La conmoción ha rodeado desde hace varios días a los países de México y El Salvador, ambos por casos similares que involucran la figura de un asesino serial que tiene en sus manos la sangre de muchas personas, así como una labor constante por recuperar e identificar los cuerpos de esas personas.
Ambos trabajos de recuperación se han establecido en una vivienda donde los feminicidas han cometido sus hechos, uno en su casa de Atizapán de Zaragoza, en la Ciudad de México y otro en su casa de Chalchuapa, en Santa Ana, El Salvador. Uno identificado como Andrés "N" y el otro identificado como Hugo Osorio. A uno le llaman "El Chino" y al salvadoreño "El psicópata de Chalchuapa".
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El salvadoreño
El caso de Hugo Orosio, exagente de la Policía Nacional Civil (PNC), es demasiado complejo y son necesarias muchas páginas de noticias par explicar lo que ha cometido en su registro criminal. No obstante, sus asesinatos se conocieron luego de que la noche del 7 de mayo asesinara a cuatro personas, entre ellas dos mujeres, una de las cuales logró escapar por un momento y gritar por auxilio.
Al día siguiente, las investigaciones entorno a la escena se volvieron terroríficas, los agentes policiales, así como los forenses y fiscales encontraron una fosa en el piso en la que había, por lo menos, 10 cadáveres de personas presuntamente desaparecidas en los últimos dos años.
Al momento del hallazgo, el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro, afirmó que los trabajos para procesar toda la escena y recuperar todos los cuerpos podrían tardar hasta dos semanas. Días después afirmó que los trabajos podrían extenderse hasta el mes de duración.
Desde el día en que ocurrieron los hechos hasta la fecha han surgido nuevos datos y nueva información que vinculan a Osorio con múltiples asesinatos, desapariciones de personas, violaciones, asesinatos de niños y la complicidad con otros grupos delictivos para esconder los cadáveres.
La última información que ha surgido entorno al caso es que la Fiscalía General de la República (FGR) y el criminólogo a cargo de la recuperación de los cuerpos, Israel Ticas, han tenido incongruencias con respecto al número de cadáveres. Por un lado, Ticas afirmó hace un par de días que en la escena podrían haber hasta 25 cadáveres, mientras que el fiscal impuesto, Rodolfo Delgado, afirmó el viernes que, hasta el momento, solo se han encontrado 8.
De igual forma, el hecho ha generado que muchas personas, familiares de desaparecidos, comiencen a indagar si su pariente está enterrado en una de las fosas identificadas por las autoridades en la casa del monstruo de Chalchuapa. Algo similar ha ocurrido también en México.
El mexicano
Desde el 19 de mayo se conoció sobre la captura de Andrés "N", conocido como el "Chino", luego de que las autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE) de México ordenaran su detención al vincularlo con la desaparición y feminicidio de una mujer de 34 años.
Conforme las investigaciones avanzaron, al igual que en el caso del monstruo de Chalchuapa, se descubrieron más detalles y más crímenes cometidos por el sujeto de 72 años, quien habría asesinado a unas 30 personas, sobre todo mujeres, en los últimos 20 años.
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Según la información recogida por periodistas de El País, de España, en la vivienda donde el feminicida residía ha sido intervenida por equipo forense, policías, fiscales y hasta una retroexcavadora que busca recuperar los restos de mujeres que han sido enterradas ahí, en el patio, luego de haber sido asesinadas por Andrés.
Cuando Reyna González desapareció el jueves de la semana pasada, se iniciaron las indagaciones y culminó con el registro de la casa del feminicida. En su interior se encontraron indicios de que ahí la había asesinado y descuartizado, por lo que fue capturado el día lunes.
Además de los indicios sobre el asesinato de Reyna, en la vivienda se encontraron objetos como ropa, maquillaje y restos humanos de mujeres que habían desaparecido entre 2016 y 2019.
El hombre, incluso, llegó a confesar frente a medios locales que en alguna ocasión comió partes de los cuerpos de sus víctimas, mismas que conservaba en sal para que no se descompusieran.
La escena afuera de la casa del feminicida, en Atizapán, es similar a la escena fuera de la casa del feminicida en Chalchuapa. Un perímetro acordonado, decenas de periodistas y muchas personas que han llegado a consultar si entre los cadáveres enterrados están los restos de sus parientes desaparecidos, mismos que llevan mucho tiempo siendo buscados.