La base del autoengaño

Los mecanismos de defensa son una especie de estrategias que nuestra mente emplea para aliviarnos de cosas o situaciones que resultan difíciles de aceptar.

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FotoEDH / Archivo

Por José María Sifontes

2022-02-18 7:29:36

La realidad es con frecuencia muy dura y sobrepasa la capacidad de tolerarla y hacerle frente. El tener que aceptar una enfermedad que va a complicar nuestra existencia o asimilar que en lo que hemos creído o creemos es un error o pura fantasía es doloroso y puede poner en riesgo nuestra integridad mental y la idea que tenemos de nosotros mismos.

El concepto de los mecanismos de defensa fue esbozado por Sigmund Freud, quien también sentó las bases para que se integrara a la teoría del Psicoanálisis, pero fue Anna Freud, su hija predilecta y quien siguió sus pasos en el estudio de la mente humana, la que lo complementó y le dio el sentido que ahora tiene.

Los mecanismos de defensa son una especie de estrategias que nuestra mente emplea para aliviarnos de cosas o situaciones que resultan difíciles de aceptar. Hacen en cierto sentido más tolerable la vida y permiten mantener la integridad de nuestra autoimagen. Se encuentran en el Ego o el Yo (de acuerdo con la Teoría Estructural de la Mente) por lo que son en gran parte inconscientes, es decir que no nos damos cuenta de que están actuando, al menos hasta que el peso de la realidad es tan abrumador que se vuelve ineludible.

Se han descrito infinidad de mecanismos de defensa, pero existe uno que es central y que es compartido por todos, la Negación. Consiste, como su nombre lo indica, en negar una realidad molesta o dolorosa. Una persona recientemente diagnosticada de diabetes puede simplemente negar esa realidad, y pensar que no es cierto, que el médico se equivocó, y que es un inepto. Cuánto tiempo permanecerá en ese estado de negación, esa es la cuestión. Mientras tanto se mantendrá en la creencia, y comiendo lo que se le antoje.

Los mecanismos de defensa se clasifican de acuerdo con su nivel de complejidad, su elaboración. Están los primitivos o básicos, como el de negación ya mencionado. Otros ejemplos son la Represión (olvidar un evento traumático o una responsabilidad molesta), y la regresión (volver psicológicamente a un estado previo, más seguro y cómodo). Están los que podríamos situar como intermedios, un tanto más complejos y resistentes a la autocrítica, como la Proyección (adjudicar a otros faltas o defectos que son nuestros) que se ejemplifican muy bien por aquellas frases como “ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga que hay en el suyo” o “si quieres saber el defecto de alguien escucha lo que más critica”. La Racionalización es otro mecanismo de esta categoría y consiste en dar justificaciones aparentemente racionales con el objeto de ocultar a los demás o a uno mismo, las motivaciones profundas o la censura. Con este recurso la persona justifica su proceder o sus decisiones, aunque sean negativas, antiéticas o simplemente contrarios al ideal de su autoimagen. Cuántas veces no vemos o escuchamos personas que justifican en sí mismos o en sus allegados conductas que reprochan en otros. Pueden creer que están por encima de la moral y que en su caso el fin justifica los medios. Raskolnikov en Crimen y Castigo justificaba el homicidio cometido creyéndose un ser especial, tipo el superhombre de Nietzsche, con prerrogativas más allá de los otros hombres.

Al final de cuentas estos mecanismos de defensa son una forma de autoengaño, algo que puede dar paz mental por un tiempo, pero que termina siendo vencido por la evidencia.

Médico Psiquiatra.