El doctor Ricardo Navarro es una de las voces más reconocidas en la lucha por el medioambiente en el país, y su mensaje en cuanto a las rampas que planea construir el Gobierno es claro: “destruir la Finca El Espino es como estarle metiendo un puñal por la espalda a la ciudad capital”.
Como presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA) Amigos de la Tierra, Navarro considera una “barbaridad” que se deforeste parte del Parque Bicentenario para esta obra, y argumentó que “en San Salvador, la tercera parte de los pozos que tenía ANDA ya se secaron. ¿Por qué? Porque el agua no logra infiltrarse, a pesar de que tenemos lluvias abundantes. Y no logra infiltrarse porque están llenando de cemento lo que antes eran árboles”.
Las gestiones para esta obra se dan en medio de una discusión legislativa alrededor del derecho, uso y distribución del agua, ante lo que Navarro comentó que “estamos discutiendo una Ley del Agua, y lo más importante de una Ley del Agua, es que haya agua... pero están hablando de hacer una ley, y al mismo tiempo el Gobierno está reduciendo la capacidad de agua potable” con este tipo de obras.
Navarro fue enfático y expresó como ONG promedioambiente “condenamos tal actividad, ya tenemos en San Salvador suficientes áreas desaforestadas. Deberíamos estar más bien rehabilitando el territorio, y no ir en el camino en que va este Gobierno. Es lamentable que no tengan ninguna sensibilidad por la situación ambiental del país”.
Para Navarro, el argumento de que el MOP va a reforestar la zona a razón de 10 árboles sembrados por cada uno talado, es irreal, y puso como ejemplo que “en el local nuestro de CESTA, el ministerio nos exigió que plantáramos árboles, y nosotros plantamos muchos más. Aguacate, limones, mamones... y nunca llegaron a revisar si lo habíamos hecho o no. Aquí, emiten esas normas pero no tienen capacidad para darle seguimiento. No, aquí árbol talado es árbol destruido”.
Otra justificación técnica del ministerio es que estas rampas permitirán mayor conectividad y mejoran el tráfico en la zona; ante ello, Navarro respondió que “me sorprende la creatividad que tienen para decir mentiras”.
Explicó que “para lo que sirven todas esas calles es para aumentar el flujo vehicular. Cualquier calle nueva que haga, se satura de inmediato. Cada año estamos importando 50,000 vehículos, aquí deberíamos transformar nuestro sistema de transporte, promover el uso de la bicicleta, promover un tren ligero en la ciudad, reordenar el territorio, para que uno no tenga necesidad de dormir en Santa Ana y venir a trabajar a El Salvador, por decir algo. Eso deberían hacer, pero eso de que nuevas calles va a generar más conectividad no es cierto, eso se va a saturar”, concluyó.
SalvaNatura busca retomar el proyecto del Parque de los Pericos
La construcción de las dos rampas en la Avenida Jerusalén implicará obras en 2.4 manzanas dentro del Parque Bicentenario, mismo que estuvo bajo administración de SalvaNatura hasta enero de 2020. Después de 10 años de esfuerzo y trabajo técnico, "pasamos de un cafetal abandonado a un bosque en etapa avanzada de regenación, en medio de la recreación de la ciudadanía, pero bien manejada", comenta Miguel Araujo, presidente de SalvaNatura.
"Los terrenos de esa zona son grado cuatro de infiltración, y el nivel máximo es cinco. En la nueva realidad en el mundo y con el cambio climático que hemos disparado, con mayor precipitación y más sequía, la vulnerabilidad de los suelos se aumenta, y la posibilidad de desastres que ha sido pésimamente planificada, nos lleva a daños serios en la parte baja de San Salvador", analiza, en cuanto a posibles consecuencias de estas obras.
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Araujo reconoce que "no desconocemos los problemas reales del tráfico que hay en San Salvador, especialmente en esa zona", pero explica que como fundación no quieren quedarse solo en el punto específico de las dos rampas, sino que están trabajando en una propuesta integral, amplia, que incluye "retomar el proyecto de hace 40 años del Parque de los Pericos, para plantear una posición en firme para los próximos 10 a 20 años en la zona".
"No queremos centrarnos en ese punto específico (de las rampas que construirá el MOP en esta área natural protegida), porque El Salvador ha pecado mucho de cortoplacismo. No hay ninguna planificación, y nos quedamos solamente a reacciones a puntos específicos. Nosotros estamos pensando en grande, no solo porque nos gusta el medioambiente, sino porque el horizonte del clima ya cambió", justifica Araujo.
El cambio climático es una realidad y El Salvador está viendo las consecuencias. Las precipitaciones son más intensas, las inundaciones y deslaves son moneda corriente en las noticias; y al mismo tiempo hay sequía porque hay más calor en el planeta.
Foto EDH/ archivo
En ese sentido, la visión de SalvaNatura es mucho más amplia y la fundación "quiere trabajar con todos los sectores, con el Colegio de Arquitectos, con el sector privado, el sector turismo, para hacer realidad el proyecto original del Parque de Los Pericos, que son 600 manzanas mínimo de restauración del bosque original del valle de San Salvador", añade el ambientalista.
Lo anterior "implica trabajar con la cooperativa del Espino, y ayudarles a hacer rentable el cuido del bosque; implica trabajar en las laderas del volcán de San Salvador, que están pelonas y no hay ningún incentivo", detalla Araujo, quien explica que ya gestionan una reunión con el ministro de Medio Ambiente, Fernando López, para presentar su proyecto.
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El plan de SalvaNatura está enmarcado dentro de la llamada "Década Verde", donde "le estamos apostando a un cambio de paradigma, ya no solo un desarrollo sostenible, sino un desarrollo regenerativo. Siendo este el año del Bicentenario (de la independencia patria), debiéramos lanzar el Parque del Bicentenario, con ese enfoque más responsable", finaliza Araujo.
