RELATO: Los confusos eventos de las horas previas a la desaparición de Karen y Eduardo Guerrero

Las conversaciones que los hermanos Karen y Eduardo Guerrero sostuvieron con su madre, horas antes de su desaparición, se detuvieron alrededor del mediodía, y dejan en evidencia una serie de sucesos confusos durante las horas previas y posteriores. Familia y amigos exigen investigación y justicia en este caso.

Por Marvin Romero

2021-09-25 9:24:49

Junto a las habitaciones vacías de sus dos hijos, Ivette Toledo, madre de Karen y Eduardo Guerrero, recuerda las últimas conversaciones que sostuvo con los dos jóvenes, desaparecidos desde el pasado sábado 18 de septiembre.

Ivette relata que ese día, ella habló con ambos desde muy temprano, en la mañana, y sus hijos dejaron de contestar sus mensajes y llamadas entre las 12:30 del mediodía y la una y media de la tarde.

La mañana de su desaparición, Karen Guerrero, de 18 años, se dirigió rumbo a la casa de una de sus mejores amigas, Andrea Ayala, a quien había acordado visitar. Ivette confirma que su hija le escribió, a través de un servicio de mensajería instantánea, cuando ya se dirigía hacia el lugar.

“Mirá, ya me voy para donde Andrea”, recuerda la madre de la joven, que su hija le escribió. Cerca del mediodía, volvió a comunicarse con Ivette para indicarle que ya se encontraba en casa de Andrea, su amiga. “Ahorita estoy esperando a Eduardo”, le dijo Karen a su madre en aquel momento.

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Por su parte, Eduardo Guerrero, de 20 años de edad, pasó toda la mañana, del día de su desaparición, en la casa en donde la familia reside en el municipio de Lourdes Colón, al occidente de San Salvador. En un trato previo, entre Karen y Eduardo, ambos jóvenes acordaron que se encontrarían en la casa de Andrea, desde donde regresarían juntos a Lourdes.

En la ruta de vuelta, los hermanos debían pasar por una panadería, para comprar un pastel; y por el mercado de Santa Tecla, para recoger un recado que llevarían a su madre. Ambas cosas no sucedieron, la desaparición de Karen y Eduardo se estima sucedió entre las 12:30 del mediodía y las dos de la tarde.

Karen logró avisar a una amiga que el conductor “se había perdido” y fue entonces cuando se cortó la comunicación. Foto EDH/ Yessica Hompanera

Eduardo salió de casa, a buscar a su hermana, a eso de las 11:30 de la mañana del sábado, así lo recuerda Ivette. Ella estima que la ruta que el joven siguió hasta la casa de Andrea, no debió tomarle más de media hora, aún con tráfico. “Mamá, me voy a traer a mi hermana”, fue lo último que le dijo a su madre, antes de salir. Luego de eso, Eduardo no volvió a contestar su teléfono celular, que aún continúa apagado.

Dejaron de contestar

Antes que los teléfonos de Karen y Eduardo fueran apagados, Ivette consiguió comunicarse una vez más con su hija, siempre a través de un servicio de mensajería de texto. Le pidió que regresara pronto, junto a su hermano: “Mirá, apúrate, necesito que me ayudes”, le escribió y la joven preguntó cuál era la urgencia, a lo que su madre respondió que le contestaría al volver a casa.

La intención de Ivette era apresurar el regreso de ambos hermanos; sin embargo, ese último mensaje, Karen jamás lo vio, al menos, el servicio de mensajería no registró la lectura por parte de la joven. Eso sucedió a la una de la tarde con 21 minutos.

La siguiente media hora es una nube de incertidumbres para Ivette y su familia. La madre recuerda haber seguido calculando el tiempo de regreso de sus hijos, a partir de lo que habían acordado. Ella estimaba que, por las diligencias que debían hacer de vuelta a casa, los hermanos Guerrero llegarían a su hogar entre las 02:30 y tres de la tarde.

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Su intuición le advirtió que algo no andaba bien cuando, a las tres de la tarde, sus hijos no regresaron a casa. Intentó, en varias ocasiones, llamar a sus hijos, sin recibir una respuesta.

