Estimados amigos en Washington:
Luego de haber pasado personalmente por el interrogatorio de la Comisión de la Inquisición, y luego de ver cómo acosaron y acusaron a Miguel Ángel Simán, tengo que confesar que me causó enorme satisfacción que el gobierno Estados Unidos haya certificado públicamente que quienes han negociado una tregua entre el gobierno y las pandillas son altos funcionarios del actual gobierno. Mencionan con nombres y apellidos a Osiris Luna Meza, el director general de Centros Penales, y Carlos Marroquín (conocido en las pandillas como “Slipt”), el jefe de la Dirección de Tejido Social de Gobernación. Aunque no lo dice el comunicado del Departamento de Tesoro, todo el mundo entiende: detrás de estos funcionarios de tercera categoría está el presidente Nayib Bukele.
Un amigo me comentó esta noticia: “Este hecho pone la discusión a otro nivel. Se invierte el papel de la Comisión de antejuicio: los que se comportan como jueces ahora se vuelven acusados. Son ellos que negociaron un pacto entre gobierno y pandillas”.
Es correcto, aunque no creo que con esto desparecerán las acusaciones ridículas contra Miguel Ángel Simán de haber, desde su posición de coordinador del Plan País que entregó a Norman Quijano, participado en negociaciones entre ARENA y las pandillas. Van a seguir haciendo este tipo acusaciones con más fuerza, para desvirtuar las graves acusaciones que el gobierno de Estados Unidos le está haciendo al gobierno Bukele por su pacto-tregua con las pandillas. Sólo que a partir de ahora, ya nadie les va a creer. Están sentados en una casa de vidrio tirando piedras.
¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué impacto van a tener las sanciones anunciadas? No creo que Osiris o el Slipt tengan propiedades o inversiones en Estados Unidos que se les podrían congelar. Pero los hermanos Bukele sí. La canciller Alejandra Hill, sí. Gustavo Villatoro y Juan Carlos Bidegaín, quienes como ministros de Seguridad y Gobernación son los superiores directos de Osiris y Slipt, probablemente sí tienen propiedades, cuentas o paquetes de acciones en Estados Unidos… ellos o sus familiares, entre los cuales está la ministra de Educación...
Va a pasar que todos ellos, aunque ahora no aparecen con nombre y apellido en la lista negra del Departamento de Tesoro, se sientan avisados. En cualquier momento pueden ellos figurar en esta lista, a la par de jefes de las mafias de los Balcanes.
Otro amigo decía que probablemente la estrategia de sanciones “a cuenta gota” no funciona, porque el sistema corrupto en la mira se va adaptando gradualmente a la presión. Tomando en cuenta esta preocupación, sería aconsejable que el gobierno de Estados Unidos (y otros) dejen caer las gotas cada vez más gruesas y más frecuentes. Goteo permanente perfora rocas. Pero el sistema de corrupción y autoritarismo que se ha instalado en el control del Estado en El Salvador ni siquiera es rocoso. Más bien es un campo de escombros, donde cualquiera se resbala...
En su frustración con los permanentes berrinches de Bukele, algunos en Washington ya propusieron sanciones como la suspensión del comercio libre con El Salvador. Pero no se dejen llevar por la desesperación. No impongan sanciones que afectarían a la economía nacional y de las familias salvadoreñas. Sancionen con dedicatoria personal a los responsables de la corrupción y el desmontaje de la democracia, hasta llegar a la cúpula que realmente es responsable. Respondan inmediatamente a cada atentado nuevo contra nuestro Estados de Derecho, a cada acoso a empresarios, cada ataque a medios de comunicación, fundaciones y ONG, cada detención arbitraria, cada uso de la justicia con fines políticos.
Ustedes no van a cambiar este gobierno, esto nos toca a nosotros. Pero pueden aumentarles el precio por cada berrinche y cada ataque a la democracia.
Saludos, Paolo Luers