera vez en la historia, a un Mundial Juvenil. Fue el del Sub 20 en Turquía. Y René Gómez, Jairo Henríquez y Miguel Lemus estuvieron ahí, y lo jugaron.
Aquel recuerdo sigue latente para estos tres exjuveniles. Ellos, protagonistas principales de aquella historia, contaron algunas memorias de esa experiencia única, previo a que este jueves 22 de junio se celebre el debut de los nacionales en su partido frente a Turquía. Ese primer duelo que los metió a la élite del mundo U20.
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“Cuando llegamos al hotel y vimos a todas las selecciones ahí, y nosotros también ahí, era un sueño hecho realidad. Cuando le ganamos a Australia fue una emoción y un gran satisfacción. A la larga, todos nos sentimos muy contentos por estar en ese sueño y porque pudimos obtener una victoria”, contó “Momo” Gómez, ex de Águila y quien desde este torneo militará con Sonsonate.
Por su parte, el fasista Jairo añadió: “Recordar lo que fue el triunfo frente a Australia es algo único. Realmente, el estar ahí era algo que habíamos soñado, que luchamos, y obtener ese triunfo fue un plus más a lo que habíamos logrado”.
“La estadía allá, los tres partidos, todo fue muy bonito. Una experiencia única el recordar esos momentos que tuvimos como grupo, amigos, hermanos, familia, porque realmente vivimos muchas cosas para llegar ahí y lo más importante es que lo disfrutamos porque fue algo que luchamos”, completó.
Mientras el volante “Chalatío” Lemus, quien en la actualidad juega con L.Á. Firpo, se sinceró: “Fue un sueño hecho realidad para mí, para mis compañeros, porque clasificar a un Mundial (Juvenil) fue primera vez. Es un sentimiento que nunca se olvida, no solo mi persona sino todo un país. Es un sentimiento, una experiencia que no se olvida”.
Más apoyo a los demás
Los chicos saben que el tiempo pasa y vuelve a ser difícil que otros se clasifiquen al Mundial. Sin embargo, los tres mundialistas dan su opinión sobre qué debe pasar para que esta historia se vuelva a repetir.
“Primero, debe haber compromiso y unión, algo que marcó a nuestra selección. Y también, recalcar que nosotros tuvimos buenos fogueos, muy buena preparación. En el país, hay buenos jugadores, buenas selecciones, pero la preparación no es la adecuada y eso marca diferencia. Yo espero que las generaciones que siguen puedan lograrlo de nuevo”, reafirmó Henríquez.
Mientras Lemus señaló: “Es triste saber que seguimos siendo los únicos que hemos ido al Mundial Juvenil porque para mí hay mucho talento en el país. No soy de los que pienso que porque fui al Mundial no quiero que los demás vayan. Pero es importante que los jóvenes tengan las oportunidades y condiciones, partidos internacionales como nosotros y que la Federación apueste por los jóvenes”.
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Por su parte, el capitán Gómez, quien aceptó que fue un “gran privilegio” portar el gafete en el Mundial, coincidió con sus excompañeros y dijo: “Hay capacidad para que otra generación vaya al Mundial, pero que se trabaje en las selecciones juveniles bien”.
¿Fácil clasificar o no?
Durante estos cuatro años, muchos han tildado de “golpe de suerte” y de “un camino fácil” clasificar al Mundial, cuando lo lograron en Puebla. Pero con voz seria, los jugadores coinciden en que “no lo fue” y se siente orgullosos por haber logrado tanto éxito.
“Fácil no fue. Tuvimos muchos sacrificios, nos preparamos intenso en la parte física, y no fue nada fácil ganarle a Panamá. El profesor (Mauricio “Tuco” Alfaro) nos hizo énfasis que habíamos llegado ahí, cuál era el sueño que nosotros queríamos. Al final, los sacrificios valieron la pena”, agregó Gómez.
Mientras Jairo reiteró: “El trabajo que se realizó fue para lograr algo importante, todo el que aprecia el fútbol sabe que ninguna clasificación es fácil. Si es cierto que son muy diferentes las eliminatorias, pero yo diría que no existe la palabra ???fácil’ para haber clasificado. Ellos (Panamá) y nosotros teníamos un sueño, nadie quería perder y luchamos. El trabajo realizado valió la pena, el esfuerzo y luchar por nuestros sueños para ese resultado poder de clasificar”.
Después de cuatro años, el trío de jugadores sigue soñando. Tiene metas, objetivos: ganar títulos, jugar en selección mayor, llegar a otro Mundial, dejar huella en el equipo en el que militen. Sus sueños de mundialistas, de amigos, de futbolistas que se despiden, pero que se volverán a encontrar en otra cancha y volverán a sentir la ilusión del Mundial. “Ya quiero ver la foto, a ver cómo salimos”, dicen y se alejan, se despiden, sueñan.