Ya transcurrieron 13 días desde que, en el estadio La Corregidora, aficionados del Querétaro apabullaran a varios del Atlas durante un partido de la jornada 9 del fútbol mexicano, hechos que se volvieron virales y le dieron la vuelta al mundo.
La Fiscalía de ese estado informó que han detenido a otros dos sujetos de la barra brava del Querétaro que se presumen participaron de los hechos de violencia, con lo que ya suman 27 los detenidos por el caso.
Una semana antes, en el Firpo-Águila, en Usulután, aficionados de ambos equipos se agarraron a patadas y puñetazos en medio del partido, pero, a la fecha, no hay ningún detenido ni se habla de investigaciones para poder parar la espiral de violencia que, torneo tras torneo, ocurre en la Primera División del país. Es más, en base a que los artículos de la Federación y de la Primera División solo mencionan que se pueden castigar por más de un partido a los estadios y aficiones si son reincidentes (pero nunca se estableció en qué espacio de tiempo se considera reincidencia, si un torneo, un año calendario o qué), les redujeron las sanciones a ambos planteles.
En México, los últimos sujetos detenidos se suman a otros 25 que tendrán que responder por violencia en espectáculos deportivos y se presentarán ante el Juez de Control para determinar su situación.
Entre otros delitos, además, se les acusa de homicidio en grado de tentativa, violencia en espectáculos, posibles apologías del delito, asociación delictuosa, entre otros.