Todo apunta a que la Asamblea Legislativa descartará el voto postal que se usó en dos elecciones presidenciales para los salvadoreños en el exterior y se usará el voto electrónico, ya sea en modalidad presencial en consulados o por internet, algo que preocupa a expertos por la poca capacidad en El Salvador para auditar estas votaciones.
El Gobierno no ha escondido su intención de usar el voto a través del internet, pues el anteproyecto de ley que envió el Presidente Nayib Bukele incluía esta modalidad, pero en un confuso cambio de postura, la comisión de Reformas Electorales terminó avalando una ley que no fija la metodología para emitir el sufragio en el exterior.
Esa ley, aprobada el 14 de septiembre, derogó la Ley anterior que se usó en las presidenciales de 2014 y 2019, la cual usaba el voto por correo tradicional. En 2014 votaron 5,433 salvadoreños desde 10 países; en 2019 el número de votantes desde el extranjero se redujo a 3,808 pero desde 18 países.
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“Con base en el tipo de población que aquí tenemos, propongo que se instale un sistema mixto. De esta manera se garantizaría la participación de los salvadoreños de la tercera edad que no pueden usar la tecnología”, expresó el representante de la diáspora en Australia, Josué Escobar el fin de semana pasado en la consulta que realiza la Comisión de reformas electorales.
Mientras que los salvadoreños que residen en Estados Unidos y Canadá se decantaron por el voto electrónico, pues dijeron que por sus trabajos les resulta menos engorroso que tener que llegar hasta los consulados a votar de forma presencial o postal.
“A algunos les favorece votar por vía electrónica, otros quieren votar de manera presencial a través de los consulados, otras personas de manera híbrida. Eso es lo que nosotros queremos”, dijo esta semana el diputado Mauricio Ortiz.
Poca capacidad
El conocedor de procesos electorales Carlos Araujo, exmiembro de la Junta de Vigilancia Electoral (JVE), consideró positivo que los diputados pidan la opinión de la diáspora, pero está claro que la metodología a usar debe garantizar, ante todo, que la voluntad del elector se respete.
“Lo más importante para un país y para una institución electoral es que las formas que se seleccionen para cualquier etapa de un proceso electoral tienen que plenas garantías que el voto va a ser respetado y auditado por todo el mundo, que no pueda existir fraude. Eso es lo fundamental para ver que se pueda introducir modernidad en una elección”, valoró Araujo.
A su juicio, las modalidades por internet o en máquina electrónica en sede consular pueden ser más cómodas para los connacionales, pero él considera que antes que eso debe privar la seguridad del voto.
“No sólo se trata de facilidad y de modernidad sino de garantizar el ejercicio del voto y que nadie pueda hacer fraude”, apuntó el exmiembro de la JVE.
El magistrado electoral Miguel Ángel Cardoza tiene otra visión. Cree que El Salvador se decantó por el voto postal porque hace una década que se discutió, la diáspora contenía miles de indocumentados en Estados Unidos que no tenían facilidad de movimiento por el temor a ser descubiertos por las autoridades sin sus papeles en regla. Cree que es momento de evaluar si esas condiciones se mantienen.
“Lo que pensábamos allá en 2012 es que había salvadoreños con problemas de documentación. Se decantaron por no hacerlo presencial porque ponía en riesgo la situación migratoria de muchos salvadoreños al concentrarlos en un solo lugar y podía llegar migración. Eso pudo haber cambiado ya después de 10 años”, estimó el exfuncionario.
No obstante, Cardoza ve necesario también valorar si aunque la situación migratoria de los salvadoreños haya cambiado, tal vez no sea factible en términos de desplazamientos a los centros de votación debido a las distancias en países como Estados Unidos.
“Uno escucha historias de gente que tiene que pedir permiso un día para ir al consulado. El voto presencial le servirá a un grupo, la mejor opción es que dejen la alternativa: presencial quien puede o mediante dispositivo desde su casa”, opinó el exmagistrado.
Dudas técnicas
Ante ese panorama, la posibilidad de que los connacionales puedan decidir entre voto presencial en consulado y voto por internet parece congruente, pero tiene sus bemoles, sobre todo a nivel técnico.
“Sinceramente, no lo creo (que haya capacidad de auditar el voto por internet). Aquí en El Salvador son bien pocos los profesionales informáticos con capacidad teórica para auditar un sistema y proceso electoral electrónico, y muchos menos los que tienen experiencias reales. Tocaría traer gente del extranjero, y esos servicios no son baratos. Con las finanzas casi en quiebra, es muy improbable que un partido pueda pagar un técnico especialista”, dijo a El Diario de Hoy Carlos Palomo, experto en datos.
El exmagistrado Cardoza secunda esa opinión, aunque con matices en el sentido que los partidos deben de intentar hacer este tipo de auditorías digitales.
“Como todo tema digital tiene sus problemas. Por garantía, todos los partidos políticos deben de participar en la instalación de ese proceso, para que tenga la certeza qué sistema se está usando y debe ser un sistema robusto en contra de ataques”, consideró.
El más incisivo es Araujo, quien además de las vulnerabilidades tecnológicas, desconfía de la institucionalidad con la actual conformación del Tribunal Supremo Electoral, el garante de que los resultados se respeten.
“Tengo dudas de esa institucionalidad electoral en este momento, por lo que está pasando, cuando de repente la Sala que se ha tomado el puesto de la Sala legalmente electa, de la noche a la mañana y sacado de la manga de la camisa, emite una resolución habilitando una reelección presidencial contraria a la Constitución y un Tribunal Supremo Electoral que inmediatamente responde que va a acatar. Eso me genera dudas del compromiso de esa entidad (TSE)”, respondió Araujo.
Entonces, puestos así los posibles riesgos, ¿qué opciones viables hay para enfrentar esta disyuntiva?
“Primero, que quien la planifique y ejecute tenga experiencia en la materia, que sea confiable e internacionalmente reconocido. Aquí es muy importante señalar que debería evitarse al máximo contratar empresas de dudosa procedencia, de reciente creación o con escasa experiencia en este tipo de procesos”, afirma Palomo, además presidente de la fundación Transparencia, Contraloría Ciudadana y Datos Abiertos (TRACODA).
Araujo no da opciones a esta alternativa y ve más fiable invertir para perfeccionar el voto postal.
“Hoy por hoy sigue siendo la única vía creíble y con garantías el voto postal. Se le puede meter más tecnología para facilitar inscripciones, solicitudes…es perfectible, pero da garantías”, concluyó.
Palomo da una última recomendación: dotar de recursos ya sea a los partidos o a la JVE para que fiscalicen el proceso en tiempo real.
“Yo apostaría por una auditoría previa, concurrente y posterior, que acompañe todo el proceso para garantizar transparencia e integridad. Además, es indispensable que se habilite a los actores en contienda a nombrar a sus propios peritos en caso de poderlos pagar o, como mínimo, dotar de fondos a la Junta de Vigilancia Electoral para contratar su propia auditoría independiente”, concluyó el experto en datos informáticos.