Los 4 pasos claves para ver la vida con mayor optimismo

La pandemia nos ha dado el tiempo para analizar la forma en la que llevamos nuestras vidas. Hacemos un repaso por cuatro puntos claves para tener una vida llena de optimismo.

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Foto Unsplash: Fernando Brasil

Por Carmen Álvarez-Basso

2021-05-24 10:21:39

¿Quieres ser más optimista ahora? Así decía Susan Shain en su artículo “Como ser más Optimista” en el New York Times, el 18 de febrero de 2020.

A cada minuto, durante esta pandemia mundial del Coronavirus, vemos noticias, recomendaciones, memes y líderes políticos haciendo recomendaciones de todo tipo. Muchos de mis colegas del trabajo, amigos y familiares, sobre todo los más jóvenes, entran en estados de ansiedad con frecuencia.

Comencé a preguntarme por qué no me sentía incomoda con este aislamiento, las restricciones de movimientos o por no poder viajar. Incluso, la situación me resultaba familiar y acogedora. ¡Lógicamente! hace menos de tres años, cuando me descubrieron un cáncer muy raro y me operaron, tuve que pasar la consabida cuarentena, después de una cirugía mayor, para entrar después en el ciclo de quimioterapias (6, cada 21 días- alrededor de 4 meses). Durante ese tiempo, me quedé en casa, para no correr el riesgo de contagios.

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Durante esos 6 meses, me concienticé de que no iba poder hacer muchas cosas. Uno de los miedos más grandes que me asaltaron, en ese momento, fue darme cuenta de que si a mi madre le pasaba algo (ya padecía demencia senil avanzada) yo no iba poder estar a su lado y, si fallecía, no podría asistir a su entierro. Tampoco podría acompañar a mi segunda hija, que iba a comenzar su nueva vida, a mudarse a la Universidad (lo cual me afectó mucho emocionalmente). Tampoco iba a poder hacer ejercicio, ni salir a pasear, ni leer, la mayoría del tiempo no podía ver televisión, ni redes sociales, casi no podía hablar con los que me acompañaban y me cuidaban, todo por el agotamiento que dan las quimioterapias, a medida que avanzan (solo puedes quedarte acostada mirando el techo de tu habitación).

Por eso, cuando empezó el confinamiento que estamos pasando, yo ya estaba curada de espanto. Así que, estar en ésta cuarentena, en la que tengo energía para trabajar remotamente, leer, hacer ejercicio, pintar, plantearme un programa de películas atrasadas, escribir estos blogs, hacer encuentros digitales con amigos y amigas, etc. no me preocupaba ni agobiaba.

En una de esas películas atrasadas que vi recientemente, sobre la II Guerra Mundial, el protagonista decía “si no salimos a luchar esta batalla, esta guerra durará 10 años”. Y me quede pensando cuantas generaciones anteriores, que han sufrido situaciones similares por guerras, estados de sitio, golpes de estado, secuestros, desapariciones, situaciones de emergencias ya han pasado por situaciones similares de confinamiento involuntario. En lo personal me pasó durante los terremotos del 2001, en El Salvador, cuando mis hijos eran pequeños y pasamos 4 meses sin salir de la casa. Conozco mucha gente que, durante la guerra civil en El Salvador que duró 12 años, pasó temporadas de reclusión domiciliar o peor, que vivieron esos años en pleno frente de guerra, sin tampoco poder estar cerca de sus seres queridos, ni cuando morían (si es que lograban saber donde habían muerto). En fin, los que, por uno u otro motivo, hemos pasado por momentos de reclusión voluntaria o involuntaria, deberíamos tener aguante para lo que estamos enfrentando.

Pero comprendo que los jóvenes, no. Es difícil ver que cada día hace mejor tiempo y no se puede salir. Que estamos sanos y no podemos salir o viajar. Que, a veces, lo que está pasando, no nos está tocando de cerca. Pero, si pensamos que estamos enfrentando una situación similar a un estado de guerra, una guerra contra el virus y que, en situaciones de guerra, lo mejor es estar en la casa, refugiados, quizá lo comprenderán mejor.

Foto Unsplash: Shine Photos

Con esta perspectiva, los jóvenes pueden darse cuenta de que no queda más remedio que aguantar estos meses en casa, que somos privilegiados, porque la mayoría tenemos medios para distraernos, algunos podemos seguir trabajando o estudiando, incluso. Que tenemos que tomar aire para enfrentar esta carrera de fondo, que durará, posiblemente, unos meses más. Y que nuestro deber es estar en la casa, por nuestro bien y el bien de todos. Que hay muchas personas que, no sólo las que están enfermas o afectadas directamente por la pandemia, además de tener que estar en la casa, están perdiendo sus trabajos o medios de vida o, peor, arriesgando su vida y la de sus familias, por cuidarnos a todos "en primera línea de fuego".

No quiero hacer de menos el efecto que puede tener en nuestro ser interno este encierro, pero si me gustaría compartir lo que recomienda Susan Shain, en su artículo, para aprender a ser optimista a través de crear ciertos hábitos:

Visualiza tu mejor yo posible

Imagina tu vida ideal en 10 años y escribe lo que sueñas ser. Susan recomienda hacer este ejercicio de imaginación, por 5 minutos, una vez a la semana durante lo que dure el aislamiento ¿cómo sería tu vida? ¿Qué sentirías? puedes dedicar cada semana un tema (la familia, la carrera, el amor, tu salud). Muchos estudios demuestran que imaginar tu futuro ideal puede aumentar tu optimismo, porque fortaleces ese músculo pensando en tus sueños, en vez de estar preocupada.

Aceptar que la decepción es inevitable

Muchas de las cosas negativas que pensamos frecuentemente nunca suceden y, si suceden, somos capaces de recuperamos rápido de lo que nos pase. Está demostrado que el 80% de los miedos que tenemos no se materializan: 68% nunca van a pasar, 18% pasan (pero sus consecuencias no son tan malas como pensábamos) y el otro 10% restante, aunque pasen, nos traen resultados positivos.

Muchos pensamientos negativos que tenemos se dan porque nos estamos protegiendo de las decepciones que tendríamos si los pensamientos positivos no se cumplen. Pero la decepción es inevitable, así que más nos vale tener pensamientos positivos y decepcionarnos, de vez en cuando, que estar pensando siempre en las cosas malas que nos pueden pasar.

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Discute contigo misma

Tenemos alrededor de 70,000 pensamientos negativos al día, y tenemos que combatir esos pensamientos y no dejar que nos ganen. Contra argumentar los pensamientos negativos que nos surgen, permanentemente, puede convertirse en un hábito que necesitamos crear y así, contenerlos de manera definitiva.

Pon las cosas en perspectiva

Otro enfoque, para aumentar tu optimismo, es contrarrestar conscientemente tus predicciones negativas con predicciones positivas. En el punto medio, entre estos dos extremos, estará la mejor perspectiva de lo que, en verdad, te está pasando.

Practica estos ejercicios, está comprobado que te ayudarán a cambiar un estado de ánimo pesimista por uno optimista. Podemos aprovechar esta temporada para empezar a crear estos hábitos y no dejar que esta situación nos victimice. ¡Ánimo, resistiremos!