Ganarles el presente

Este 16 de enero es la conmemoración de los Acuerdos de Paz, muchas personas han expresado que ese día saldrán a las calles a marchar. Ese día es perfecto para hacerle saber al régimen que no nos van a robar el pasado ni el futuro y que estamos dispuestos a resistir hasta ganarles a ellos el presente.

descripción de la imagen
Foto/ Lissette Lemus

Por Andy Failer

2022-01-14 5:53:47

Un día después de que Daniel Ortega se colocara a él mismo la banda presidencial, el aparato de propaganda del oficialismo salvadoreño se activó para posicionar la reelección presidencial de Bukele para 2024, al mismo tiempo, sus diputados cyan decidieron dinamitar los Acuerdos de Paz en el salón azul de la Asamblea Legislativa, eliminando a punta de decreto la conmemoración de estos. También, un día antes de la sesión plenaria de este martes 11, uno de sus diputados anunciaba desde el seno de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, sin pena alguna, que habría más persecución política a través del sistema judicial.

Esta es una muestra muy clara de lo que le espera a El Salvador para este 2022. La deriva autoritaria se acelera aún más y los planes dictatoriales de los Bukele se esconden cada vez menos.

El oficialismo ha impulsado, como con todo lo que hacen, una narrativa política que hace distinciones entre lo que es bueno y malo desde la perspectiva del presidente Bukele. En este caso, el régimen descalifica los Acuerdos de Paz, insinuando que éstos solo trajeron impunidad para los líderes de la derecha y la izquierda; dicho de otra forma, ellos tratan de sembrar el concepto de una especie de “pacto de corruptos”. Y así, con argumentos escuetos y propaganda populista, destruyen desde sus cargos públicos un acuerdo que fue un ejemplar para todo el mundo, el mismo acuerdo que les ha permitido llegar al poder por la vía democrática.

No es justo ni sano, para lo poco que queda de democracia en el país que este grupo de personas mezquinas destruyan los cimientos del joven Estado de Derecho de El Salvador, todo con la única finalidad de servirle todo el poder a una sola persona, mientras ellos y ellas esperan a que caigan las migajas de la mesa.

Es cierto, los Acuerdos de Paz le quedaron debiendo mucho a El Salvador, pero nadie puede deslegitimar ese espacio y ese documento que suscribieron personas de ideales tan opuestos, para darle un poco de esperanza a un país que había derramado tanta sangre. Nadie tiene el derecho de reabrir esas cicatrices. Hacerlo sería violar la dignidad de la memoria colectiva de este país. Por ello, es que esta aberración de padres y madres de la Patria que besan la mano de su dictador son, verdaderamente, personas indignas del esfuerzo y sufrimiento de este país.

Si existe algo que puede ilustrar el fallo que generó la mala ejecución de los Acuerdos de Paz –ojo, la ejecución, mas no su espíritu– es que 30 años después, como consecuencia de muchas malas decisiones y acciones de sus protagonistas, hemos heredado el autoritarismo y populismo de los Bukele. Pero aún así, estos acuerdos representan el inicio de un Estado de Derecho y aunque unos pocos lo pretenden destruir, el espíritu de madurez política del ‘92 nos invita a no desistir, porque aunque nos toque levantar escombros, ese Estado de Derecho debe imperar.

Estos tiempos son oscuros y el retroceso democrático de este país es inminente. Pero ningún decreto podrá borrar la historia de El Salvador, una historia que nos ha demostrado que ningún dictador es invencible y que ninguno lo será. El régimen lo sabe y por ello quiere sepultar nuestra historia. Porque esta disputa del pasado lo que pretende es arrebatarnos el futuro. George Orwell, en su obra “1984”, nos lo plantea de mejor manera cuando nos hace reflexionar sobre una icónica frase que se apega muy bien al contexto político que atraviesa El Salvador: “Quien controla el pasado controla el futuro; quien controla el presente controla el pasado”. Este 16 de enero es la conmemoración de los Acuerdos de Paz, muchas personas han expresado que ese día saldrán a las calles a marchar. Ese día es perfecto para hacerle saber al régimen que no nos van a robar el pasado ni el futuro y que estamos dispuestos a resistir hasta ganarles a ellos el presente.

Comunicólogo y político.