Desde pequeño, Gustavo Adolfo Quintanilla hizo de pinceles y lienzos sus juguetes favoritos. La pasión por la pintura despertó en él a muy corta edad y a pesar de las limitantes económicas, juró nunca abandonar ese talento. Al crecer, quiso convertirse en artista de las artes plásticas y, hoy, a los 29 años, lo empieza a lograr.
Este compatriota originario del municipio de Soyapango, en San Salvador, no posees estudios de ningún tipo de técnica, tampoco provine de una familia de pintores, pero su habilidad innata para crear, le ha permitido ir trazando una trayectoria.
“Mi pasión por el arte comenzó desde que estaba pequeño. Recuerdo que tenía un cuaderno que era exclusivamente para mis dibujos, el cual lo utilizaba en mis tiempos libres para dibujar todo lo que se me viniera a lamente”, detalló.
A partir de ahí, Gustavo entendió que tanto el dibujo como la pintura lo desconectaban de la realidad para introducirlo en un mundo lleno de colores y figuras.
“Cuando ya le había agarrado el gusto a la pintura, sentí que eso era lo mío, lo que me gustaba hacer y lo que totalmente me desconectaba de todo”, indicó, mientras recordaba las primeras obras que lo motivaron a seguir en su afán.
Su formación académica llegó hasta Bachillerato Contador, pues debido a la falta de recurso económico no pudo cursar una carrera para formarse en esta rama. Pero no descarta en un futuro ingresar a alguna academia para pulir sus conocimientos y luego convertirse en un maestro de artes.
“Me hubiese gustado poder prepararme más, pero debido a la situación no pude... igual me gustaría estar en una escuela de artes para aprender más de lo que ya sé, para mejorar el nivel en el que estoy. Mi sueño es convertirme en un maestro de artes para poder impartir mi conocimiento a aquellos que quieran aprender de este mundo”.
El salvadoreño es consciente que en el país la vida de un artista es muy difícil, pues la mayoría se enfrenta a una realidad carente de oportunidades y apoyo para dicho gremio. Sin embargo, no descansará hasta cumplir sus metas.
Por ello, ha hecho que sus obras vayan más allá de la belleza. Luego de enfrentar la crisis sanitaria por covid-19, decidió sacarle provecho a su talento y comenzó a vender sus piezas para obtener ingresos económicos.
Según Quintanilla, las claves para hacer realidad los sueños son: “apasionarte de lo que haces, dejar el miedo a un lado, el qué dirán, el miedo a me voy a equivocar, porque todos tenemos el derecho a equivocarnos, a cometer errores y solo así vamos a mejorar”.
El cuscatleco, que se declara un apasionado de los colores y los paisajes, utiliza todo tipo de técnicas en sus obras, pero sus favoritas son el yeso pastel y el acrílico, porque estas le dan un toque mágico a sus creaciones.
“Me inspiro viendo, me gusta ver muchos paisajes, flores y la naturaleza. Creo que los que somos artistas sabemos que agarrar un pincel y estar frente a un lienzo es una experiencia que, a muchos puede parecerle aburrida, pero para nosotros es nuestra pasión”, resaltó.
El pintor salvadoreño Ovidio Martínez ha sido su maestro y motivador espiritual, ya que la mayoría de sus conocimientos en las artes las ha adquirido de él y, sin duda alguna, lo ha impulsado a ser disciplinado y perseverante.
“Una de mis metas es ser mejor cada día y ser reconocido a nivel internacional, no pierdo las ilusiones de viajar a otro país para exponer mis obras, pero sé que debo esforzarme más todavía para alcanzar ese sueño”, destacó.
Por el momento, Quintanilla lleva de la mano su trabajo y su carrera artística, pues luego de sus labores diarias dedica de tres a ocho horas a pintar sus cuadros. Además, imparte clases a su primo menor, quien se ha convertido en su primer alumno.
“Mi talento lo describiría como una pasión, porque me gusta no solo admirar lo que yo hago, sino también el trabajo de muchos pintores de acá o de otros países”, concluyó.
Las innumerables creaciones del salvadoreño van desde retratos, paisajes, arte abstracto, impresionismo y abstracto figurativo, entre otros. Estas se pueden apreciar en su cuenta de Facebook: Gus Adolfo Quintanilla