Tras la muerte de su esposa, la actriz Natasha Richardson, Liam Neeson no volvió a rehacer su vida, como es muy común en Hollywood. Su vida privada está alejada de los reflectores y del cotilleo. Pero de manera sutil, este actor ha rendido homenaje a quien fuera su pareja por 15 años en cada rodaje de acción que ha hecho en los últimos 13 años. Pero ¿cómo puede una trama de balas y sicarios tener relación con una historia de amor tan profunda y leal?
Neeson y Richardson se conocieron durante la obra teatral "Anna Christie". Ella estaba casada en ese momento, pero la química con el irlandés fue tan fuerte y especial que un año después estaban casados y rodando su primera película juntos. Un día de marzo de 2009, el actor estaba grabando una cinta en Toronto cuando recibió una llamada de su esposa contándole que había tenido un pequeño accidente, se había caído durante una clase de esquí. La actriz le aseguró que no había sido grave, pero esa sería la última vez que la escucharía.
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Richardson, conocida también por sus papeles en "Maid in Manhattan" y "Evening", fue trasladada minutos después de esa llamada a un hospital de Montreal, pues la actriz había dicho sentirse mal y desorientada. Cuando Neeson llegó al centro médico su esposa estaba rodeada de máquinas y tubos. Los médicos le habían declarado muerte cerebral.

“Fui a su lado y le dije que la amaba. Le dije: ‘Cariño, no vas a salir de esta. Te has golpeado la cabeza. No sé si puedes oírme. Te llevaremos de regreso a Nueva York y todos tus familiares y amigos irán a despedirte", relató el actor en una entrevista en 2014. Ambos se habían hecho la promesa de que no permitirían que estuvieran con vida artificial si una situación "vital irreversible" les sucedía. Así que Neeson aprobó la desconexión y los órganos de Richardson fueron donados.
Pronto el artista de "La lista de Schindler" se sentiría completamente perdido sin su gran amor. Se sintió con un dolor tan inmenso que decidió abandonar un proyecto cinematográfico para el que se había estado preparando por cuatro años, pero no pudo más. Así, poco a poco, Neeson se refugió en el alcohol y en el trabajo para tratar de aliviar sus penas.
"Creo que sobreviví escapándome al trabajo. Sé cuántos años tengo y que estoy a una lesión en el hombro de perder papeles como el de "Taken". Así que me quedo con el entrenamiento, me quedo con el trabajo. Eso es lo extraño del dolor: no puedes prepararte para ello. Crees que vas a llorar y terminar de una vez. Haces planes, pero nunca funcionan", comentó la estrella de cine a Esquire.
Cuando protagonizó "Taken", la cinta de un padre rescatando a su hija de una mafia de trata de blancas, jamás imaginó el éxito que tendría. Pronto llegarían secuelas de esta producción rescatada por FOX y que recaudó más de 226 millones de dólares, entre otras cintas que tienen mucha acción, pero todas con un nexo común: la pérdida de una persona especial y la manera de lidiar con ello o de evitar, a toda costa, de que suceda.

Aunque este consagrado actor aborrezca las armas, ha sido a través de estas producciones donde ha encontrado una forma de lidiar con su soledad y de mantener viva, de alguna manera, a su gran amor; porque siempre imagina que podrá salvarla.