María Teresa Landa, de 18 años, era una bella joven, carismática, segura de sí misma, características que la llevaron a coronarse como Miss México en mayo de 1928. Ese fue el primer certamen de belleza del país azteca, el primero que buscaba coronar a la mujer más bella del país.
El concurso fue organizado por el diario Excélsior, eso la colocó inmediatamente en el ojo público, pero no sólo por su belleza, sino también porque a su corta edad era graduada de la Escuela Normal y cursaba la carrera de Odontología.
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Luego de ser la primera Miss México, viajó a Galveston, Texas, y ahí participó en un concurso internacional.
La guapa joven logró colocarse entre los primeros lugares y recibió múltiples ofertas de trabajo, pero las rechazó todas porque había prometido a Moisés Vidal casarse con él. El 24 de septiembre de 1928 se casaron, a pesar de que la familia de ella no aceptaba a Vidal.
La felicidad de la pareja duró poco tiempo. El 25 de agosto de 1929, el mismo periódico que organizó el concurso que la coronó publicó una noticia en la que señalaba que Vidal era acusado de bigamia y adulterio. El medio consignó que estaba casado con una mujer llamada también María Teresa, pero de apellido Herrejón; con ella tenía dos hijas y había contraído matrimonio en el estado de Veracruz en 1923, según las publicaciones de la época.
La Miss México pasó de ser la reina de las notas rosas, a las notas rojas, pues cuando se dio cuenta de la noticia, en medio de la discusión con su esposo, tomó una Smith & Wesson calibre 44 y le disparó seis veces. Él murió, ella intentó suicidarse pero el arma ya no tenía balas y, por tanto, fue detenida.
"Quise matarme yo, pero lo maté a él", dijo durante el juicio que se le realizó en la cárcel de Belén. A pesar de todos los agravantes y de que era casi seguro que recibiera una larga condena por el homicidio, Landa fue defendida por José María Lozano, ex ministro de instrucción pública del ex presidente Victoriano Huerta y quien, por sus talentos en la oratoria, era conocido en el mundo legal como "El príncipe de la palabra".
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La defensa de Lozano fue clave, ya que presentó a la ex reina de belleza como una víctima de la sociedad y de los abusos de un hombre, incapaz de controlar sus emociones por la traición.
Además, usó como argumento de su defensa una declaración que la joven dio en la revista Jueves de Excélsior, donde se definía de la siguiente manera: "Las mujeres que estudian son tan capaces como los hombres y a menudo logran cumplir sus deberes con mayor rapidez que ellos, puesto que tenemos bastante más paciencia, somos más diligentes y podemos asimilar hechos y conocimientos con más celeridad, ¡Dios mío, van a pensar que soy una especie de feminista rabiosa! Bueno, en fin, espero que comprendan".
El abogado aseguró que por su forma de pensar había sido estigmatizada por una sociedad conservadora y machista.
Durante el juicio se presentó siempre de negro, mostraba su arrepentimiento por el crimen cometido y justificado por "el dolor, arrebato de locura y celos". Las crónicas del juicio señalan que el sentimiento que transmitía era tal que el jurado la absolvió totalmente.
A pesar de haber sido absuelta, la reina de belleza se retiró de la vida pública, nunca se volvió a casar y dedicó el resto de su vida a enseñar Historia Universal en la Preparatoria no.1 en Ciudad de México.
"Era una espléndida narradora que, al exponernos con profunda intensidad episodios dramáticos protagonizados por importantes figuras históricas, nos remontaba a las épocas y a los lugares correspondientes y nos hacía estar allí como emocionados y atónitos testigos. Los alumnos admirábamos a la maestra, pero no sabíamos nada de la historia que casi 40 años atrás, le había tocado protagonizar", escribió Luis de la Barreda Solórzano, quien además, incorporó el caso en su libro "Jurado seducido". Las pasiones ante la justicia.
María Teresa Landa murió en 1992.