Fue doble del cuerpo de Salma Hayek y también apareció en anuncios de Nike y Burguer King, pero este 9 de junio espera saber si su cortometraje "Made in America" se llevará el Emmy en la categoría de Short Form Content. Para llegar ahí, Armida López ha caminado por senderos escabrosos y se le han cerrado miles de puertas. Decidió no dar marcha atrás a sus sueños.
Es salvadoreña y migrante. Su historia es una entre las millones que existen de compatriotas que deciden dejar el terruño para buscar una vida mejor. No fue su decisión, ella apenas tenía ocho años cuando su madre decidió dejar todo y empezar una nueva etapa en California. Extraña a una nueva tierra, Armida se sintió enojada y profundamente triste.
Debió enfrentarse a la discriminación en carne propia y a negar sus raíces y su lengua para encajar en la nueva cultura, aunque esta estuviera conformada por muchos latinos. Y comenzó a crecer sin mucha supervisión de su madre, quien debía trabajar por horas limpiando hospitales para poner comida en la mesa y pagar el alquiler de un apartamento que solo tenía un cuarto, donde dormían ellas y su pequeño hermano.
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Con muchas limitantes, Armida pensó que lo mejor era inscribirse en todas las clases de arte dramático, música y baile que le fueran posible dentro de su escuela, pues el panorama en casa no era tan claro para pedir que se le inscribiera en cursos privados. Era lo que le fascinaba. Pero la vida le complicaría sus sueños.
"Empecé a trabajar y a la vez estudiar. Yo era muy rebelde durante mi tiempo de adolescente, pero logré graduarme y entré al college a estudiar periodismo y comencé un internado para reporteo de noticias", relató esta salvadoreña por medio de una entrevista Zoom desde su casa en Los Ángeles.
Armida comenzó a trabajar para la cadena KCRA-TV, en Sacramento. Ahí debía cubrir todo tipo de noticias y buscar historias; sin embargo no sentía que eso la hacía feliz. Alegó que su personalidad extrovertida no encajaba con la seriedad del trabajo, así que pensó en mudarse a Los Ángeles para "buscar y cumplir mi propósito". Las cosas tampoco fueron fáciles en esta ciudad: dormía en el sofá de la casa de una amiga y comenzó a trabajar como maquillista para pagar sus estudios, que debía cursar por la noche.
Entre risas, la actriz y cineasta dijo que ella quería convertirse en la Oprah Winfrey latina y se preguntaba "¿dónde estará Cristina Saralegui?", tal vez podía reemplazarlas. Pero mientras fantaseaba con ello paseaba perros y limpiaba mesas porque había que sostenerse.
Como suele suceder con los golpes de suerte, un día un empleado de Central Casting, una compañía que contrata personas para ser extras en películas, se contactó con ella para saber si podía formar parte del staff de la cinta "How to Be a Latin Lover" y ser el doble de cuerpo de la famosa mexicana Salma Hayek. Armida no dudó ni un segundo en aceptar aunque no tenía ni idea de lo que eso significaba.
Con un día de rodaje, el destino de esta migrante salvadoreña volvería a cambiar. En una llamada le ofrecían rodar un comercial y tuvo que poner en la balanza el aprendizaje en cinematografía o una entrada de dinero segura. Optó por la segunda, pero poco a poco empezaron más marcas a solicitar su imagen y su actuación, fue así como llegó a rodar para empresas grandes. Pero tras estos papeles había algo más que suerte, era su empecinamiento en tocar todas las puertas posibles y presentar su hoja de vida.
"Para esto de la actuación lo ideal es tener a un agente de representación, pero yo buscaba y nada. Un día una de estas personas me dijo que yo no servía para comerciales, que no sentía que yo podía actuar. Eso me motivó más para hacer las cosas por mi propia cuenta porque ya había obtenido un papel (...) Me convertí en mi propia agente porque nadie quería representarme. Me postulaba a proyectos y yo contestaba como agente de Armida, pero era yo misma", continuó relatando esta chica.
Para continuar formándose en actuación logró que la actriz y bailarina Carolyne Barry la formara. No podía pagar sus clases, que costaban $500 al día, pero sacaba a pasear a sus perros a cambio de formación. Moviéndose en los primeros eslabones de la industria cinematográfica, Armida logró una amistad con el cineasta y productor Joe Carnahan, y fue él quien la refirió para formar parte de la película "El Chicano", donde apareció como una policía. Luego él volvió a incorporarla a la producción de "Boss Level" y ahí su vida volvería a dar otro vuelco.
Armida tuvo que viajar hasta Atlanta para ser parte del rodaje de este filme protagonizado por Mel Gibson, Frank Grillo y Naomi Watts. Decidió quedarse allí con la visión de que tendría más oportunidades de actuar y alejarse de la competitividad de Los Ángeles. Pero se encontró sin papeles, sin audiciones para hacer comerciales, sin nada.
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"Tuve mucho tiempo para reflexionar, para ordenar mis cosas. Y empecé a tener la idea de llevar mi historia y la de mi madre a la pantalla. Así nació "Made in America". Lo que pensé que sería un tiempo para actuar, se convirtió en un momento de soledad que me empujó a escribir", añadió Armida sobre este cortometraje que se produjo en 2019 y que le ha dado significativos reconocimientos, pero también le ha dejado un buen sabor de boca sabiendo que ella dirigió, actuó y parte de sus ahorros los puso a disposición de este proyecto.
"Made in America" obtuvo tres galardones en The Telly Awards, que premia a la excelencia local y regional de comerciales, programas de televisión y audiovisuales. En ellos, se alzó con el trofeo de oro en la categoría de Diversidad e inclusión (solo contó con mujeres en la producción y rodaje) y en Dirección, y uno de plata en la categoría de Guion. Además, fue escogido como el Mejor Filme Latino en el Cobb International Film Fest.
Este sábado 19 de junio, Armida estará pendiente de que su producción también brille en los Emmy. Después de muchísimo esfuerzo, y de más de un centenar de aplicaciones que aún siguen atiborradas en una cesta —de esas tradicionales para el mercado— ubicada en su sala de estar, Armida está firme en seguir adelante con su sueño de ser actriz, quizá ahora en otra dirección.
"Creo que las mejores historias vienen de las raíces. Están muchas veces en frente de ti. Ahora veo cómo trabaja lo que decretas. Quiero seguir contando historias, pero ahora de mujeres y minorías", apuntó esta salvadoreña de 33 años, que espera regresar al país pronto, para reencontrarse con su padre y parte de su familia.