Una de las esquinas del hogar de Norma se ha convertido en el pequeño taller donde elabora jabones artesanales, libres de químicos.
La mesa metálica cubierta con dos sacos de tule es donde reposa la materia prima que utiliza para sus productos, que van ganando presencia entre la población de Ahuachapán, de donde es originaria.
Jabones decorados con rosas, mariposas y el de una niña con alas, entre otros son los diseños que utiliza como atractivo inicial de su producto; pero que en el fondo tienen el beneficio de darle un tratamiento natural a pieles delicadas.
Norma Ramírez se atrevió a crear su propio negocio de jabones artesanales y naturales. Poco a poco ha conquistado a consumidores de Ahuachapán y hasta ha podido enviar pequeños encargos a clientes en Estados Unidos.
Carbón activado, miel, oliva, cúrcuma, café, canela, avena, aloe vera y arroz son parte de la materia prima que utiliza la ahuachapaneca para sus productos.
Los elabora desde hace un año con cuatro meses, aunque no fue el primer contacto que tuvo con dichos productos.
Norma Eugenia Ramírez Rodríguez relató que desde pequeña le llamó la atención los productos naturales para el cabello y la piel.
En el caso de los jabones con químicos le producen resequedad en su cuerpo, por lo que buscó alternativas.
Antes de que aprendiera a elaborarlos, la fémina le ayudaba a otra persona a comercializarlos; pero ella nunca le enseñó cómo se hacían.
Dicha persona dejó de vender y Norma se quedó pensando cómo elaborarlos, tanto para su consumo como para comercializar, pues los clientes que ya tenía, continuaban pidiéndole jabones.
Fue así que encontró un lugar en San Salvador, a donde viajó para tomar un curso donde le enseñaron a mezclar las fórmulas.
Desde entonces ha combinado dicho emprendimiento con su trabajo en una empresa de venta de repuestos para vehículos, su hogar, y ser madre de un niño de seis años.
En ocasiones debe de acostarse a la 1:00 o 2:00 de la madrugada para sacar algún pedido que sus clientes le hacen. A las 5:00 de la mañana debe de iniciar su día para preparase para ir a su trabajo y llevar a su hijo a la escuela, entre otras actividades del hogar.
“Esto (jabones) es muy bueno; después del baño ya no se necesita usar cremas, queda bien hidratada la piel”, expresa sin pena a sus clientes.
El emprendimiento no sólo le ha permitido generar ingresos económicos para su hogar sino que también ha hecho que pierda la pena para vender, algo que en un inicio sentía al ofrecer sus jabones.
Cada vez que sale de su casa lleva un pequeño maletín para ofrecer el producto, a los que ha bautizado como J&N, en honor a su nombre y al de su hijo.
En el más de un año que tiene de elaborar sus jabones artesanales también ha adquirido experiencia para bajar los tiempos de producción.
En un inicio tardaba hasta tres horas para hacer 24 unidades; mientras que ahora invierte una hora.
Hacerse de varios moldes y memorizar las fórmulas le ha ayudado a reducir los tiempos ya que antes debía de estar con sus anotaciones para garantizar que no se le olvidara ningún elemento.
La perseverancia y el deseo de salir adelante también le ha permitido mandar su producto a Estados Unidos; en dos de las entregas hacia dicho país elaboró, en total, setenta unidades.
A la fecha ha realizado cinco exportaciones a través de personas que se dedican a llevar encomiendas hacia ese país.
“Quisiera tener un local donde pudiera exponer mis productos, detrás de eso voy. Si algún día, Dios me lo permite, me dedicaría a esto (al cien por ciento) porque sí me gusta. Los primeros días la gente me decía ‘ummm nooo, hay le aviso’; pero la verdad es bueno perder el miedo e ir tras los sueños de uno. Esto ha sido para mí, mi sueño, me gusta todo respecto a lo natural y que la gente en la calle me diga ‘me gusta su producto’. Independientemente de cuál sea el negocio, creo que todas deberíamos de impulsarnos nosotras mismas, agarrar valor de que las cosas sí se pueden hacer ”, expresó la fémina.
Las personas pueden comunicarse con la emprendedora ahuachapaneca a través del número telefónico 7942-0026.