Ladrón de su propia felicidad

descripción de la imagen
Gerardo "Tata" Martino es el técnico de la selección de México. Foto: Cortesía FEMEXFUT

Por Carlos Balaguer

2021-10-12 7:01:35

Quien roba un sueño no sólo es culpable por robarlo, sino por dejar de vivirlo. Así un día el perverso ladrón de la felicidad encontró en la misma aldea a Isis Bel, la joven pastora que era feliz con el rumor del río, viendo las nubes viajeras y correteando con sus cabras. Ella no era un ser cualquiera, porque veía eternamente la felicidad. No era como nosotros -los de este lado de la vida- que solemos ponerle alto precio. De esa manera la perdemos eventualmente para después volverla a encontrar un nuevo instante, otra breve eternidad. Todo por haber perdido la inocencia. Al dejar de ser inocentes, nos convertimos en culpables. Culpables de haber robado a otros -o a nosotros mismos- la felicidad. El facineroso ladrón sintió envidia de la dicha del mendigo y de Isis Bel, porque nunca habría podido tener el gozo de admirar la vida, el vuelo de las mariposas y el cantar de un río. Aunque algunas veces había anhelado precisamente amar. Pero el amor era algo incierto en su vida, pues lo había perdido cuando era niño. Por ello se habría vuelto ladrón de sueños y de paraísos. Aunque no pudiera haberlos hecho suyos. Como repito: Quien roba un sueño no sólo es culpable por robarlo, sino por dejar de vivirlo. O, en último caso, por haber perdido la inocencia. (VII) (de: “Fábula del Ladrón de la Historia”)