Evolución de la Medicina en el Hospital Rosales

Cambiar la historia del ejercicio de la medicina y sentar las bases de los pilares de la Salud Publica en el país fueron tareas que requirieron de los esfuerzos de más de un centenar de académicos visionarios.

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Los dueños de autobuses de la ruta 115 prefirieron guardar sus unidades en distintos predios de Tonacatepeque por temor a las amenazas de las pandillas de matar a motoristas si no pagan más extorsión. Foto EDH / Jorge Reyes

Por Rodolfo Chang Peña

2021-07-13 4:11:45

En los Años Treinta del siglo pasado todavía prevalecía la influencia de la medicina francesa en nuestro máximo centro hospitalario. Basta decir que los libros de texto que utilizaban los estudiantes estaban en idioma francés, clásicos eran los cuatro tomos de Anatomía Humana de Testut, Anatomía Topográfica de Latarjet y Rouviere, Patología Interna de Colette, etc. Era la época en que los inefables catedráticos que habían estudiado en Francia insistían en que los estudiantes realizaran historias clínicas detalladas, una exploración física minuciosa y construyeran un diagnostico con asociaciones lógicas. Y como era de esperar, en la Facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador, se respiraba un intenso ambiente francés que se reflejaba en la práctica diaria del trabajo hospitalario.
En los años que siguieron a la finalización de la Segunda Guerra Mundial gradual y progresivamente la influencia francesa empezó a decaer en forma creciente al extremo que por 1948, la influencia norteamericana la desplazó casi totalmente. El tradicional esquema metodológico francés que venía de muchos años atrás fue sustituido por el trabajo en equipo y el ejercicio de la medicina se volvió práctico y dinámico.
La fuerza de la nueva influencia era impulsada por los médicos salvadoreños que regresaban a la patria después de especializarse en los centros hospitalarios de EE.UU. Traían muchas ideas, nuevos métodos de diagnóstico y tratamiento, técnicas y procedimientos que no se habían practicado antes y abundantes innovaciones en casi todas las áreas del quehacer hospitalario.
Se incorporó el concepto del paciente en condiciones críticas, la Sala de Shock o Sala de Máxima Urgencia en el Servicio de Emergencia, también la Sala de Observación, siempre en la dependencia antes citada. La antigua Anatomía Patológica fue reorganizada y reconstruida convirtiéndose en el Laboratorio de Patología con su propia Sala de Necropsias y Museo de la especialidad con fines docentes. Crecieron el Laboratorio Clínico y el servicio de Radiología además surgieron nuevas dependencias como Electrocardiografía, Endoscopia, Fisiología Pulmonar, etc. Se modernizaron el Archivo Clínico y el área destinada a los documentos médicos y estadísticas. Desapareció el antiguo Arsenal y se reorganizo para que funcionara como una Central de Esterilización y Equipos, también hubo mejoras en los servicios generales como Lavandería y Ropería Hospitalaria, Mantenimiento y Transporte.
Además de los cambios físicos hubo modificaciones en la estructura organizativa y en el funcionamiento. Desapareció el Jefe de Servicio, maestro por excelencia que se había especializado en Francia, actuaba con altivez y casi solo conversaba con sus ayudantes, veía a distancia al personal de enfermería y estudiantes que constituían el último escalón. Las grandes áreas operativas se transformaron en departamentos y estos constituidos por servicios de tal manera que cambio la jerarquización y niveles de autoridad. Los nuevos jefes fueron más comunicativos y abiertos hacia el resto del personal lo que robusteció grandemente la fuerza laboral.
En una forma casi simultánea a los cambios descritos, se modernizo la educación médica que corrió a cargo de un grupo de talentosos académicos entre los que destacan los doctores Fabio Castillo Figueroa, María Isabel Rodríguez, José Kuri Asprides y otros. Como parte del movimiento se contrataron profesores extranjeros a tiempo completo, se revisaron y actualizaron los planes de estudio y se reorganizo la Biblioteca de la Facultad. Los libros de texto franceses pasaron a la historia, ahora se hablaba de Anatomía Humana de H. Grey, Histología de Ham, Embriología de Arey, Medicina Interna de Cecil & Loeb, Patología de Robins, Pediatría de Nelson, Medicina de Harrison, Ginecología de Novac y otros. Se agregó al año de Pre Médica no solo para reforzar conceptos, también para que fuera una especie de transición para materias como Bioquímica, Microbiología, Parasitología, Fisiología, etc. Y a partir de 1948 se instauró el año de Servicio Social Obligatorio además de la Tesis Doctoral.
Cambiar la historia del ejercicio de la medicina y sentar las bases de los pilares de la Salud Publica en el país fueron tareas que requirieron de los esfuerzos de más de un centenar de académicos visionarios. Entre otros, contribuyeron en esta empresa los doctores Victos A. Sutter, Marco Tulio Magaña, Juan Allwood Paredes, Carlos Díaz del Pinal, Julián Rodríguez, José Ricardo Martínez, Alberto Aguilar Rivas, Francisco Monterrosa Gavidia, Tomas Pineda Martínez, Eduardo Navarro Rivas, José Mario Díaz Nuila, Miguel Ángel Aguilar Oliva, Gerardo Mariona Baires, Carlos Sagastume Malagamba, José María Ticas y otros más que escapan a la memoria.
También tuvieron participación destacada los doctores Fabio Castillo Figueroa, José Kuri Asprides, María Isabel Rodríguez, Jorge Bustamante, Roberto Orellana Valdez, Luis Edmundo Vásquez, Juan José Fernández, Eduardo Barrientos, Roberto Masferrer, Salvador Infante Díaz, Mario Reni Roldan, Roberto Cáceres Bustamante, Humberto Escapini, Víctor Nubleau, Benjamín Interiano, Víctor Manuel Esquivel, Raúl Argüello Manning, Orlando de Sola, Daniel Olivares, Tomas Palomo Alcaine, Ernesto Ramón Lima, Ricardo Posada, Narciso Díaz Bazán, J. Ricardo Peralta, Luis Jiménez Escalante, Andrés Goens y otros que por motivos de espacio no me es posible citar.

Médico.