Arbor infelix

El valor de un árbol no debería ser cuantificado por su belleza y sombra, ni mucho menos por su madera, sino por su capacidad de absorber o capturar CO2 por medio de la fotosíntesis y devolvernos oxígeno.

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Durante sus primeros días en París, tras el paso a su nuevo club,  Leo Messi  y su familia vivirán en el exclusivo hotel 'Le Royal Monceau'. Foto ilustrativa, no comercial https://www.instagram.com/leroyalmonceau/

Por Carlos Francisco Imendia

2021-08-10 3:51:47

Los forasteros anhelaban llegar a Roma por medio de las vías empedradas del Imperio; en su camino, antes de llegar a la Ciudad Eterna, podían apreciar escenas terroríficas, el arbor infelix o árbol infeliz. Sujetos que habían cometido graves delitos y transgredieron la ley romana fueron procesados y condenados a morir clavados en árboles, algunos cuerpos devorados por aves rapaces, un claro mensaje del Imperio para los que llegaban, la advertencia: o se portaban bien, se sometían a las leyes de Roma o el final sería el arbor infelix en alguna vía romana.
Siglos han pasado del suplicio del árbol infeliz romano, pero el concepto ha quedado. En pleno embate del cambio climático, muchos árboles han sido condenados y talados, reducidos a la infelicidad de la leña de este tiempo. Su función biológica ha sucumbido por la irracionalidad y el desconocimiento de apreciar su valor.
Partamos de algo: el valor de un árbol no debería ser cuantificado por su belleza y sombra, ni mucho menos por su madera, sino por su capacidad de absorber o capturar CO2 por medio de la fotosíntesis y devolvernos oxígeno.
A muchos ciudadanos les molesta que los arboles boten hojas, tapen sus canales, sus raíces levanten el piso o la acera, prefieren encender las sierras y talar árboles, que nos brindan ese oxígeno tan necesario. Cuando escuches eso en tu barrio o colonia, encender una sierra o el golpeteo de un machete talando un árbol por puro capricho, recuerda que las políticas ambientales en nuestro país han fallado y nadie hace nada.
Un árbol en nuestra ciudad es un bien público. La Alcaldía de San Salvador debería inventariarlo. Un árbol sólo debería ser talado si tiene una enfermedad, si su tronco está podrido y pone en riesgo la vida de peatones y automovilistas, sólo así, pero por un capricho, por anteponer intereses económicos, arrasar con los pocos sumideros de carbono que posee la capital es atentar contra nosotros mismos.
¿Qué es un sumidero de carbono y porque es tan importante para la capital? Se define como un depósito natural o artificial de carbono y su función es absorber o secuestrar carbono de la atmósfera, almacena CO2 y devuelve oxígeno a la atmósfera, fortaleciendo la calidad de aire que respiramos. Son sumideros de carbono naturales por excelencia: Los bosques y zonas verdes; los océanos.
La primera vez que se escuchó mencionar este concepto fue en el protocolo de Kioto. ¿Y los sumideros de carbono artificiales? Recientemente el multimillonario Elon Musk anunció un concurso EXPRIZE a la comunidad científica del mundo: donará $100 millones de dólares con el objetivo de encontrar una solución viable para eliminar 1,000 toneladas de carbono de la atmósfera cada año.
Los bosques, las pequeñas zonas verdes de los parques en las colonias cumplen esa función, las cuencas de los barrancos, como la de la Mascota; Tutunichapa, en San Salvador. No seamos protagonistas de nuestra infelicidad por talar árboles al antojo; plantemos más árboles y reduzcamos la vulnerabilidad.

Publicista y ambientalista/Chmendia