Una adolescente de 14 años fue evaluada por una larga historia de dolor en el área pélvica (abajo del ombligo). El dolor había comenzado 3 años antes, unos meses después de su primera menstruación. Ella lo describió como dolor severo, especialmente durante la menstruación, con períodos de mucho más sangramientos y duración mayor de lo normal.
Seis meses antes de su visita al médico, el dolor fue tan intenso que interfirió con dormir, hacer ejercicio e incluso asistir a la escuela. Ella tomó medicamentos para el dolor; pero, no obtuvo ningún alivio. Había visitado varios médicos y se había hecho radiografías, pero no tenía un diagnóstico. Cuando fue examinada en una clínica, tenía sensibilidad en el área pélvica. Algunos médicos atribuyeron sus síntomas al estrés.
Otros descartaron sus síntomas (náuseas, dolor pélvico punzante y alarmantes sangramientos durante sus períodos) como parte de ser mujer. Finalmente, la joven fue referida a un ginecólogo quien dijo que ella, probablemente sufría de endometriosis. ¡Después de varios años sin diagnóstico, fue un gran alivio!
¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis es una afección crónica en la que el tejido endometrial, que normalmente recubre el interior del útero (matriz), crece fuera del útero o, a veces, en otras áreas del cuerpo (ver infografia). En la endometriosis, órganos pélvicos se fusionan con un tejido pegajoso que se asemeja al revestimiento interno del útero. Este tejido responde al ciclo hormonal mensual con inflamación, desprendimiento y sangrado intenso. Esto es la causa del dolor.
Esta enfermedad afecta a una de cada 10 mujeres. Sus características distintivas son el dolor pélvico crónico extremo con las menstruaciones y la posibilidad de infertilidad, que puede ser problemática. Cuando las mujeres llegan a la pubertad, sus cuerpos comienzan a imponer limitaciones. Sus períodos son tan agonizantes que puede dejarlas en posición fetal por varios días.
Mujeres jóvenes con endometriosis pueden experimentar otros síntomas, muchos de los cuales son vagos y pueden superponerse con otras afecciones. Estos síntomas incluyen relación sexual dolorosa, sangrado irregular, fatiga, problemas gastrointestinales, diarrea, estreñimiento, náuseas y dolores en vejiga urinaria. Otras no experimentan síntomas.
Es estimado que 176 millones de mujeres adolecen de endometriosis mundialmente. Sin embargo, el diagnóstico cae en el abismo de las “enfermedades de mujeres” (pasadas por alto); “enfermedades que no matan” (sin importancia) y problemas menstruales (tabú). La endometriosis es frecuentemente considerada “benigna”, como no cancerosa; pero al hacerlo, se cree que disminuye la seriedad de una enfermedad común y dolorosa. La causa exacta de la endometriosis es desconocida.
El útero es realmente un órgano notable, no solo por su función característica, el embarazo. Los humanos, a diferencia de otros mamíferos, desarrollan endometrio, la cubierta interna de la matriz, una vez al mes, ya sea que un óvulo fertilizado se afiance o no. Si no aparece ningún óvulo, el endometrio es expulsado.
Imagine el útero como una naranja, con el revestimiento como la corteza: tejido esponjoso y vivo que sirve como cama de felpa para un embrión potencial. Cada mes, estimulado por una caída de la hormona progesterona, la cubierta interna se desprende y crece de nuevo completa, con delicados vasos sanguíneos. Este proceso se repite rápidamente, sin dejar cicatrices, sin rastro de lesión, una y otra vez, hasta 500 veces en la vida de una mujer. Dinámico, resistente y propenso a la reinvención, el útero ofrece ventanal a algunos de los mayores secretos de la biología: regeneración de tejidos, curación de heridas sin cicatrices y función inmunológica. Cómo el cuerpo puede coordinar este proceso es extraordinario y aún poco entendido.
Estableciendo el diagnóstico
Para diagnosticar la endometriosis y otras afecciones que pueden causar dolor pélvico crónico, es indispensable una descripción detallada de los síntomas (incluida la ubicación del dolor) dónde y cuándo ocurre y examen ginecológico completo. Ultrasonido transabdominal o transvaginal (capturan imágenes del interior del cuerpo). Ambos tipos de ultrasonidos se pueden obtener para lograr mejor vista de los órganos reproductivos. Ultrasonido no establece el diagnóstico de endometriosis, pero puede identificar quistes asociados con la endometriosis. Algunas pacientes necesitaran resonancia magnética (MRI), la cual puede ayudar con la planificación de cirugía ofreciendo detalles sobre ubicación y tamaño de los implantes endometriales. En algunos casos, el médico puede referirla a un cirujano para un procedimiento que le permita ver el interior de su abdomen (laparoscopia). Bajo anestesia general, el cirujano hace una pequeña incisión cerca del ombligo e inserta un instrumento delgado para visualizar (laparoscopio), buscando signos de tejido endometrial fuera del útero e información sobre ubicación, extensión, tamaño de los implantes endometriales y obtener muestra de tejido (biopsia) para realizar estudios adicionales. El cirujano puede completamente tratar la endometriosis durante la laparoscopia; de tal manera, que solo se necesite una cirugía.
Tratamiento
En general, el tratamiento de endometriosis implica medicamentos o cirugía. El enfoque que la paciente y el médico elijan dependerá de la gravedad de signos y síntomas y si espera quedar embarazada. Comúnmente, los médicos recomiendan tratamiento conservador con medicamentos para el dolor y hormonales primero, optando por la cirugía si el tratamiento inicial falla.
Este artículo es un tributo a nuestras mujeres y parte del llamado colectivo a la justicia en El Salvador - uno de los países más peligrosos en el mundo para las mujeres. Espero que lo encuentren informativo: Doctor Nelson Turcios.
