Una persona muere por diabetes en el mundo cada siete segundos y en El Salvador, de unas 600,000 personas que padecían la enfermedad a finales de los 80s, ahora hay por lo menos 1,500,000. La diabetes acabó con la vida de 583 personas el año pasado en hospitales del Ministerio de Salud, y está comprobado que tres de cada 10 pacientes que se han contagiado por Coronavirus en el mundo tenían diabetes, la enfermedad que eleva el nivel de glucosa en la sangre y que, como consecuencia, genera una baja en la inmunidad de las personas.
Por estos y más datos preocupantes, el doctor Roberto Cerritos continúa su batalla contra esta enfermedad crónica, una decisión que tomó cuando tenía 27 años y recién se graduaba como médico en la Universidad de El Salvador.
Fue en el año 1973, cuando escuchó en la Universidad de St. Louis unas charlas de especialistas para guiar a las personas con diabetes, que el doctor Cerritos decidió enfocarse en estudiar este mal.
Fundó la Asociación Salvadoreña de Diabetes (ASADI) en 1986, educó pacientes y formó a otros médicos; y todo este camino acaba de ser reconocido por la Federación Internacional de Diábetes con el Premio Juan José Gagliardino, el 20 de noviembre.
¿Cómo impacta la covid-19 en la población con diabetes?
Los diabéticos somos gente que estamos más fácilmente afectadas por la covid. Mantener el azúcar alta nos quita una parte importante de nuestras defensas, que es la inmunidad, que está disminuida; entonces el virus entra y como ka diabetes en sí es un fenómeno inflamatorio, el virus al sumarse va a provocar una superinflamación.
Esto hace que las neumonías aparezcan más fácilmente, así como otras complicaciones del covid en diabéticos. Estadísticamente, se ha probado que 30% de los pacientes con covid son diabéticos.
¿Qué provoca el Coronavirus en las personas con diabetes?
Las consecuencias del virus del covid te van a inflamar el páncreas también. Si sos diabético, te va a empeorar la diabetes. Y si no sos diabético, la inflamación en el páncreas te va a volver diabético.
Aparte de la presencia de covid-19 y por la historia de la diabetes en el país, ¿cuántas personas mueren por dicha enfermedad al año en El Salvador?
En el mundo entero, cada siete segundos muere un diabético. Tal vez un poco menos en El Salvador, pero sí es una cifra grande. Lo que ocurre es que el diabético te llega a un hospital con una úlcera en el pie, y si murió, le ponen que fue por la úlcera en el pie... pero era diabetes. Lo mismo un infarto, un derrame cerebral; pero eran diabéticos. Por eso hay un subregistro y no tenemos las cifras exactas de fallecimientos por diabetes.
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¿Qué opina sobre la atención que está recibiendo la población con diabetes en el país?
Falta mucho, mucho. Le doy atención (a través de ASADI) quizá a un 25% de la población diabética de El Salvador, yo quisiera llegar siquiera al 50%. No tengo el último recuento de diabéticos, proque no he logrado hacer un censo.
En 1989, le pedí al ministro de Salud de la época que me metieran tres preguntas en el censo nacional; y con ayudas de algunos buenos salvadoreños hicimos una encuesta, que me permitió ver que eran más mujeres que hombres, más en zonas urbanas que rurales, que ocurría más en el norte que en el sur del país. Esos datos me permitieron planificar el trabajo con los diabéticos.
¿Qué dato le arrojó entonces, y qué población diabética calcula ahora en el territorio nacional?
En ese momento me arrojaba una población de 600,000 diabéticos en El Salvador. Hago un cálculo de que andamos por más de 1 millón y medio de diabéticos. Yo descubrí que soy diabético en 2001.
¿Qué atención reciben las personas diabéticas en el sistema de salud?
Hasta hace un mes, era el jefe de endocrinología del Rosales, pero ahora estoy en el Hospital Zacamil, ahí se hará un servicio de endocrinología y seré el jefe de ese nuevo servicio. Tengo allá, con las autoridades del hospital, mucha disponibilidad a ayudarme. He sentido que estoy bien donde estoy ahora. Pero falta mucho por hacer. Hay pacientes a quienes las citas les quedan para dentro de siete meses en el sistema público, es demasiado tiempo.
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¿Cuáles considera que son los errores más habituales en el día a día de una persona diabética?
