A Rubén Zamora no lo puede sorprender nadie y menos engañarlo con eso de que “la guerra fue una farsa”, cuando vivió en carne propia los fraudes electorales, la represión, la persecución, el exilio, el asesinato de su hermano Mario, Procurador General de Pobres, y fue uno de los protagonistas de la firma de los acuerdos de paz.
Es uno de los políticos consumados históricos del país. Comenzó siendo estudiante de Derecho en la Universidad de El Salvador hasta fundar, con otros jóvenes idealistas, el Partido Demócrata Cristiano en la década de los 60 y enfrentar desde esa trinchera el autoritarismo de entonces.
Tras el golpe de Estado de octubre de 1979 es nombrado Ministro de la Presidencia y es uno de los funcionarios que deciden renunciar tras el contragolpe militar en enero siguiente. Tras la alianza del PDC con la junta militar, Zamora renuncia a esa formación y funda el Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC), adscrito al Frente Democrático Revolucionario, aliado político de la guerrilla del FMLN, y sale al exilio en 1980.
Puede leer: “Marchamos obligados… por la corrupción del gobierno de Nayib Bukele”, dicen ciudadanos
Buscando una salida negociada, regresa en 1987 y funda la Convergencia Democrática, que posteriormente se convierte en Cambio Democrático. Fue diputado a la Asamblea Legislativa y en la pasada década fue nombrado embajador en los Estados Unidos.
"No hay separación de poderes sino que hay un control directo por el presidente de la República cada vez más grave"
Con esa experiencia, Zamora no duda en decir que “hemos retrocedido hasta los años 80”, cuando estalló la guerra que duró 12 años en El Salvador.
Crece la inconformidad popular por los abusos y la concentración del poder, la militarización y los golpes al Poder Judicial...
Esto está desembocando como ha sucedido en países como Venezuela y Nicaragua, Honduras también se va por ese camino. Lo que se está produciendo es un nuevo tipo de dictaduras llamadas “neopopulistas”, que ofrecen que todo lo pasado fue malo y lo condenan y aseguran que “vamos a salvar al país”. A partir de allí tratan de acumular todo el poder del Estado bajo su control directo e inmediato. En otras palabras, rompen con la estructura que tienen las democracias en nuestra Constitución y en las otras.
¿Cómo se caracterizan?
No hay separación de poderes sino que hay un control directo por el Presidente de la República y eso lo estamos viendo todos los días ya cada vez más grave. Se busca entonces un gobierno muy opaco, no informa de las cosas, cree que es secreto de gobierno decir cuántos murieron por la pandemia (siete años le pusieron de reserva). Un gobierno muy cerrado y la Constitución y las leyes no son para ellos.
Pero, ¿no era eso lo que privaba antes y llevó a una guerra de 12 años?
Como se dice, “aquellos que se niegan a conocer su historia están condenados a cometer los mismos errores”. Y eso es lo que nos está pasando. Tuvimos 50 años en que la Fuerza Armada era el controlador y la autoridad del Estado. Claro, estaban los sectores económicos que tenían una relación con ellos, pero quien manejaba el Estado eran los militares, quienes decidían quién sería el presidente era el Alto Mando, quien decidía quién ganaba las elecciones era el Consejo Central de Elecciones y todos los que estaban allí eran del gobierno. Esa situación ya la vivimos. Y una de las características del neopopulismo, como en el caso presidente Bukele, es la “re-politización” de las Fuerzas Armadas.
¿Qué establecen los acuerdos de paz?
Los acuerdos de paz y los planteamientos el gobierno surgido tras el golpe del 15 de octubre de 1979 establecían que la Fuerza Armada debía asumir su papel y dejar de estar mandando en el país. Por eso en esa primera Junta Revolucionaria de Gobierno había más civiles que militares: tres civiles y dos militares.
"Aquellos que se niegan a conocer su historia están condenados a cometer los mismos errores y eso es lo que nos está pasando".