Los amigos y familiares dicen Karen y Eduardo son una personas que no se metían en problema, solidarios, alegres y buenos amigos. Foto EDH/ Yessica Hompanera

Después de varias pruebas fallidas, Ivette decidió intentar comunicarse, a través de redes sociales, con los amigos más cercanos a sus hijos, pero nadie conocía el paradero de los jóvenes o había interactuado con ellos en las horas previas.

Incluso, relata, intentó comunicarse con Andrea para corroborar que sus hijos hubiesen salido de su casa a la hora acordada, pero tampoco obtuvo contestación a sus llamadas durante toda la tarde de ese sábado.

Sucesos confusos

Fue hasta las siete de la noche del sábado 18 de septiembre, cuando varios de los compañeros y amigos cercanos de Karen y Eduardo se sumaron a la búsqueda de los jóvenes a través de redes sociales, que comenzaron a ver la luz detalles que Ivette y su familia desconocían.

Los amigos de los hermanos Guerrero publicaron información sobre la desaparición y pidieron ayuda para localizarlos. Entre esas publicaciones se incluían capturas de pantalla de la solicitud de un supuesto viaje que Karen y Eduardo realizaron en un servicio de transporte privado, junto a una presunta conversación en donde la joven alertaba que el conductor, del vehículo que abordaron, se desviaba de la ruta.

Las imágenes dieron pie a la principal hipótesis detrás de la desaparición de los hermanos Guerrero; sin embargo, la madre y familia de Karen y Eduardo declaran tener certeza únicamente de los sucesos que ocurrieron hasta la hora en que ambos jóvenes dejaron de contestar los mensajes de Ivette, lo cual sucedió alrededor de la una y media de la tarde, del sábado 18 de septiembre.

Todo lo que ocurrió a partir de ese momento, son eventos confusos que Ivette conoció después, a través de los relatos y publicaciones en redes sociales y sobre los cuales expresan dudas razonables. El último hecho concreto que la madre de los hermanos Guerrero certifica es la llegada de su hija a casa de su amiga, Andrea Ayala, la última persona en verla, el resto es algo que aún no consigue comprender.

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Por su parte, Andrea Ayala, amiga de Karen, recuerda que la joven salió de su casa a la una y media de la tarde, pero describe no haber visto a Eduardo, a pesar que su madre asegura que salió a buscarla. Luego, se supone que los hermanos abordaron un automóvil, de un servicio de transporte privado.

El vehículo los llevaría a una casa en la colonia Bosques de Santa Teresa, en donde Karen participaría de un festejo al aire libre.
Ivette afirma que, unos días antes, su hija le pidió permiso para ir a esa actividad, pero ella se lo negó. 

Andrea confirma que, cuando Karen llegó a su casa, le entregó una cantidad, no especificada, de dinero, que la joven le pidió y que únicamente le expresó "voy a salir con mi hermano", al consultarle hacia dónde se dirigía. Insiste en que Eduardo no se encontraba en el lugar. "Se despidió de mí, me dio un abrazo y se fue", recuerda Andrea.

La madre de los hermanos está convencida que su hijo, Eduardo, jamas hubiera alterado la ruta que ya tenían acordada, de regresar a Lourdes, sin avisarle y menos acompañar a su hermana a un lugar desconocido con amigas solo de ella. “Él, lo más que podía hacer era irla a dejar al lugar y venirse”, explica. 

A esa duda, se suma la serie de capturas de la supuesta conversación entre Karen y la persona que la recibiría en Bosques en Santa Teresa, en donde la joven relata el momento en que el conductor del servicio de transporte se desvía de la ruta. Esas imágenes circularon en redes sociales desde la noche del sábado. Ahí Karen sugiere que su hermano la acompaña en el vehículo.

Para Ivette, toda esta información no hace otra cosa que incrementar sus dudas sobre lo que realmente sucedió, además del dolor de desconocer el paradero de sus hijos después del mediodía de aquel sábado. La madre está convencida que Karen y Eduardo la hubiesen alertado si se sentían en peligro y teme que hayan sido víctimas de personas en quienes confiaron.

Ivette interpuso el reporte de desaparición, ante la policía, el domingo 19 de septiembre, por la mañana y confirma no tener mayores detalles de la investigación, a la fecha.