Atacados con sus propias armas, víctimas de ofensas raciales y temiendo por sus vidas: agentes policíacos de Estados Unidos describieron el martes los desgarradores actos de violencia de los partidarios del expresidente Donald Trump cuando invadieron el Capitolio de Estados Unidos el pasado 6 de enero, en el primer día de audiencias ante el Congreso sobre esa asonada.
Los testigos de la violenta toma en Washington acudieron este martes a la comisión de investigación parlamentaria que suscita vivas polémicas.
"Sabemos que hay evidencia de un ataque planificado, coordinado. Sabemos que los hombres y mujeres que irrumpieron en el Capitolio querían descarrilar la transferencia pacífica del poder en este país", señaló el legislador demócrata Bennie Thompson, presidente de la comisión de la Cámara de Representantes.
Thompson abrió la audiencia de la comisión en un entorno muy politizado que amenaza con socavar los esfuerzos para comprender qué condujo a los incidentes del 6 de enero, cuando cientos de seguidores del expresidente republicano Donald Trump entraron por la fuerza al Capitolio y atacaron a agentes de la policía.
Según el demócrata, se trató del ataque más violento desde que los británicos asaltaran la sede del legislativo estadounidense en 1814.
La legisladora Liz Cheney, la republicana de mayor rango en el comité y crítica abierta de Trump, advirtió a sus correligionarios sobre la importancia de las tareas: "Ningún miembro del Congreso debería ahora intentar defender lo indefendible, obstruir esta investigación o encubrir lo que sucedió ese día. Debemos actuar con honor y deber y en interés de nuestra nación", dijo.
Durante su labor, los integrantes de la comisión reciben los testimonios, entre otros, de los policías atacados por los invasores, quienes recorrieron los pasillos del edificio buscando, por ejemplo, a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, y trataron de impedir la certificación de la victoria de Joe Biden.
"Batalla medieval"
El agente de la Policía del Capitolio Aquilino Gonell, un veterano de combate del ejército estadounidense en Irak, dijo que fue golpeado por atacantes armados y sufrió múltiples heridas que requirieron hospitalización.
"En Irak esperábamos violencia armada, porque estábamos en una zona de guerra. Nada en mi experiencia en el ejército o como oficial de policía me preparó para lo que enfrentamos el 6 de enero", declaró en la audiencia de la Cámara de Representantes.
Era "como una batalla medieval. Luchamos mano a mano, centímetro a centímetro, para evitar una invasión del Capitolio", sostuvo Gonell entre lágrimas.
"Así es como voy a morir, defendiendo esta entrada", recuerda haber pensado.
"Podría haber perdido la vida ese día, no una, sino muchas veces", sentenció.
"Arrancaron mi placa"
Michael Fanone, oficial de la Policía Metropolitana de Washington, calificó esa invasión, que buscaba impedir que el Congreso certificara la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales sobre Trump, "nada menos que brutal".
"Me agarraron, golpearon, electrocutaron, todo mientras me llamaban traidor a mi país", dijo.
"En algún momento durante los disturbios, me sacaron de la línea de agentes y me metieron entre la multitud", recordó.
"Me arrancaron la placa ... Se apoderaron de la munición que estaba sujeta a mi cuerpo. Comenzaron a golpearme con los puños y con lo que se sintió como objetos de metal duro", declaró Fanone, quien sufrió una fuerte conmoción cerebral en el ataque.
Un atacante "se abalanzó repetidamente sobre mí e intentó quitarme el arma de fuego. Escuché gritos de algunos en la multitud, 'toma su arma y mátalo con su propia arma'", dijo, al denunciar la negación por parte de Trump de lo ocurrido aquel día.
"La indiferencia mostrada hacia mis colegas es vergonzosa", dijo.
"Terroristas"
El oficial de la Policía Metropolitana de Washington Daniel Hodges, quien fue filmado aplastado contra el marco de una puerta mientras gritaba pidiendo ayuda cuado los atacantes luchaban por entrar al Capitolio, los calificó de "terroristas".
"Los terroristas tenían un muro de escudos que habían robado a los oficiales, así como también garrotes robados", aseguró.
Atascado en el marco de la puerta, dijo que un hombre le lanzó un escudo antidisturbios.
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"Mis brazos estaban inmovilizados y estaban efectivamente inútiles ... Estaba efectivamente indefenso", recordó. "Un hombre ve la oportunidad de mi vulnerabilidad, agarró la parte delantera de mi máscara de gas y la usó para golpearme la cabeza contra la puerta".
"El hombre frente a mí tomó mi garrote... Me golpeó en la cabeza y en la cara con él, rompiéndome el labio y causándome lesiones adicionales en el cráneo.... Hice lo único que podía hacer, y gritar pidiendo ayuda".
Insultos racistas
Harry Dunn, un agente afroamericano de la Policía del Capitolio, indicó que la multitud que atacaba la sede del Congreso lo amenazó por su raza y lo dejaron a él y a sus compañeros afroestadounidenses traumatizados.
"Hasta entonces, nunca había visto a nadie agredir físicamente a un oficial de la Policía del Capitolio o del MPD, y mucho menos presenciar agresiones masivas perpetradas contra agentes del orden", manifestó.
"Fui testigo de cómo los alborotadores usaban todo tipo de armas contra los oficiales, incluidos postes de banderas, portabicicletas de metal que habían destrozado y varios tipos de proyectiles", explicó el agente.
En un momento, una veintena de agresores lo rodeó propinándole insultos racistas.
"Nadie me había llamado jamás un (epíteto) mientras vestía el uniforme de un oficial de policía del Capitolio", se lamentó.
"No podemos permitir nunca más que nuestra democracia se ponga en peligro como ocurrió el 6 de enero", dijo.