Ejemplares de periódicos antiguos son restaurados a diario en la Biblioteca Nacional. Foto EDH / Archivo
Sin Plan Nacional de Cultura en El Salvador, ¿cuál es su importancia?
Manlio Argueta echa en falta que desde hace tiempo El Salvador no cuenta con un Plan Nacional de la Lectura. Dice con convicción que esta es una guía necesaria para el diseño de propuestas que promuevan el hábito de la lectura, pero que actualmente se está reorganizando a partir de redes territoriales.
Y tras la reunión de los funcionarios de Cultura con la delegación de China, expresó que no se le ha informado nada más sobre los cambios que podría haber en la Biblioteca Nacional y que tampoco fue invitado a dicha reunión oficial. “Por ahora la Biblioteca seguirá funcionando igual”, manifestó a El Diario de Hoy.
Entre los planes de las autoridades de Cultura está construir otras 14 bibliotecas públicas alrededor del país, pero tampoco no se ha definido, a seis meses de gobierno, cómo se pretende dar vida a estos espacios. Según Lilian Montenegro, Directora de la Red de Bibliotecas Públicas, el Plan “está en proceso” y cuando esté listo será divulgado.
Por otro lado, en el Plan Cuscatlán se detalla como estrategia la “Creación del Plan Nacional de Lectura”, enfocado en cuatro ejes: la colección de primera infancia; la lectura en un entorno familiar; la dotación completa de bibliografía, y la colección de audiovisuales, publicaciones periódicas y bases de datos.
No obstante, el tema del bajo presupuesto hace que este Plan vaya cuesta arriba. Cultura ha sido uno de los ministerios con menor asignación presupuestaria (21.5 millones de dólares), el cual ha usado en un 80% para pagar planilla y apenas 440 mil dólares para inversión en infraestructura para la cultura y el arte.
Este año, con el presupuesto de 22.6 millones (un incremento de tan solo 1.1 millones en relación a 2018), el panorama no cambia mucho.
Entonces, ¿cómo lograr lo planteado en el Plan Cuscatlán con el dinero asignado? Manlio Argueta contestó esa misma pregunta e indicó que, ante la falta de recursos económicos, el aporte de la empresa privada y la cooperación internacional han sido clave para llevar a cabo las actividades de motivación de lectura.
“La mayoría de proyectos nunca fueron impulsados por el Ministerio de Cultura. Porque no alcanza, no está presupuestado. Sin embargo, la empresa privada y países hermanos nos ayudan con varias cosas”, destacó.
Ejemplo de ello es que en lo que lleva Argueta al frente de la Biblioteca nunca ha recibido dinero de parte del Ministerio para la compra de libros. Todo lo que hay ha sido donado por personas, países o editoriales.
“A nivel gubernamental no ha habido tanto interés por la Biblioteca”, expresa con pesar.
Actividades sin presupuesto y poca afluencia de visitantes en la Biblioteca
La Biblioteca Nacional cumplirá 150 años en 2020. Fue instituida el 5 de julio de 1870 en la administración de Francisco Dueñas, y desde ese entonces ha servido de resguardo del patrimonio cultural de El Salvador. Manlio Argueta llegó a trabajar a la Biblioteca en el año 2,000 y comenta que la afluencia de personas ha decaído a lo largo de los años por varias razones.
El también escritor menciona que una de las razones ha sido que el Centro Histórico se constituyó, a mediados de la década, en el foco principal de violencia; según comenta, a inicios de la década llegaban alrededor de 100,000 personas, luego con este repunte de delincuencia bajó y ahora asisten solo 10,000 personas, pese a la restauración del Centro Histórico.
Argueta destaca que efectivamente la remodelación del Centro ha hecho que la concentración de personas aumente, pero eso no ha beneficiado directamente a la Biblioteca. Y lo atribuye a falta de hábitos de lectura, al auge del internet, y también a que el edificio no es atrayente. “La gente piensa que es un banco y no entra”, expresa.
Por esa razón, se ha decidido que todos los miércoles se sacan los libros a la calle para que la gente pueda leerlos. Le llaman Estación Lectora. También la BINAES tiene proyectos como la “Biblioteca Móvil” que visita varias comunidades desde el 2007.
Bibliobús/ Foto de Facebook de la Biblioteca Nacional
Otra de las actividades es “Libro Libre” que consiste en “dejar libros en la calle y ver las reacciones cuando personas se encuentran con un libro perdido. “Dejamos libros perdidos, la gente con miedo se acerca. Y hay un papelito ahí que dice ‘Este es un libro libre, cuando lo lea, libérelo de nuevo"”, explica Argueta.
Y el programa insignia de la BINAES: el Festival de Poesía Infantil, donde se estimula alrededor de 1,200 niños en el amor a la lectura. Según comenta Argueta, este proyecto es auspiciado por la empresa privada, quien dona la mayoría de elementos. Todo es gestión cultural de personas interesadas en la lectura.
Niños de escuelas públicas visitando la Biblioteca/ Foto de Facebook de Biblioteca Nacional
En El Salvador apenas 2 de cada 10 escuelas tienen una biblioteca, según registros del Ministerio de Educación. Y en las escasas bibliotecas, los libros, la mayoría donados por la Dirección de Publicaciones e Impresos, no se utilizan porque no se han establecido dinámicas o espacios que coloquen los libros al alcance de los estudiantes. Y este es otro de los pilares del Plan Cuscatlán, además de la construcción de 14 bibliotecas públicas en cada cabecera departamental.
También se están haciendo apuestas para digitalizar contenido, sin presupuesto. Se obtuvo una membresía donada por el Consorcio de Bibliotecas Universitarias de El Salvador en el Repositorio Digital de Ciencia y Cultura de El Salvador que permite obtener revistas científicas y documentos, y además, colocar bibliografía de la Biblioteca en digital. Pero solo se puede consultar dentro de las instalaciones.
¿Cómo se financiaría el Plan Nacional de Lectura con bajo presupuesto en Cultura?
Hace unos meses hubo una inundación en la Biblioteca que dañó mucho material bibliográfico. Según el director, personas altruistas han ayudado a recuperar, poco a poco, lo estropeado; y falta mucho aún. Y hasta ahora no se le ha notificado si la nueva administración de Cultura le asignará fondos o le proveerá de personal específicamente para esa tarea.
Sobre la construcción de las 14 bibliotecas públicas, Bukele pidió en febrero que se reorientaran 16 de los $32 millones de un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) que se había destinado para la construcción del nuevo edificio de la Asamblea Legislativa, sin embargo, dicha solicitud no prosperó porque era un dinero específicamente para el Edificio Azul.
Hasta ahora, no hay idea de cómo se sostendría el Plan de Lectura, una deuda pendiente en el ámbito cultura. ¿Se tomará en cuenta a la empresa privada o se buscará más cooperación con países aliados?
Manlio Argueta, quien ha trabajado durante varios años rodeado de libros -algo que le apasiona- tiene su visión particular sobre el anuncio de la construcción de una nueva biblioteca nacional, la cual toma como una “formidable propuesta”.