Sí, en este atribulado mundo de incertidumbre, de catástrofes, de deforestación, de contaminación y de trastornos ambientales ocasionados por el hombre mismo, existen energúmenos. Pero también en este mundo de adelantos científicos, de descubrimientos asombrosos, en este mundo de la internet y de la ciencia moderna, hay locos furiosos, con intenciones de agredir y aún de matar.
Los hay en todos los países, aún puede haberlos en Suiza -uno de los países más cultos-, ya no digamos en las naciones más desarrolladas, como España, Francia, Inglaterra, Egipto; en los países de América.
En América Central, de la que don Napoleón Viera Altamirano sugería hacer del istmo una sola nación, una nación de hermandad, superación y paz, pues también, desafortunadamente, hay energúmenos.
El “Diccionario de la lengua española”, de la RAE, define el término ‘energúmeno’, tanto para el femenino, como para el masculino, así: “1. Persona furiosa, alborotada. 2. Persona poseída del demonio”.
Sinónimos de energúmeno son estos: endemoniado, poseso, arrepticio, endiablado, perjudicial, dañino, condenado, maldito, exaltado, furioso, alborotado.
Y aun en países desarrollados como China Popular, para el caso, existen arrepticios -aunque usted no lo crea-. Y si no, lea la portada de este periódico, y el reportaje en la página 4 de fecha 5 de enero de 2022, que dice “Empleado de empresa china agrede a dos periodistas de EL DIARIO DE HOY”.
Se trata de la agresión contra dos reporteras de este rotativo, quienes en el ejercicio de su labor profesional tomaban fotografías del destruido edificio de la Biblioteca Nacional, cuando un energúmeno de origen chino les impedía hacer las tomas, tapando la lente con su mano y vociferando en idioma aparentemente chino.
El referido energúmeno pertenece a la empresa de China Popular, Yanjian Group, contratado por el Gobierno salvadoreño para construir el nuevo edificio de la Biblioteca.
Y aunque usted no lo crea, de esta clase de energúmenos los hay aquí en El Salvador, en todas las esferas sociales, en todas las profesiones. Pues hay endemoniados abogados, diputados, militares, policías, profesores violadores sexuales y hasta sacerdotes; puede haber energúmenos médicos o intelectuales que cometan delitos que rayan con la delincuencia.
Y en relación con la palabra ‘energúmeno’, el libro “Origen de las palabras estrafalarias, del lingüista español, doctor José Calles Vales, Editorial LISBA, Madrid, España, 2002. Dice así:
“energúmeno. Adjetivo. Mala bestia; bruto; maleducado y cruel. En el siglo XVIII aún se identificaba a los energúmenos por endemoniados, poseídos por el demonio. La raíz está en la lengua griega, donde ya existía la voz ‘energoumenos’ para designar a los que estaban influidos o poseídos por algún espíritu, sobre todo por espíritus malignos o demonios. La voz griega estaba formada por ‘energeia’ (fuerza, poder, acción) y ‘menos’ (furia rabia), y así se puede deducir que un ‘energoumenos’ era quien tenía dentro y poseía furia y rabia”.
Valientes y laboriosas, pues, las periodistas de EL DIARIO DE HOY, quienes enfrentaron a un endemoniado, logrando realizar una labor periodística excelente.
Sólo así, nuestros periodistas hacen patria, y hacer patria es dignificar al país con un trabajo excepcional, como las reporteras referidas. ¡Sí, señor!
Maestro, psicólogo, gramático.