Flor salió de su casa la madrugada del lunes. En sus brazos cargaba a su bebé de un año, mientras su esposo llevaba en una mochila productos de primera necesidad que podrían usar para el pequeño. A las 3:00 de la madrugada empezaron su viaje hacia Estados Unidos, abandonaron toda esperanza de vivir tranquilos en el país que los vio nacer y crecer, ahora esperan tener un mejor futuro y consigo, mejorar su calidad de vida.
La historia de esta familia se repite a diario en El Salvador y en el resto de países de Centroamérica. Miles de salvadoreños emprenden su viaje hacia Estados Unidos, a pesar de todos los riesgos que la ruta migratoria implica, entre ellos la vulneración de sus derechos.
Quienes corren mayor riesgo en la ruta migratoria son las mujeres y niños, debido a que se exponen a ser víctima de trata de personas, abusos sexuales y físicos, sobre todo cuando son menores de edad y viajan solos, así lo señaló Emilia Portal Solis, procuradora adjunta de niñez, adolescencia y familia de la Procuraduría General de la República (PGR).
Podrías leer: EE.UU. pone fin al programa que enviaba a solicitantes de asilo a México
“La integridad personal es la que está en riesgo porque el hecho que se vayan con una persona extraña, que no sea su pariente o una persona de confianza, desde ese momento están expuestos a robos, secuestros, al delito de trata de personas, abusos sexuales, explotación laboral”, dijo.
Detalló que hasta mayo de este año, la Procuraduría había atendido 288 niños y adolescentes retornados sin acompañante, el 90 % de ellos regresó de México y el 10 % restante de Estados Unidos, Belice y España.
“El desplazamiento forzado interno a veces lleva a la necesidad de salir del país, casi siempre es por violencia, amenaza de pandillas”,
“Se cometen varios delitos con las personas adultas, no digamos en contra de niños y adolescentes que su misma condición los pone en mayor vulnerabilidad. El hecho de que vayan solos es un grave riesgo para la integridad personal, entonces desde ahí todos los derechos inherentes a ellos se ponen en riesgo”, enfatizó la procuradora.
Grupos criminales transnacionales y narcotráfico
Sebastián Ovejero, politólogo argentino, explicó que la ruta migratoria hacia Estados Unidos se ha vuelto aún más peligrosa porque los migrantes además de enfrentar la delincuencia común, se exponen a ser víctimas de las redes criminales locales y transnacionales que los expone a asaltos, estafas, abusos físicos, sexuales, vínculos con el narcotráfico y hasta la muerte.
“Las personas que migran deben enfrentarse, además, al crimen organizado transnacional. Estas son empresas criminales complejas que controlan los territorios como si fueran un Estado”, dijo en una sesión del Ciclo de Actualizaciones para Periodistas (CAP).
Detalló que “hay una articulación entre delincuentes locales y narcotraficantes” en los países de tránsito y destino de los migrantes donde se ven involucrados incluso funcionarios públicos: “Donde gobiernan los carteles de la droga, donde incluso las autoridades locales -policiales y judiciales- y hasta los delincuentes pequeños tienden a rendir ‘tributo’ a los que controlan estas regiones. (...) Cuando se hace un mapa de una red política económica ilícita en el norte de Centroamérica, uno se encuentra al narco, al alcalde, al policía, al juez. Hay acuerdos tácitos”, manifestó.
El especialista explicó que los riesgos dependen de la vulnerabilidad de las personas y en la ruta migrante los niños y mujeres son quienes corren un mayor riesgo y también quienes más están migrando por la presión y amenaza de las pandillas en sus territorios de orígenes.
Las causas de la migración son múltiples, van desde la inseguridad, violencia, falta de empleo, pobreza hasta efectos climáticos. Sin embargo, en los registros de la PGR predomina la amenaza de pandillas, que en primera instancia produce un desplazamiento interno, pero que se convierte en la antesala para la migración irregular transfronteriza.
“Recordemos que los niños, las niñas y los adolescentes que están en la ruta migratoria de forma no acompañada por un cuidador primario están sin un cuidado parental, sin una persona que vele por ellos y ellas. Los traficantes de personas y abusadores tienen mayor probabilidad de abusar de ellos y se vuelven más vulnerables”
Similar opinó Ludin Chávez, directora de programas y punto focal de la niñez de The Save Children, quien aseguró que la migración tiene su base en causas estructurales.