Eso se culmina con la reforma constitucional que establecieron los acuerdos de paz, en la que se cambió complemente el artículo para definir el papel de la Fuerza Armada: defender el territorio nacional de ataques que vengan de afuera. Eso y por casos específicos y de necesidad temporal pueden apoyar a la Policía. Eso los neopopulistas no lo aceptan…
VER: “Bukele perdió a la diáspora en Estados Unidos porque los traicionó”, dice Rubén Zamora
¿Por qué?
Porque ellos suelen entrar al gobierno vía elecciones. El presidente Bukele ha sido electo por el pueblo, pero cuando llegan al gobierno creen que porque ganaron la elección pueden hacer lo que quieran y la Constitución es clarísima de que nada más tienen la representación del pueblo y solo pueden hacer aquello que la Constitución y las leyes les permitan, desde el presidente hasta el último funcionario. Eso dicta la democracia. Ellos son inquilinos del poder, no son dueños de la casa. Es la esencia del problema que ellos no quieren entender y por eso están actuando como hasta ahora y cada día es peor.
¿Cuál debe ser el papel de la Fuerza Armada?
Vino la guerra y llegó el momento que ambos bandos se convencieron de que podían seguir matándose sin que se resolvieran los problemas reales del país, porque la guerra destruye a la sociedad también. Entonces se sientan y se busca una salida. Ese es el parteaguas de nuestra historia nacional. Así como la Independencia del 15 de Septiembre de 1821 fue un parteaguas, aquí también esto en enero de 1992. ¿Y cuál es la base de los acuerdos de paz? La Fuerza Armada de debe retirarse a su papel que le puso la reforma constitucional de ese momento, que fue ratificada por unanimidad en la Asamblea Legislativa porque tenía un empuje de que tenemos que entendernos los salvadoreños y el pueblo quería eso.
¿Qué sucedió entonces?
Con el paso del tiempo, como quedaron huecos en los acuerdos de paz que no se reformaron, como en el caso de los partidos o la Asamblea, que es un centro de corrupción muy alta y sigue siendo peor ahora con esta gente, como todo eso falló, como quedaron esos hoyos, esa fuerza que tuvimos al principio la fuimos perdiendo para acomodarnos, los partidos se acomodaron en la Asamblea y empezaron a ser como eran antes y eso creó una crisis política. Y la gente dice “esto no está bien”, aunque hubo cambios importantes que son los que está destruyendo Bukele.
Pero él asegura que está haciendo cambios...
Comenzaron a haber vacíos y es donde aparece el líder neopopulista que viene y les dice “todo lo que estaba antes se acaba”, pero ¿para qué? Para volver a hacerlo. Si lo que tenemos ahora en el país es el retroceso más grande frente al avance que significaron los acuerdos de paz, que nos dieron 30 años seguidos en que aquí no hubo un golpe de Estado, no hubo guerra… el problema que hubo es el problema social que no lo resolvimos… las maras.
¿Qué puede hacer el gobierno de Bukele? ¿Aún puede rectificar?
Yo no veo en el gobierno de Bukele ninguna voluntad de buscar una salida nacional. En la guerra se buscó una solución política y poco a poco se logró, sobre todo cuando el Congreso cortó la ayuda militar tras el asesinato de los padres jesuitas en noviembre de 1989, el peor error de la Fuerza Armada. Tenemos que crear eso con la ayuda de la comunidad internacional y las partes.
Lea también: Félix Ulloa admite que impulsan una “nueva Constitución” aunque la ley no lo permite
Ahorita estamos como al principio, en 1980. Además, el movimiento popular, que ahora está en manos de la sociedad civil y no de los partidos que están en una crisis, tiene que buscar una unidad de plataforma en la que todos luchemos por esto. El presidente Bukele dijo que “todavía” no comenzaba a usar gases lacrimógenos contra las manifestaciones, pero esto no funciona con marchas como la del 15 de Septiembre, sino que tendría que hacer una masacre y ¡no debemos llegar a eso! Lo que es innegable es que gente del gobierno infiltró la manifestación a todas luces.
Pero también es innegable que el 15 de septiembre fue la gran lección... Bukele no concibe que él pueda hacer algo diferente a como lo está haciendo, pero yo no descarto que llegue un momento en que se dé cuenta de que ya no se puede seguir así.