Reclusas aprenden a cultivar con la esperanza de retornar a sus hogares
En una granja de El Salvador, 59 reclusas bajo "fase de confianza" aprende a producir verduras y criar conejos para su alimento. Están instaladas en la Granja Izalco, un particular centro penitenciario a 60 km al occidente de San Salvador.
El penal se sitúa en un área de 35 hectáreas, donde están los cuartos de las reclusas, oficinas administrativas, zonas de crianza de cerdos y conejos, así como cuidado de las verduras y espacios de cultivo.
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Son 59 reclusas bajo “fase de confianza”. Duermen en cuartos instalados en la Granja Izalco, un particular centro penitenciario a 60 km al occidente de San Salvador.
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Al amanecer, se despliegan en el campo. Unas crían y cuidan de animales y otras se dedican a la producción agrícola a “cielo abierto” y en donde, además del cielo, también ganan su redención.
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Por cada día en la granja, las internas acumulan dos días en la reducción de su pena.
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La labor diaria les permite a varias de ellas, con hijos mayores, distraerse de la nostalgia de tener lejos a la familia.
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La experiencia de Izalco busca que las mujeres privadas de libertad “aprendan técnicas (y) que al salir puedan ponerlas en práctica”, comenta Norma Osorio, una ingeniera agrónoma, que coordina el trabajo.
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“Me esperan mis hijos y mi madre. Primero Dios, pronto voy a recuperar mi libertad”, cuenta Lizbeth Velado, de 33 años.
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“Yo tengo tres hijos y me duele en mi corazón no estar con ellos, pero es lo que motiva día con día para salir adelante en este lugar”, comenta en la granja Alma Yanira Rodas de 31 años.
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En la granja Izalco se cultivan distintos tipos de vegetales.
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Cosechan pimientos, tomates, repollos, pepinos, lechugas, maíz, frijol y hierbas aromáticas cultivadas al aire libre.
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Lizbeth sostiene en sus manos uno de los conejos que ella cria. Ella cumple ocho años de condena por robo y ya casi la termina.
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En el lugar también se crían distintos tipos de animales de granja.
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La crianza de Cerdos es importante ya que son parte de la dieta de distintas prisiones de El Salvador.
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De los casi 36,000 reclusos, 2,602 son mujeres. La mayoría de ellas ven como una opción replicar los conocimientos adquiridos en la granja cuando salgan del centro penitenciario.
