Los enfrentamientos armados entre la Policía o la Fuerza Armada y las pandillas MS-13, 18 Sureños y 18 Revolucionarios cayeron a niveles similares a los de la tregua que sostuvieron el gobierno de Mauricio Funes y las pandillas en 2013.
Funes aplaudía los días sin homicidios; y celebraba que los enfrentamientos armados se hubieran reducido. Los registros de la Policía Nacional Civil indican que en 2013 hubo 142 enfrentamientos armados entre las pandillas y las fuerzas de seguridad. Un promedio que se mantuvo hasta que la población supo de la tregua que había logrado reducir los homicidios y esos enfrentamientos.
Mauricio Funes no pudo sostener las implicaciones que trajo la ruptura de esa tregua con pandillas: 6,600 homicidios en 2015, el año más violento en la historia del país y un promedio de 504 enfrentamientos armados entre las pandillas y las fuerzas de seguridad cada año entre 2015 y 2018.
El país vivió con esos niveles de violencia hasta los últimos meses del gobierno de Salvador Sánchez Cerén y los primeros dos años de Nayib Bukele en el poder, cuando los números en los enfrentamientos y en los homicidios volvieron a descender a niveles similares de la tregua, y en formas cuestionadas por criminólogos debido a posibles acuerdos bajo la mesa.
En el periodo de Nayib Bukele ha habido un notable descenso en los homicidios el cual comenzó incluso antes de que se ejecutara el bien publicitado Plan Control Territorial. Un comportamiento atípico que se replicó en los enfrentamientos entre las pandillas y la fuerza de seguridad.
El año 2020 cerró con 181 enfrentamientos armados. Una disminución del 40 % respecto al 2019 y de la mitad en comparación con el 2018.
En medio de una posible tregua entre las pandillas y el gobierno de Bukele, documentada por el periódico El Faro, investigadores y especialistas en violencia criminal, como Jeannette Aguilar, consideran que la evidencia estadística y documental en torno al tema indican que “hay una decisión política del gobierno de Bukele de no enfrentar a las pandillas”. Una decisión que “probablemente responde a la petición de las mismas pandillas en el marco de acuerdos (con el gobierno)”.
Una de las peticiones de las pandillas al gobierno de acuerdo a lo revelado por El Faro fue “el cese de operativos masivos del Ejército y la Policía”. Un hecho que fue confirmado por Marvin Reyes, exagente de la Policía; y otro miembro de la institución que pidió no ser identificado.
“A nivel interno de la policía hemos registrado órdenes provenientes de jefes policiales en las que piden que no hay que enfrentarse o confrontar con pandilleros, y también evitar al máximo posible la muerte de estos. Eso es una órden en diferentes delegaciones”, explicó Marvin Reyes.
Así como ha bajado el número de enfrentamientos también ha bajado el número de pandilleros muertos en esos enfrentamientos. En 2014 murieron 85 pandilleros en enfrentamientos. Un número que aumentó a 315 en 2015 y 604 en 2016; en términos porcentuales representó 600 % más de muertes de pandilleros.
Ahora, en el periodo de Bukele hay menos enfrentamientos y por consiguiente menos pandilleros muertos. En 2020 murieron 85 pandilleros en enfrentamientos, la misma cantidad que en 2014 durante la tregua con Mauricio Funes.
Las clicas rebeldes
Aunque ha bajado el número de enfrentamientos aún siguen registrándose algunos. Tanto Aguilar como Reyes coinciden en que se trata de clicas rebeldes no alineadas. “La pandilla no es monolítica (compuesta de una sola forma). Es una estructura jerarquizada, pero diversa. Hay sectores y clicas que no siempre siguen directrices de la ranfla”, expresa Aguilar. Mientras que Reyes pone el ejemplo del enfrentamiento que hubo el 12 de agosto en el cantón El Volcán, en San Miguel, donde murió un pandillero al enfrentarse con policías en zonas boscosas.
“Estos son reductos de algunas clicas que parece que no se han alineado. Nosotros hemos visto algunas estructuras aisladas que se han ‘enmontañado’. Esto sobre todo la pandilla 18 Sureños en la zona de Huizúcar, en La Libertad; en Sonsonate, y en San Miguel”.
Pero el gobierno de Nayib Bukele insiste en que no hay negociaciones con las pandillas, y asegura que los “buenos resultados” como la baja en los homicidios es producto del Plan Control Territorial. Pero de acuerdo a las investigaciones de la Fiscalía de Raúl Melara, destituido el primer día que entró a legislar la nueva Asamblea, el gobierno ha estado negociando en secreto beneficios penales y externos a cambio de que la pandilla mantenga al margen los asesinatos, aunque otros delitos como la extorsión se mantengan intactos.
Algunas líneas de buses entre Tonacatepeque y Quezaltepeque amenazaron con detener labores el pasado 12 de agosto por un supuesto aumento a la cuota de extorsión. Reyes dice que la mayoría de clicas a nivel nacional han dejado de poner esfuerzos en enfrentamientos y han preferido incrementar actividades que aumenten su capital.
San Salvador, San Miguel, Soyapango, Santa Ana y San Pedro Perulapán son muestra de cómo se han reducido los enfrentamientos en municipios históricamente violentos.