Durante tres días Sarah Ransome tuvo que soportar continuas violaciones, abusos, violencia y hambre como prisionera de Jeffrey Epstein, en una isla privada en el Caribe.
“Sabía que había tiburones en el agua, pero tenía que escapar”, Ransome ahora tiene 37 años y ha brindado desgarradores detalles sobre la experiencia que vivió y la forma en la que fue engañada para volar en un jet privado junto a otras jóvenes al refugio de Epstein.
En una entrevista con Daily Mail la víctima señaló que su agonía era tanta “En ese momento, la muerte era preferible a una violación más”. En un intentó desesperado se arrastró por la playa para tirarse al mar, pero sus planes fueron frustrados cuando Ghislaine Maxwell, la alcanzó a bordo de una cuatrimoto y dijo fríamente “Está bien, cariño. Ven conmigo”.
Esto forma parte del primer testimonio publicó luego que la Fiscalía estadounidense terminara de presentar su caso en el juicio por tráfico sexual contra Ghislaine Maxwell.
El caso de Ransome llama la atención debido a que las víctimas de Jeffrey eran menores de edad con bajos recursos; sin embargo, ella era procedente de una familia aristocrática escocesa, a la que decidió renunciar para viajar a Nueva York y estudiar moda. “Era joven e ingenua. No conocía a nadie. No tenía ni idea del nido de víboras en el que me estaba metiendo” señaló Ransome.
Todo habría empezado en un club nocturno donde una chica llamada Natalya le empezó a hablar luego de confesar que no tenía familia ni amigos en dicha ciudad decidieron intercambiar números de teléfono. Poco tiempo después la misteriosa chica que se mostraba muy amable se puso en contacto para avisarle de una gran oportunidad con un “filántropo” que la podía ayudar a estudiar moda.
Esa misma semana las jóvenes fueron reunidas en una sala de cine con el mismo Jeffrey para ser seleccionadas, Ransome había sido elegida debido a su vulnerabilidad una joven de 22 años sola en una gran ciudad.
“En mi ingenuidad, me sentí agradecida por haber caído de pie al conocer a estos nuevos amigos. No tenía ni idea de que me estaban preparando para entrar en el infierno” argumentó.
Solo una semana después su “amiga” Nataly le dijo que el multimillonario iba a pasar un fin de semana en su isla con el grupo de chicas. “El avión privado salía al día siguiente y no tenía que llevar nada porque todo lo que necesitaba estaba en la isla. ¿Qué joven de 22 años habría dicho que no? Pensé que me había tocado la lotería” señaló Ransome.
Pero los abusos empezaron durante el mismo vuelo del jet 727 privado cuando Ransome despertó por los fuertes gemidos procedentes de una cama donde Jeffrey se encontraba con una de las chicas del grupo. Al llegar a la isla les retiraron sus pasaportes y celulares para mantenerlas incomunicadas.
“Jeffrey quiere verte” fueron las palabras de su amiga Nataly antes de llevarla a con el “monstruo”. “Esa fue la noche en que me violó por primera vez. Me dijo que me quitara el vestido y que me tumbara en la mesa de masaje. Me dijo: Esta noche te voy a enseñar a ser una mujer. Yo gritaba para que se detuviera” sostuvo Ransome durante su entrevista.
Entre las amenazas de muerte y las promesas de pagarle una prestigiosa casa de estudio Ransome la hizo quedar atrapada en la red de violación e incluso llegar a depender económicamente de su abusador.
“Ghislaine era una mujer que oscilaba entre la locura de la jefa y la figura materna”, a la que se debía obedecer en todo lo que dijera como lo había ordenado Jeffrey.
Tras una serie de ataques brutales por parte de Epstein, Sarah escapó a Inglaterra: “En mayo de 2007. Simplemente hui. Estaba destrozada”. Llamó a su madre, que le compró el billete de avión de vuelta a Heathrow. Sarah vivió con miedo y se mudó 47 veces en los años siguientes.
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