El Vicepresidente de la República (VP) y sus cheros sabatinos del espurio Comité ad hoc para la nueva Constitución se rompen las vestiduras y “juran y perjuran” (recordar que ellos pueden decir una cosa y lo contrario al mismo tiempo) que su “Constitución cham-chan-chá” no persigue ningún objetivo reeleccionista de un ídolo, pero la realidad es que dicho documento sí busca la reelección presidencial.
Todavía más, el proyecto de nueva Constitución del VP es, en mucho, una copia del mecanismo que el expresidente venezolano Hugo Chávez Frías utilizó para perpetuarse en el poder por más de 14 años, desde febrero de 1999 hasta fallecimiento en marzo de 2013.
Les cuento brevemente lo que pasó en Venezuela:
• Bajo la vigencia de la Constitución venezolana de 1961, Chávez ganó las elecciones presidenciales de diciembre de 1998 (bajo esa Constitución, el período presidencial era de 5 años y no permitía la reelección presidencial inmediata).
• Chávez toma posesión como presidente de Venezuela en febrero de 1999.
• Como la Constitución venezolana de 1961 no permitía la reelección presidencial inmediata, lo primero que hace Chávez es convocar a una asamblea constituyente.
• Así, en diciembre de 1999 se aprueba en Venezuela una nueva Constitución (por cierto, Chávez aseguraba que esa Constitución duraría 100 años…esa es la frase que repitió un integrante del espurio Comité ad hoc en una entrevista televisa transmitida la semana pasada).
• En la Constitución venezolana de 1999 se autoriza la reelección presidencial inmediata, con períodos de 6 años (vean ya la copia que hace el VP para el país), pero limitada a 2 períodos: Chávez “juró y perjuró” que jamás se quedaría en el poder más de 2 períodos.
• Ya bajo la nueva Constitución, Chávez ganó las elecciones presidenciales (muy cuestionadas internacionalmente) para un segundo período (de 2001 a 2007) y para un tercer período (de 2007 a 2013).
• Pero en febrero de 2009 se dispuso -aprobada por referéndum- la enmienda constitucional para permitir la reelección inmediata indefinida para todo cargo de elección popular, incluyendo la Presidencia de la República.
• Así, ya con la enmienda constitucional, en octubre de 2012, Chávez ganó las elecciones presidenciales para un cuarto mandato consecutivo, que iniciaba en enero de 2013, pero que Chávez no pudo ejercer por su condición de salud, falleciendo en marzo de 2013.
Pues casi copiando al calco, y solo con los ajustes indispensables por el vigente sistema constitucional salvadoreño, esa es la esencia del plan de inicial del VP y sus amigos de sábado, cumpliendo el encargo de su ídolo:
• Dictar una “reforma constitucional” (en realidad es una nueva Constitución) que establezca período presidencial de 6 años y, al mismo tiempo, alterar la cláusula pétrea del procedimiento dificultado de reforma de la Constitución (artículo 248), eliminando la exigencia de intervención de dos legislaturas continuas.
• Así, según el proyecto del VP, a partir de la ratificación de la reforma del artículo 248 de la Constitución, las “nuevas reformas” podrán hacerse por una sola legislatura, sometiéndola a referéndum popular.
• El plan del VP es, como ya ha sucedido en la historia nacional y en experiencias extranjeras: poner como Presidente en 2024 a un testaferro (no sé si él mismo o quizá un alcalde), pero que el poder real siga siendo su ídolo, para que ya con el poder de cambiar la Constitución en una única legislatura, incluso en el mismo 2024, volver a “reformar” la Constitución, y así ya permitir la reelección presidencial inmediata e indefinida.
Así que el discurso ese de que el proyecto de Constitución bukelista no es un proyecto reeleccionista es pura paja, es una mentira en su máxima expresión, es -dicho con todo respeto- una trampa cazabobos.
Por supuesto, ese es el plan del VP, porque le permite dos cosas: primero, la posibilidad de cumplir su sueño erótico de ser presidente, así sea como títere de su ídolo; y, segundo, sostener el discurso que no se busca por ahora la reelección presidencial, pero no descarten que si el régimen advierte algún riesgo en la ejecución de su idea, decidan actuar de modo urgente y, entonces, con eliminación de todas las apariencias, convoquen a una Asamblea Constituyente.
Lo anterior confirma, pues, que HUGO CHÁVEZ VIVE EN EL SALVADOR.
Y con ello no me refiero al pretendido contenido ideológico del proyecto chavista, sino a la identidad autocrática y cleptocrática del régimen, como a su perfil personalista, de culto a la personalidad del líder, que llega al extremo de la idolatría.
Abogado constitucionalista.