“Es necesario que el estado invierta en programas que resuelvan las causas estructurales que los obligan a marcharse. Sabemos que la violencia es uno de los factores que incide en ellos, por consiguiente hay que trabajar en la prevención de la violencia a nivel del hogar que es donde se dan muchas situaciones de violencia por la cual las mujeres y niños se ven obligados a migrar. Sin dejar de lado la violencia sexual (porque) hay familias que tienen una amenaza latente, entonces los programas deben estar enfocados a reducir los niveles de violencia que obliga a las familias a marcharse”, manifestó.
Para la especialista, los menores de edad están expuestos a todo tipo de explotación en la ruta migratoria; esto puede empezar con el “coyote” y luego pasar por las fuerzas armadas oficiales y no oficiales u otros viajeros.
“Los niños y niñas que migran de manera regular se exponen al abuso, la violencia y la explotación a la que se ven sometidos y que puede ser a mano de distintas personas como traficantes de personas, coyotes, fuerzas armadas como las oficiales y no oficiales. A veces por contrabandistas, fuerzas armadas e inclusive algunos casos, la niñez se ve amenazada por otros viajeros que van en los grupo o se encuentra en el camino. La situación de riesgo es extremadamente alta e incluye el riesgo de la violencia física, psicológica y sexual. Algunas personas secuestran a niños y niñas para pedir rescate a sus familias, los obligan a robar o pedir limosnas”, expresó.
Para Chávez, los derechos de los migrantes se ven vulnerados incluso en las necesidades básicas de las personas y esto se ve reflejado en el esfuerzo que deben de ejercer durante la travesía, el limitado acceso al agua, alimentos, falta de garantía de un lugar óptimo para descansar o la falta de recursos para lavar ropa y bañarse.
La especialista aseguró que aunque haya familias como la de Flor que emprenden la ruta migratoria juntos, la separación es latente y un riesgo inminente.
“A veces los niños están con su grupo familiar, pero en las circunstancias de la ruta se separan. Esta separación se puede dar porque suben a buses o a trenes que van extremadamente llenos y en un descuido están entre nuevas personas y hubo una separación, algunos nunca pueden encontrarse. El riesgo es inminente y cuando eso sucede la exposición es aún más alta y eso afecta más a las niñas, niños y mujeres, mujeres adolescentes”, expresó.
Cambio climático y COVID-19: nuevas causas de la migración
Pérdidas de cultivos causadas por el fenómeno del niño, inundaciones por las lluvias, derrumbes y demás efectos provocados por fenómenos climáticos también están influyendo en la migración de personas, y aunque no es una influencia nueva, a esta se suma la emergencia sanitaria causada por la COVID-19.
“Tenemos dos grandes pandillas, la MS-13 y la 18, que en general tratan de no competir en distintas zonas, se distribuyen el trabajo básicamente en los estados fronterizos de México con Guatemala, a medida que los migrantes se van moviendo al norte, ya la influencia de las dos principales maras se hace mínima porque los cartéles de la droga no deja que expandan sus negocios al norte de México”,
“Cada vez más los migrantes son impulsados por las causas que tienen que ver con la degradación ambiental o después de un fenómeno meteorológico grave. La migración que hay relacionada al peligro ambiental es más fuerte en América Latina y el Caribe y el Triángulo Norte de Centroamérica”, manifestó Chávez.
Explicó que en El Salvador, la migración en los departamentos del oriente se debe a la inseguridad alimentaria por la pérdida de cultivos; un fenómeno que se empezó a dar hace 20 años, iniciando con el desplazamiento interno y luego las fronteras.
“Efectivamente sí hay desplazamiento y cruces de fronteras por la inseguridad alimentaria y otras cosas que provoca el cambio climático”, dijo.
El año pasado retornaron sólo 5,019 menores de edad no acompañados, según los registros de la PGR. Para Solís, esto se debe a que por la pandemia no se expuso a los menores de edad a migrar y también porque quienes migraron estuvieron en centros de resguardo.
Para Chávez, la COVID-19 ha incrementado la brecha de pobreza, por tanto también es probable que incremente la migración, por ello hace el llamado a la institucionalidad del país a solventar los problemas estructurales y garantizar el bienestar de las familias.
"La situación por pobreza quedó más marcada por la emergencia por COVID-19 y es una situación que demanda la atención prioritaria de toda la institucionalidad. Las familias al no tener el sustento en sus hogares buscan dónde tenerlo, a veces se desplazan de manera interna y esto es un precedente para un desplazamiento internacional”, concluyó la experta.