Líderes salvadoreños que residen desde hace años en los Estados Unidos ven con preocupación la tensa relación que mantiene el presidente Nayib Bukele con funcionarios de esa nación porque estos le han sugerido al Gobierno que se ciña a la Constitución y no socave la institucionalidad.
No es que estos salvadoreños teman por su estatus migratorio, pues la mayoría residen en los Estados Unidos de forma legal e incluso muchos son ciudadanos norteamericanos, pero objetivamente creen que sus familiares en El Salvador sí pueden sufrir un deterioro en su calidad de vida por la tirantez que mantiene Bukele con la administración de Joe Biden.
“Pueda ser Estados Unidos que tome represalias. Con nosotros (los migrantes) no lo veo un efecto muy directo, porque hay países que nunca se han llevado con Estados Unidos, como Cuba, y los inmigrantes cubanos, al contrario, tenían privilegios”, razona Francisco Ramírez, presidente de Comunidades Salvadoreño Americanas Unidas (COTSA).
A su juicio, no es prudente que el presidente Bukele le haya dicho al asesor para Latinoamérica de Joe Biden, Juan González, “que se llevara su democracia a otro lado”, cuando el norteamericano dijo que Estados Unidos colabora con la comunidad internacional para evitar que El Salvador se vuelva “otra Venezuela”.
“Rotundamente, EE. UU. tiene mejor democracia que El Salvador, de eso no hay duda, en todos los gobiernos y ahora peor. ¿Cómo el señor Bukele puede decir eso? Mientras acá los magistrados son para toda la vida, los jueces son independientes. ¿Con qué moral el señor Bukele le dice esto a EE. UU. no la tiene, porque si comparamos la reelección acá se permite allá no”, valoró el presidente de COTSA.
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El director de Alianza Americas, Óscar Chacón, también ve negativo que el presidente Bukele se exprese con ese tono no solo con el asesor de Biden, sino con los tuits que envía a la encargada de Negocios de Estados Unidos, Jean Manes.
“Para el presidente de una nación con cerca de dos millones de sus nacionales radicados en EE. UU. es para ponerlo muy suavemente es muy pobre juicio diplomático estarse peleando con el representante de esa nación en El Salvador, en este caso la encargada de Negocios”, declaró Chacón, defensor de los derechos migratorios de los salvadoreños en Estados Unidos.
Más aún, Ramírez cree que el gobierno de El Salvador debe ser agradecido con la cooperación que los gobiernos de Estados Unidos han dado a lo largo de las últimas décadas y que ha permitido llevar desarrollo a comunidades alejadas de la capital, como las carreteras Longitudinal de Norte, hecha con fondos de Estados Unidos con los proyectos de Fomilenio.
“En cierta medida puede afectar la ayuda porque en el Banco Mundial Estados Unidos tiene mucha influencia y eso puede afectar los préstamos. Al final, si el Estado no paga una deuda y al final obtiene deuda por otro lado los interese son altos y el afectado no es el gobierno sino los salvadoreños”, consideró.
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Wilson Zavala, del Comité de Comunidades Unidas por Chirilagua, opina de forma similar a Ramírez. No cree que sea prudente que un gobierno se dirija en términos altisonantes a funcionarios de otros países cuando dan consejos sobre democracia.
“Claro puede haber afectación tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe. Estados Unidos se puede cansar y poner estricto: eso sería fatal para nuestras familias”, opinó Zavala.
El dirigente salvadoreño también cree que la principal afectación puede ser que los préstamos con los organismos internacionales tenga condiciones desfavorables por faltar a la democracia.
“Claro, el presidente Bukele debe pensar, porque él mismo se está cerrando las puertas. Así como está la situación con EE.UU. prácticamente se cierra una puerta de que le estén prestando, pienso que de esa forma no es la adecuada”, reiteró.
Chacón incluso se pregunta las intenciones detrás del tensionamiento que Bukele tiene con las autoridades de Estados Unidos.
“Es difícil imaginar cuál es la intención del presidente salvadoreño al buscar friccionar, al buscar hostilidad con la representante del Gobierno donde vivimos tantos salvadoreños”, opinó.
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Eso sí, tiene claro que cualesquiera sean las intenciones del mandatario no pueden terminar en buen puerto para los intereses de los salvadoreños en Estados Unidos o en el país.
“Me parece que es una medida, un patrón de conducta contraproducente porque no es nuevo. Creo que denota como mínimo ingenuidad, como máximo negligencia en el manejo de una relación que repito es tan extremadamente importante más allá de que vivamos en EE. UU., es el país con quien tenemos la relación comercial más importante, financiera y en ese sentido hay múltiples razones que deberían más bien de conllevar a que un presidente de un país como El Salvador busque armonizar”, sentenció el presidente de Alianza Americas.