La nueva variante Ómicron del covid tiene espantado al mundo...

Mientras Estados Unidos, la Unión Europea y otros países toman medidas sobre el ingreso de extranjeros, en El Salvador no se requiere certificados de vacunación ni pruebas anticovid...

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Foto: Alecus

Por El Diario de Hoy

2021-11-29 8:47:03

Estados Unidos, la Unión Europea y otras naciones han restringido el ingreso de viajeros procedentes de siete países de África para evitar la propagación de la nueva variante del coronavirus, que se dice es mucho más contagiosa y resistente a las vacunas.

La propagación del virus obliga a todos los países a incrementar sus medidas profilácticas, ocuparse de que la mayor parte de la población esté vacunada, cuidar a los niños y personas más propensas a contraer el mal como los adultos mayores y aquellos que sufren de problemas crónicos de salud.

En El Salvador, en cambio, el régimen permite el ingreso de viajeros sin pedirles certificación de vacunas o test anticovid, lo cual ha sido cuestionado por especialistas de la salud que advierten que de esa forma puede entrar más rápidamente cualquier variante del covid-19.

Los requisitos se dejaron de exigir coincidentemente con una convención de criptomonedas patrocinada por el régimen, por lo cual se permitió el ingreso masivo de participantes que además celebraron una “apoteosis del bitcoin”.

Lo que preocupa a muchos en los últimos meses es la pasividad del régimen en lograr que los salvadoreños se vacunen, que las comunidades se protejan, que se establezcan cercos sanitarios. De hecho, los especialistas consideran que el proceso de vacunación se ha estancado y sólo hay que ver que hay días en que los principales puestos de vacunación pasan desolados, como publicó e ilustró El Diario de Hoy.

Al mismo tiempo los sindicalistas de Salud alertaron que hay un lote de vacunas que está a punto de expirar, lo cual parece no preocuparle a los funcionarios encargados, como no les quita el sueño la desgarradora pérdida de tantos médicos y personal de salud a quienes no se les dotó ni de los seguros ni del equipo necesario para protegerse, pero sí se encargó la elaboración de mascarillas a un fabricante de suelas de zapatos.

La cuasi indiferencia sobre los riesgos que presenta el coronavirus deja en manos de organizaciones sociales, grupos y líderes comunitarios, los pensantes en nuestro suelo, ocuparse en sonar las campanas, instar a la gente a vacunarse.

En Estados Unidos y otras naciones la vacunación de niños de cinco a doce años ha iniciado con éxito, pues no se reportan casos de reacciones fuertes o extrañas. La vacuna que se les aplica es la elaborada por Pfizer, que por cierto ha extendido a varios países la autorización de elaborarla, considerando la urgencia de alcanzar la deseada “inmunidad de rebaño”, lo que aún está por darse, aunque sí casi la hay en estados de Norteamérica y países pequeños.

La mayoría de gente en este mundo y donde tal cosa es usual recibe vacunas al nacer o en su primera infancia para proteger del sarampión, la viruela, la hepatitis, la influenza, a los pequeños.

“París bien vale una misa” como la salud vale un pinchoncito...

Como hemos dicho, promover la vacunación de la población, protegerla, parece no ser la prioridad del régimen en este momento, ¡aunque lo sea construir un hospital veterinario¡
La triste realidad es que atender la salud de la gente es “menos urgente”, como se evidencia en el saqueo de equipos y personal del primer centro hospitalario del país, el Hospital Rosales, cuya construcción no arranca desde hace dos años.

En esto de las vacunas, asombra y espanta la desinformación que se propaga en las redes sociales y los círculos de comadres, lo que hace que hasta gente que uno sabe que normalmente piensa bien rechaza vacunarse, y esto en todo el mundo.

Se han dado casos de enfermeras, personas que están en contacto con enfermos de covid, que prefieren renunciar a sus empleos y no vacunarse, como asimismo gente que ha perdido familiares por la peste sigue rehusando a pincharse...

“París bien vale una misa”, dijo Enrique IV, un gran rey que se ocupó del bienestar de su pueblo, al renunciar al protestantismo y asumir la corona de Francia. Pues la salud bien vale un pinchoncito, diremos nosotros...