Atenas y Jerusalén

Afortunadamente para todos, tanto las ciencias como la teología han entrado en una etapa de entendimiento mutuo respetando los dogmas que cada una de estas ramas defiende como válidas y no negociables. Esto ha logrado disminuir el tono de la confrontación que fue característico por muchos siglos.

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La doctora Susana Rodríguez, quien ha combatido en primera línea al covid, debuta este sábado en los Juegos Paralímpicos y busca medalla. Foto / Portada de la Revista Time.

Por Mario Aguilar Joya

2021-08-27 7:21:43

Quied ergo Athenis et Hierosolumis? (¿Qué tiene que ver Atenas con Jerusalén?). Esta fue la pregunta retorica que se hizo el teólogo cristiano del siglo III, Tertuliano. En ese entonces él intentaba distinguir, mencionando estas dos ciudades, la diferencia que había entre la filosofía y la teología.
Al comprender que Atenas era el origen de la filosofía, y Jerusalén, la cuna de las tres religiones monoteístas más grandes de la actualidad, cualquiera se preguntaría: ¿realmente, qué tiene que ver Atenas con Jerusalén? Esta pregunta es extensiva en la actualidad no solamente a la filosofía sino también a las ciencias en general. La pregunta que muchos siempre se hacen es: ¿qué tiene que ver la ciencia con la religión?, evocando la pregunta retorica de Tertuliano.
A esa pregunta le siguió, ¿quied academia et ecclesiae? (¿Qué tiene que ver la academia con la iglesia?), pues en ese entonces la academia estaba dominada por los filósofos y los religiosos eran los encargados de estudiar la teología; sin embargo mucho ha cambiado desde esa época en donde hasta el año 1300 después de Cristo los que dominaban la teología fueron los monjes, los próximos 700 años esa rama fue estudiada por sacerdotes, para que a finales del siglo XX y primeros años del siglo XXI, fue un número cada vez mayor de laicos los que se han abierto espacio para ejercer como profesores universitarios de teología dominando tanto la academia como la teología. Dejando lugar para que la eclesiología sea estudiada por los religiosos de nuestra época.
Las diferencias entre Atenas y Jerusalén, entiéndase entre la filosofía/ciencias y la religión, se envolvieron en una discusión activa que llega hasta nuestros días. En aquel entonces Tertuliano lo definía de la siguiente manera: “Ambas quieren predominar. Ninguna quiere ser segunda de la otra”, o como bien intenta responder con una pregunta el Talmud “¿Es posible para dos reyes usar la misma corona?
Para muchos representantes de cada una de estas ramas, es importante diferenciar entre Fides (Fe) y opinio (convicción). Haciendo énfasis que la teología nos promueve creencias que nos llevan a la Fe y las ciencias nos permiten tener puntos de vista que nos acercan a la convicción que las ciencias son confiables. Los que piensan así, a menudo desconocen Habacuc 2,4: “El justo vivirá por Fe” y la Carta a los Hebreos 11, 1 “La Fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
Afortunadamente para todos, tanto las ciencias como la teología han entrado en una etapa de entendimiento mutuo respetando los dogmas que cada una de estas ramas defiende como válidas y no negociables. Esto ha logrado disminuir el tono de la confrontación que fue característico por muchos siglos.
Debemos reconocer que las ciencias no tienen las respuestas a todas nuestras preguntas e inquietudes, pues de ser así, ¿para que necesitáramos de la Fe?

Doctor en Medicina y en Teología.