Carlos Castro Borja (San Salvador, 1967) fue un delantero por los costados que fue transformado en uno de los volantes de marca más bravos de la historia del balompié salvadoreño.
El “Papo”, caudillo como los que no hay más, habló de su carrera y de lo que hoy hace para ayudar a las nuevas generaciones de futbolistas cuscatlecos en la “Escuela Papo Castro Borja”, donde trabaja junto a Ricardo “Manta” Alvarado y Julio Alvarado.
1- ¿Por qué fútbol y no Lucha Grecorromana o UFC, Papo?
(Risas) Al menos la UFC en ese tiempo no existía. El fútbol es el deporte número uno y se facilitaba comprar un balón de plástico para empezar a jugar. Era el primer juguete. Un vecino, don Alferez, me dio la oportunidad de jugar con un equipo de la colonia donde vivía a los 7 años. Agradezco a mis amigos, con los que jugaban, quienes me cuidaron en mi adolescencia; no tomaba ni fumaba y nadie me ofrecía nada. Y si me ofrecían rápido salía alguien a decir: “No, al Papo no le dés”, “dejalo”. Gracias a Dios no probé nada.
2- ¿Cómo surgió “Papo”, el apodo?
De pequeño me decían “Papito”. Luego mis amigos me empezaron a decir: “Ahí viene el Papo”, “Ahí viene el Paper”. No me gustaba que me dijeran Papo. Ahora soy más reconocido por mi apodo que por mi nombre (Risas).
3- ¿Cómo llegó al Real Destroyer, su primer equipo?
Antes de irme al puerto de La Libertad jugaba en equipos del Cafetalón con el ADECOT y también en el Oratorio Salesiano San Luis Gonzaga. Antes era bien bonito porque en Santa Tecla habían muchos cafetales y nos íbamos caminando con varios vecinos para ir a jugar al Cafetalón, mucho silencio y mucho frío. Casi no había tráfico y daba mucho gusto caminar. Recuerdo que cuando estaba en un equipo del Oratorio, si antes no ibas a misa no jugabas. Gracias a don Julio Gaitán logré media beca para estudiar en el Santa Cecilia y luego logré beca completa, jugué en el equipo colegial. En los juegos estudiantiles una vez me enfrenté a Cienfuegos, y es que el enano estudiaba en el ITI. Un día en el año 80 hubo visorías en todo el país y pude ir a selección juvenil ¡no lo podía creer! En el 85 jugué en el Torneo navideño, para un equipo del puerto de La Libertad ¿cómo llegué allá? fue porque los directivos de ese equipo me vieron y buscaron cuando yo jugaba en el Cafetalón; hablaron con mi mamá para ver si me podía prestar. Por supuesto, yo no me mandaba solo, iba allá al puerto con su permiso. Estando en el torneo Navideño entonces Pedro Interiano y otras personas me ayudaron en el 85 para jugar en el Destoyer, que estaba en la tercera. Un año después, en el 86, Juan Palomo me invitó a ir al ADET y fui entonces a hablar con Héctor Palomo Sol, un señor al que tengo mucho agradecimiento y admiración; jugué entonces en Segunda.
4- No tomaba pero seguro le tentaba algún cevichito
Claro. Una vez recuerdo que me invitaba la gente del Destroyer a departir con ellos, y como yo no tomaba, les comía las boquitas a todos sin que se enteraran. Cuando veían eso, mejor decían “hey, comprémosle un ceviche al Papo”, y así yo ya no les quitaba nada.
5- ¿Cómo era la Cancha Chilama?
Era casi empedrada, la grama estaba hacia abajo, no hacia arriba. Ahora está bien bonita.
6- ¿Qué recuerdo guarda de ADET?
Yo le dije a mi mamá ¿necesitas algo? y le hice un cuarto en una esquina que teníamos en la casa. Don Héctor Palomo mandó todos los materiales de construcción, los obreros y hasta un garage me hizo. Algo increíble porque yo solo una bicicleta tenía…
7- Su primer equipo en Liga Mayor fue el Chalatenango
Estaba el “Loco” Alas, la “Bazooka” Peñate, ambos que en paz descansen; la “Ardilla” Arévalo, Cienfuegos, “Recluta” Portillo, Martín Velasco, “Kiko” Henríquez, había mucho talento reconocido. Llego en el 87 y me adapté fácil, de pequeño yo era delantero y metía muchos goles. En Destroyer y ADET era goleador, jugaba como delantero, en Chalate también. Mi debut fue contra el Cojutepeque de los panameños Mendieta.
8- ¿Cuándo retrasó su posición en cancha?
Contreras Palma, en Chalatenango, vio que a mí me gustaba mucho marcar, presionar e incomodar a volantes y defensores ¡siendo delantero! Entonces Contreras me dijo que jugara de contención, mi primera misión fue hacer un marcaje personal. “Si va al baño, también tenes que ir al baño con él”, ese jugador era Carlos Reyes, uno de los mejores extranjeros que vino a dar escuela. Mucha admiración para él, que en paz descanse. Me hizo tres túneles en el mismo partido, pero le ganaba aún así el balón. Ganamos al Alianza 4-1 en Chalatenango. A partir de ahí quedé de contención, cosa que no le gustó al enano Cienfuegos.
9- Su buen trabajo con Chalate lo llevó a un Marte imperial
Fagoaga, Norberto Huezo, Mora, “Cacho” Meléndez, Efraín Burgos, Tejeda, Mario Figueroa, “Mandingo” Rivas, Santana Cartagena, Marcial Turcios, la “Culebra” García, wow, llegar a ese grupo y ganarse la confianza del plantel era difícil. Bueno, primero tenías que ganarte la confianza de Fagoaga, porque él era el líder, a quien tengo mucho amor y respeto. Él me hablaba fuerte y me daba muchos consejos, uno de novato debe saber escuchar. Si no te parece lo hablás fuera de la cancha.¿Dije novato? Mejor dicho un buen jugador es aquel que sabe escuchar a los demás.