Realmente es penoso que haya profesores pederastas, que satisfacen sus apetitos sexuales con alumnos, dejando así una mácula en su desenvolvimiento como orientadores de los niños y los jóvenes, estigma que denigra al magisterio nacional.
El “Diccionario Enciclopédico de la Psique”, del psiquiatra Béla Székely, Editorial Claridad, Buenos Aires, julio de 1986, define así el término ‘pederasta’: “Perversión que consiste en buscar satisfacciones sexuales en el trato con niños...”.
En realidad, es vergonzosa, repudiable, denigrante la conducta del profesor “René Armando Sánchez, profesor de una escuela del departamento de Usulután, quien aceptó que realizaba, con una alumna, tocamientos sexuales indeseados, por lo que fuera condenado a la pena mínima de tres años de cárcel, informó la Fiscalía General” (El Diario de Hoy, miércoles 12 de marzo de 2021).
Y como este degenerado profesor, también hay sacerdotes, pastores evangélicos, policías, médicos, psicólogos y otros profesionales pervertidos que denigran a sus respectivas profesiones.
En cuanto a los profesores pederastas, a éstos les vale un comino que la profesión de maestro sea sagrada, digna, encomiables. Es de las profesiones más importantes del mundo, pues enseñar es guiar al alumno por el florido sendero de la educación más hermosa, inculcándole los principios y valores que lo convertirán en una persona sana, útil a su familia, a la sociedad y a la nación.
Así como el mentor procura educación, el médico procura la salud, bases fundamentales para una vida saludable y productiva.
Dignos maestros de antaño dignificaron al magisterio nacional y honrado a la patria, por su brillante enseñanza, que dejara una estela corruscante en el firmamento de la escuela salvadoreña, entre ellos se mencionan a Agustín V. Linares (Cojutepeque), Juan José Laínez (Guagotecti, Cabañas), Marcos Ochoa (San Vicente), Gonzalo de Córdoba (Usulután), Eugenia Cristina Bonilla (Suchitoto), María Isabel Miranda (San Vicente), Carmen Balmaceda (San Miguel), Olimpia Porras (San Salvador), Julio V. Quirós (San Salvador), entre otros ejemplares maestros más de aquella época. Todos ellos ya gozan de la paz de Dios en la Gloria celestial.
Volviendo a los pederastas, el interesante libro “Niños Maltratados”, de los autores Juan Carlos Flores, José A. Díaz Huertas y Carmen Martínez González. Ediciones Díaz de Santos, S. A., Madrid, 1997, al referirse a los niños abusados sexualmente, entre otros temas, dice lo siguiente:
“Los abusos sexuales a menores han existido siempre, pero sólo recientemente han comenzado a ser objeto de estudio y preocupación social. Freud hizo las primeras alusiones a principios de siglo; Kinsey, en los años cincuenta afirmó que los abusos se daban con frecuencia; pero sólo en los años setenta se llevaron a cabo estudios clínicos y epidemiológicos suficientes como para que los profesionales y la sociedad dejaran de negar ese problema”.
“En el caso de España no se había hecho ningún estudio de prevalencia verdaderamente significativo hasta los años noventa. En la actualidad creemos que puede hablarse de que el silencio sobre este tema ha sido parcialmente roto. Y decimos parcialmente porque la mayoría de los abusos no son comunicados, ni denunciados; mientras, eso sí, los medios de comunicación instrumentalizan los casos con el fin de provocar más o menos morbo en la audiencia”.
Y señala las falsas creencias sobre los abusos sexuales, indicando que éstas contribuyen a ocultar el problema y tranquilizar a quienes no desean afrontarlo, en unos casos. Mientras que en otros, contribuyen a alarmar a la población y provocar reacciones inadecuadas de la familia y de los profesionales en la materia.
En seguida, dice que el equipo de profesionales hizo un estudio sobre una muestra representativa de la sociedad española, habiendo encontrado que algunas de esas creencias falsas aún están presentes en España.
Cuidemos, pues, a nuestros niños, aconsejándolos a que, como padres de familia, nos cuenten inmediatamente si algún individuo les ha insinuado a tener sexo con él. Sólo así podrían evitarse los casos de abuso sexual hacia los niños. ¡Sí, señor!
Maestro, psicólogo, gramático.