Falta de una comida adecuada, no hacer ejercicio y no cumplir con sus medicamentos. El único y verdadero tratamiento de la diabetes es la educación diabetológica. No es las pastillas ni la insulina. ¿De qué te sirve decirle a un paciente que le vas a poner insulina, si no sabe por qué se la vas poner?
¿De qué te sirve decirle que no coma algo, si no sabe por qué se lo estás evitando? Hay que enseñarle por qué debe hacer ejercicio. Esa es la misión de ASADI. Un paciente diabético educado ya no va a ingresar a los hospitales, porque sabe qué está pasando dentro de él (su cuerpo), sabe que no es invento del médico el exigirle cosas importantes en su cambio de vida.
¿Cómo saber si tenemos diabetes?
La primera alerta es que seas pariente de una persona diabética. Es recomendable hacer un chequeo por lo menos una vez al año. Otro enemigo es que tengas 40 libras más de tu peso ideal, por ejemplo.
También síntomas como orinadera y sed aumentada. Si orinas más de lo que debes, te deshidratas; el organismo es sabio y te pide más y más agua. Entonces en la noche, cuando ya estás acostado, llega mas sangre a los riñones, se forma más orina y te estás levantando frecuentemente en la noche a orinar. Ese sería un síntoma de alarma.
La alimentación es un factor clave para los pacientes don diabetes, pero ¿cómo manejarlo si la persona no tiene recursos económicos?
Además hay tanto paciente que no puede comprar las medicinas, ¿cómo le vas a indicar al paciente de nuestro pueblo que coma carne todos los días? Eso no es posible. Ahí está la astucia del médico: si no puede cumplir los elementos de una comida adecuada, hay que armarle una buena comida con lo que tiene a mano. Más que todo en cantidad. Se puede, y tengo bastantes pacientes que comen sus frijoles, arroz, tortilla, huevo, pero en cantidades adecuadas. Eso los vuelve buenos diabéticos.
La dieta del diabético es la dieta perfecta, es lo que todos deberíamos comer siempre. Siempre digo que somos lo que comemos y la energía que gastamos.
EN BREVE
Reconocimiento internacional
La Federación Internacional de Diábetes, región Sudamérica y Centroamérica (SACA), entró el 20 de noviembre pasado el Premio Juan José Gagliardino al doctor Cerritos, un reconocimiento que “resalta los aportes médicos, avances de la investigación y trabajo en equipo”.
La Asociación Salvadoreña de Diabetes lo celebró como un “merecido premio para el pionero en la lucha contra la diabetes en El Salvador, anteriormente galardonado por ALAD / Novo Nordisk al hacerle entrega de la medalla Hans Christian Hagedorn por su labor destacada en el campo de la diabetología, en dos ocasiones la Organización Panamericana de la Salud (OPS) le ha hecho entrega de la Medalla Pro Salute Novi Mundi, por haber organizado y desarrollado el primer y único congreso de personas con diabetes de Centroamérica y anteriores reconocimientos por IDF SACA”.
Mensaje claro para diabéticos: vacunarse contra covid-19 ya
Aunque las dosis de biológico contra el Coronavirus pueden generar un poco de malestares, el doctor Cerritos enfatiza que las personas con diabetes tienen que aplicarse las vacunas sin dudar. “Los diabéticos somos gente que estamos más fácilmente afectadas por el covid. Mantener el azúcar alta nos quita una parte importante de nuestras defensas, que es la inmunidad, que está disminuida; entonces el virus entra y como la diabetes en sí es un fenómeno inflamatorio, el virus al sumarse va a provocar una superinflamación”, explica. El especialista comprende que algunas personas tienen temor ante una vacuna que no conocen, pero insiste en la importancia de recibir las dosis.
El control de la diabetes debe iniciar desde el médico pediatra
“El diagnóstico, educación y tratamiento de la diabetes debería iniciarse con el pediatra”, explica el doctor Cerritos, quien ve con preocupación que la mala alimentación en los niños, así como la falta de ejercicio, está provocando más obesidad en menores de edad. Un factor de riesgo hacia la diabetes. “Cuando la mamá lleva a su niño gordito al pediatra, ella feliz por eso; pero cuando cuenta que ella es diabética, y también su esposo, su primo... ahí hay que ponerle atención a ese niño”, indica el endocrinólogo. “El pediatra ahí debería empezar la educación con la familia, en cuanto a la alimentación y llevar el peso del niño, etc. Si el pediatra cumpliera con esa función, habría menos adultos que han descubierto que eran diabéticos”.