La música salvadoreña ha tenido varias etapas prolíficas, donde han figurado grandes e icónicos artistas, muchos de ellos aún activos en la industria nacional y otros no.
En el último grupo se encuentra Francisco Miranda, cantante quien actualmente vive en Estados Unidos pero que creció en suelo y entre brazos salvadoreños. Se distanció un poco de su gran pasión por darle oportunidades a su familia, ahora su historia regresa a la vida en este relato.
Miranda traía sangre musical en las venas, padres, tíos y hasta hermanos se dedicaron a este arte del que se vio atraído como una polilla atraída a la luz.
A los 9 años, con una guitarra entre sus manos y su respectivo manual, comenzó a aprender temas, entre ellos "Pequeña y frágil" o "Dama del amanecer", líricas llenas de romanticismo que pronto cambiaría por la música en inglés, la que más sonaba en ese tiempo en El Salvador.

"Yo estudiaba en el Terciframen (...) de ahí comencé en grupos musicales en el Inframen, empezamos a hacer música. Fue la primera vez que yo me presenté ante un público, para una velada que hicieron y ahí cantamos (...) formé parte de la orquesta, de esa hicimos un grupo ya de música rock, tocábamos música en inglés que sonaba en los 80", detalló.
Poco a poco comenzó a foguearse en agrupaciones consolidadas, recordó su paso por Chando Orellana y su Grupo, cuyo líder era padre del reconocido cantante René Alonso. Pronto llegaría a las filas de Grupo Macho, uno de los conjuntos más exitosos del país y cuna de grandes estrellas de la música salvadoreña, como Alfredo José, líder de La Colección.
Francisco llegó a este grupo juvenil, que exploraba ritmos electrónicos pop bailables, a mediados de los 80, tiempo en el que recuerda haber coincidido con Alfredo, quien ahí interpretó el arrasador hit "La llorona". Este tema, recordó, se encontraba en el lado A, mientras que en el lado B sonaba "Al ritmo de la noche".

Agregó: "Grupo Macho fue una escuela muy bonita, ahí aprendimos a desarrollarnos musicalmente, artísticamente, pasamos varias vicisitudes, estábamos en tiempos de la guerra, muchas veces nos tocó viajar en avión porque no había transporte, qué aventuras que pasamos".
En el legendario Grupo Rana
Guatemala tenía su propia explosión de talentos musicales, dentro de este boom sobresalió una agrupación que hizo historia en toda Centroamérica, el Grupo Rana. Francisco Miranda fue un salvadoreño que capturó la atención del mánager de la banda, de la cual formó parte desde 1988 hasta 1993. La forma en que llegó a integrar el conjunto fue tan especial como su experiencia en él.
Uno de los grandes éxitos interpretados por Miranda.
"En los carnavales que hacían para las graduaciones del Inframen llegaban Los Hermanos Flores, Espíritu Libre, Bongo; y desde Guatemala Alma Tuneca y el Grupo Rana (...) a mí siempre me ha gustado estar desde el principio hasta el final en todas las producciones musicales que hacíamos y también en las presentaciones. Nos íbamos con el dueño del grupo a ver cómo se estaba preparando todo", comenzó a contar Miranda.
En uno de esos eventos "estaba el Grupo Rana, "hey que chivo dije, los voy a ver". Eran famosísimos, en ese tiempo estaban sonando con su éxito "Colombia rock", allá por 1985. Me puse a platicar con uno de los técnicos que resultó ser uno de los managers del grupo y me dijo "mirá, ¿vos, no sabés donde puedo irme a bañar a un hotel, mirá que estoy todo sucio"", relató.

Con suma amabilidad y muy servicial, Miranda ofreció su casa, "yo vivía frente a la Guardia Nacional, por la 5 de noviembre", muy cerca del Inframen. Ya en pleno concierto, en uno de los descansos, a Miranda le ofrecieron integrarse a Grupo Rana, aunque en ese momento no aceptó.
"Yo me quedé helado porque nunca había salido de mi país... fue una sorpresa y me daba un poquito de miedo, incluso me tardé un año en decidirme irme", destacó, y lo pensó muy bien, ya que para muchos, Rana era el Miami Sound Machine de Centroamérica.

Corría el año 1988 cuando comenzó a sonar en toda la región "Socaribe", "la primera canción que grabé con el Grupo Rana y que fue un éxito increíble, yo no podía ni creerlo". Dicho tema obtuvo tanta popularidad que surgió una inesperada colaboración junto el icónico Wilfrido Vargas.
Francisco logró saborear otros triunfos radiales: "Todo mi amor eres tú", "Mi secretaria", "I can"t make it", entre otros con los que realizó interminables giras por Centroamérica y Estados Unidos.
Destino a Norteamérica
El rumbo musical de Miranda casi se desvió por completo tras emigrar a Estados Unidos, su familia fue lo primordial.

"Toda mi familia ya estaba acá (EE. UU.) en los años 80, esa época fue bien dura para la juventud, dura para todo mundo, estaba en auge la guerra civil. Yo fui el único que me quedé porque me quería graduar del Inframen y encima de eso estaba más metido en la música y no quería dejar ese ambiente acá", detalló.
"Pasaron los años, por 1990 yo estaba viviendo en Guatemala, me llegó una carta de la embajada. Yo ya había ido y venido varias veces de Estados Unidos, muchísimas veces, tenía mis papeles en regla, mi visa de trabajo, todo en orden. Mi mamá había puesto la solicitud de residencia para mí", relató.

Tras interminables giras y triunfos, en 1993 llegó el momento de decir adiós. "Fue un sueño completo, avisé que tenía que abandonar la banda porque me tenía que venir para acá, yo ya tenía mis dos hijos, Javier y Fátima, la visa los incluía a ellos dos y me puse a pensar "o sigo persiguiendo mis sueños de música o les doy una mejor vida a mis hijos"", señaló.
Finalmente emigró a Estados Unidos en 1994, vivió un tiempo en Nueva York y luego en Virginia.
En tierra extranjera todo evolucionó: "Yo no me quería alejar de la música, pero aquí cambia todo por completo, tendrías que estar solo y sin ningún compromiso para realmente sacrificarse y hacer algo en la música, pero yo ya venía con mis dos hijos, la prioridad era sacarlos adelante".
Miranda siempre ha tratado de llevar la música a la par, ha integrado bandas y trabajado junto a grandes de la música, pero definitivamente fue la década de los 80 su sueño materializado.