El santo de la pandemia

Una parte de la población actual, conocida por su escepticismo con respecto a lo religioso, puede volver sus ojos y pensamientos a lo celestial cuando la situación global está en crisis

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El partido entre el París y el Lyon, por la Copa de Francia, no se pudo finalizar. Foto / AFP.

Por Mario Aguilar Joya

2021-12-17 4:30:56

Desde la época del cristianismo antiguo, los padecimientos producidos por las enfermedades eran considerados una prueba que Dios enviaba a los humanos, tal como se observa en la interpretación que se le da al Libro de Job. A pesar de que en la medicina de la Edad Media se percibía con fuerza la influencia de Hipócrates y la doctrina de Galeno, esto no ayudó a cambiar el patrón de creencias populares con respecto a las causas de las dolencias y enfermedades, con la salvedad quizá de que cada vez más religiosos promovían que la finalidad última de estas pruebas era lograr el acercamiento a Dios.
En esa época progresa el concepto de los santos como patrones de diferentes enfermedades o de los enfermos. Por ejemplo, San Ramón “Nonato”, considerado el patrón de las embarazadas, parturientas, recién nacidos y también de las parteras. El término “Nonato” proviene del latín que significa “no nacido”, en referencia a que Ramón fue extraído del vientre materno después de que ella había fallecido. Otros santos famosos por razones médicas eran: San Benito, que curaba las piedras renales; San Lorenzo mejoraba el eczema, y San Pedro Mártir, representado con un hacha en medio de la cabeza y a quien se le atribuía que mejoraba a las personas que sufrían precisamente de migrañas.
No era extraño que las personas se aproximaran a diferentes santos con la intención de mejorar sus padecimientos, sobre todo considerando el pobre resultado que obtenían de los remedios, infusiones y pócimas que lograban obtener de los médicos de la época.
En esta perspectiva también aparecieron santos patronos de la medicina: San Cosme y San Damián, dos hermanos mártires quienes fueron torturados, quemados vivos y al sobrevivir fueron decapitados. Estos dos hermanos, junto con San Lucas el evangelista, figuran como patrones de los médicos y cirujanos.
Alrededor de la mitad del siglo XIV, durante uno de los tantos episodios de la Peste Negra y debido a la enorme mortandad que producía, la población se aferró a San Roque, a quien proclamaron patrono de los enfermos de peste. En 1584 es canonizado y hecho formalmente santo patrono de los peregrinos, de los afectados por las diferentes pestes y debido a que en su iconografía se le representaba con un perro, se le denomina santo patrono de los caninos.
A pesar que con el pasar de los siglos el concepto de enfermedad como castigo de Dios fue modificándose por los adelantos promovidos por las ciencias biológicas y médicas, no es extraño que aún en la actualidad el concepto de enfermedad como castigo divino todavía permanezca en el imaginario popular de un amplio sector de creyentes.
Ejemplo de esto es un estudio recientemente realizado en el Departamento de Medicina de Azienda Sanitaria Universitaria, Hospital “San Giovanni di Dio” en Gorizia, Italia. (Ethics, Medicine and Public Health, artículo 100674. Septiembre 2021), en donde se investigó a 1158 personas pertenecientes a la comunidad cristiana europea cuestionándolos: ¿a qué santo patrono le pedirían sanidad en caso de sufrir la enfermedad covid-19?
Los resultados mostraron que el 48% de encuestados (558 personas) respondieron que solicitarían ayuda divina a Santa Rita de Casia, religiosa italiana conocida como santa patrona de los casos imposibles. El 23% (268 participantes) aseguró que acudiría a San Roque, el ya conocido santo patrono contra todas las plagas y pestes.
Este estudio nos hace reflexionar sobre muchos aspectos, algunos de ellos relativamente triviales; sin embargo, la mayor parte de datos recolectados nos llevan a recapitular que uno de cada dos encuestados pensaba que el manejo de la pandemia era difícil de controlar únicamente por la ciencia. Más aún, nos reseña cómo una parte de la población actual, conocida por su escepticismo con respecto a lo religioso, puede volver sus ojos y pensamientos a lo celestial cuando la situación global está en crisis.

Doctor en Medicina y en Teología.