Su gusto por la música y la necesidad de contar con un buen instrumento musical de cuerda llevó a Miguel Reinaldo Barahona a especializarse en la elaboración de estos, y desde hace 44 años se ha convertido en uno de los proveedores más buscados por mariachis, tríos, grupos religiosos o las personas que quieren hacerse de una buena guitarra, violín e incluso arpa.
Miguel Reinaldo Barahona, de 77 años, descubrió su gusto por la música cuando era un niño; con el paso del tiempo aprendió a tocar algunos instrumentos y a su vez el oficio de carpintero. “Me ponía a reparar mis instrumentos, y entonces la gente comenzó a buscarme para que les repara los suyos”, dice. Esto fue un reto para Reinaldo, quien a los 35 años decidió adquirir conocimientos técnicos sobre música y especializarse en la elaboración de instrumentos musicales de madera.
“Me fui a capacitar a talleres de elaboración de instrumentos musicales en Santa Ana, Santa Tecla (La Libertad) y San Salvador; cuando me sentí un poco capacitado me dediqué a hacer mis instrumentos, en ese tiempo comencé a estudiar música. Un amigo me enseñó lecciones en solfeo, que me han servido mucho para afinar todo tipo de instrumentos”, explica.

Reinaldo Barahona tiene el taller en su casa de habitación, ubicada en colonia El Bosque, del municipio de Jucuapa, en Usulután, al costado sur del Centro Escolar “Miguel Ángel García” de esa localidad.
Además, forma parte del mariachi Mi Tierra, del mariachi Oriental y en ocasiones acompaña al mariachi Lenca, donde ejecuta el violín, pero asegura tocar toda clase de instrumentos musicales.
Barahona ha buscado compartir los conocimientos adquiridos en la música y carpintería, es así como enseña música en la Casa de la Cultura de Jucuapa y de forma privada; en su taller ha recibido algunos jóvenes que buscan aprender el oficio, pero muy pocos han logrado pasar la prueba impuesta: “el carpintero debe de estudiar música, tengo que comprobar si su oído está adaptado a la música”, enfatiza.
Como un buen maestro está claro que “el carpintero que se ponga hacer esto debe primero saber de música para conocer si le ha quedado perfecto y tocarlo. Por eso no muchos aguantan porque requiere tiempo y dedicación, en cambio la carpintería general es más fácil de aprender y genera ingresos luego”, comentó Barahona.

En su taller, la tecnología e inmediatez en las comunicaciones ha sido un gran aliado. “El cliente me llama al teléfono y me envían la imagen de lo que quieren, ya no tengo que ir a buscarlos para que me muestre cómo lo desea, eso me ahorra tiempo”, agregó.
Contrario a otros talleres, Barahona asegura que en el suyo no ha dejado de trabajar pese a la pandemia. “La demanda ha sido buena no he parado de trabajar, porque este oficio es escaso, acá tengo gente que me viene de toda la zona oriental”.
Agrega que aprecia trabajar con cedro, aunque resiente que esta madera está escasa en la zona debido a la deforestación y falta de planes de sostenibilidad.