En 2021, La Galera Teatro & Café avanzó un trecho más con paso firme.
Reacio a subordinar su proyecto a la virtualidad, René Lovo se apegó al lento proceso de reapertura de los espacios públicos, a los protocolos sanitarios y al enorme deseo de su público de volver a disfrutar el teatro ‘in situ’.
“... fue un año de fe y perseverancia. Fue cuando volvimos a abrir la sala de teatro y comenzamos a sobrevivir con la pandemia de manera activa, pero a medio pulmón. El aforo de 60 personas por función se redujo a menos de la mitad, el miedo invadía y limitaba toda la operatividad y las decisiones de la gente. Pero decididamente hicimos la programación y a medida que avanzaba la campaña de vacunación que daba más confianza a la gente, nosotros estábamos más convencidos de que era necesario vacunarnos de teatro...”, afirmó la mente detrás de esta iniciativa de teatro independiente.
En esa temporada 2021, y bajo una nueva dinámica, el público ávido de sano entretenimiento no solo disfrutó de 13 puestas en escena —algunas estuvieron en cartelera dos fines de semana, un mes y hasta dos meses—, también tuvo la oportunidad de ser parte de presentaciones de libros, lecturas poéticas y homenajes a artistas.
Para celebrar esos 7 años de arduo trabajo y pasión por el teatro, en un país que adeuda muchísimo al gremio, La Galera invita a su público a partir el pastel, en un Karaoke bailable, junto a DJ Mondongo. La cita es el sábado 5 de febrero, a partir de las 7:30 de la noche, en las instalaciones del teatro. La dirección es la misma: Condominio 2000, esquina entre bulevar Los Héroes y calle de Las 3 torres, en San Salvador.
Y, ¿habrá algún programa especial para festejar este nuevo aniversario? “De momento estamos enfocados en los ensayos de Ricardo III (que debutó el año pasado). Celebraremos el aniversario con una fiesta y la partida del pastel el Sábado 5 de febrero. Y con la temporada de Ricardo III estaremos celebrando el día mundial del teatro en el mes de marzo. Luego vendrán un par de estrenos de dos meses de temporada y entre estos, el montaje del premio IBERESCENA que La Galera Teatro ganó en conjunto con Escena Norte de Omar Renderos, Leandro Sánchez y Diego Fernando Montoya dramaturgo y director colombiano”, detalló el gestor cultural, chef, actor y director.
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Y aunque la oferta de espacios apropiados para hacer teatro en El Salvador ha crecido (ya hay cinco funcionando), Lovo está convencido de que los retos de las artes escénicas en el país siguen siendo los mismos. “... el movimiento teatral es mucho más grande que estos espacios, no se circunscriben a esto. Si bien es cierto que con la apertura de estos espacios los grupos independientes tienen más posibilidades de presentar sus obras; hay un problema más general que nos envuelve a todos. Las obras de teatro agotan su público en dos meses, todavía no logramos mantener temporadas de tres meses o más”, reflexionó el creador de La Galera.
Es aquí precisamente, que la relación entre espacios públicos y las políticas de Estado entran en juego.
“El teatro y el público, el arte y la sociedad, los artistas y el Estado se retroalimentan y fortalecen una nación, un sentir, una inteligencia, una identidad. En este sentido vendrán tiempos en que miles de estudiantes deberán o desearán ver teatro. ¿Dónde lo harán? Pronto será necesario acercar la dinámica del teatro independiente y el desarrollo general del país para trabajar con el propósito de que la ciudadanía consuma teatro, productos artísticos y poéticos. ¿Cómo hacer esto sino a través de las alianzas de la sociedad con el Estado?”, enfatiza Lovo.
Para él, aunque el gobierno ha apoyado bastante a los diferentes sectores artísticos a lo largo de la pandemia, hay mucho qué hacer... “lo digo en el sentido de ir apoyando producciones, grupos, propuestas más específicas donde se distingan y diferencien los lenguajes, la calidad de construcción de propuestas y se difundan entre la sociedad, sin abandonar el apoyo general que se ha iniciado a través de las ayudas a la recuperación económica”.
Lovo tiene mucha expectativas en las nuevas generaciones, aunque reconoce que el problema de fondo del teatro en El Salvador es la formación artística.
"... en un país donde nunca se apostó por la formación académica del teatro y donde se pierde la memoria de forma atávica, y se deslegitiman los aportes de las anteriores generaciones, se tiende a querer borrar y hacer cuenta nueva. Es complicado encontrar un equilibrio en esta situación. Se vuelve un problema político y cultural. Pero en términos generales, el problema sigue siendo de fondo mientras no se resuelva el tema de la formación. Afortunadamente el Estado ya cuenta con un banco de datos de artistas, la pandemia le permitió al gobierno hacer este inventario y, esto permitirá en su momento apostarle a una mejor planificación de los programas y planes oficiales. Veo una nueva generación de teatro con mucho potencial, con nuevas oportunidades, una mayor apertura y comunicación con el exterior, percibo un sector joven con mucha hambre y deseo de crear...", resaltó