Johnny Wright aclara que la reunión con el enviado de Joe Biden, Ricardo Zúñiga, fue de carácter privado, pero afirma que en esta se le explicó la magnitud del golpe que la mayoría oficialista dio al Estado de derecho el pasado 1 de mayo.
Además, afirmó que la nueva Asamblea está marcada por poca deliberación y bastante imposición de Casa Presidencial. A dos semanas de la afrenta a la democracia del bloque afín a Nayib Bukele en la Asamblea Legislativa, El Diario de Hoy conversó con este diputado opositor y esto es lo que dijo:
¿Cuál fue el mensaje que dio, particularmente después de haber estado con el Presidente de la República?
Vayamos al grano. La primera reunión del enviado especial, Ricardo Zúñiga, fue en la Asamblea Legislativa con la Junta Directiva donde, como tú sabes, no estamos representados nosotros ni ARENA, ni el FMLN, ni Nuestro Tiempo, ni Vamos.
Ese mismo día recibí una llamada de la Oficina de Asuntos Políticos de la Embajada, en donde se me convocaba por la tarde y asumí que era una reunión con un enviado especial. Yo me salí de la plenaria que estaba en curso y asistí a la reunión.
¿Qué hablaron en la reunión?
Todas las reuniones que sostuvo el enviado especial fueron de naturaleza privada, creo que con la finalidad de que fluyera la comunicación de manera directa, abierta. Realmente fue una oportunidad para los miembros de la oposición política de expresar nuestras preocupaciones, nuestros puntos de vistas y hacer nuestros planteamientos.
No fue tanto escuchar de parte del señor Zúñiga cuál era su misión o el propósito de su viaje. Pero sí le dijimos que el primero de mayo constituye una ruptura de la Constitución y que el camino a seguir a corto plazo era restablecer el orden constitucional derogando los decretos de la Asamblea y reconociendo el fallo de inconstitucionalidad (de la destitución).
¿Cómo interpretas el hecho de que alguien como un enviado especial del presidente Biden llegue a la Asamblea?
De la misma forma que llega a la Casa Presidencial, me parece que se le está dando la debida importancia y seriedad al tema. En el caso de ir a la Asamblea, llegó al epicentro de la crisis política que se generó el primero de mayo. Y si siento que demuestra un profundo interés y preocupación.
A tu criterio, ¿cuál es la solución aceptable, el mínimo no negociable?
Es volver al escenario que teníamos el 30 de abril, diría yo. Hay cosas, como dije el día de la plenaria con el tema de la destitución del fiscal, dentro de ese decreto que eran certeras, es conocido que los procesos de elecciones de segundo grado son procesos que tradicionalmente han sido reparto, propuestas políticas y que tienen serias deficiencias y por tanto, se necesitan reformar estos procesos.
Pero el proceso que se utilizó de destitución el 1 de mayo claramente es inconstitucional. El presidente y la nueva bancada de su partido podrían haber logrado el mismo objetivo por la vía legal. Yo creo que por eso es que muchos no esperábamos que el primer día salieran con esto de una manera de choque tan violenta. Y obviamente violando el principio de legalidad del Estado.
¿Ves viable rectificar? Si no, ¿qué otros caminos ves?
Yo veo que de no restablecerse el orden constitucional, de no volver a tener una independencia de poderes y una verdadera separación de poderes, aun teniendo el partido oficial la mayoría en la Asamblea Legislativa, esto consolida el camino hacia una dictadura, hacia un régimen autoritario.
Dentro del bloque oficialista, ¿crees que son conscientes de lo que hicieron?
No sé si todos son conscientes de las posibles consecuencias de sus acciones o realmente de lo que fueron parte. No me sorprendería saber que algunos de ellos ni siquiera sabían que eso venía el primero de mayo. Yo creo que el modo que hemos visto hasta ahora de operar en la Asamblea Legislativa es seguir las directrices que emanan de Casa Presidencial.
¿Así funciona la nueva Asamblea?
Como oposición, el trabajo hasta ahora ha sido de intentar anticiparse. Generalmente la agenda, ya sea de comisión o de la plenaria, se conoce el mismo día, entonces en el camino vamos interpretando lo que está sucediendo y planificando y viendo cómo responder.
Esta no es su primera vez en la Asamblea Legislativa. ¿Qué tan diferente ves esta legislatura a la anterior?
Hasta ahorita hay poca transparencia en cuanto a la ruta que se va a seguir. Si algo ha sido característico de esta nueva Asamblea ha sido la exclusión de la oposición. Y creo que también ha sido evidente la inexperiencia.
La Asamblea tiene sus normas como reconocerle la palabra a miembros de la oposición, hasta el tener la oportunidad de conocer previamente cuál es la agenda para poder prepararte para tus intervenciones o poder consultar cómo votar. Nada de esto se está dando, es un esquema totalmente diferente al anterior.
Mencionas inexperiencia. ¿En qué áreas?
Yo creo que es evidente el desconocimiento del mismo Reglamento Interior de la Asamblea Legislativa. Podría ser inexperiencia o podría ser que no les importa mucho seguir lo que está establecido ahí.
En cuanto a la oposición, ¿qué caminos ves para tener algún tipo de incidencia?
En cuanto a la aritmética, el esquema de aplanadora va a seguir. Pero aunque haya 84 votos, yo creo que los diferentes votos tienen un peso diferente.
¿En qué sentido?
Hay una vieja tradición en la Asamblea de cómo votar: a favor, en contra o abstenerse. Para mí es importante siempre dejar consignado tu voto porque no votar es como no estar ahí. En las plenarias que hemos tenido, ha sido sumamente importante para mí dejar récord de mi posición, que en la mayoría de casos o ha sido en contra o no hemos tenido ni el tiempo necesario para hacer las consultas.
¿Como por ejemplo?
En la última plenaria, se aprobó una gran cantidad de préstamos y pues simple y sencillamente era imposible tomar una decisión favorable o negativa con la información con la que contábamos.
Entonces es un esquema en donde claramente te están diciendo “sos irrelevante”. Y yo creo que es importante fijar posiciones aunque sean contrarias para los ciudadanos que votaron por nosotros. Aunque no cambian el resultado final de una votación, ciertamente es invaluable y no tiene sustituto
Y del lado del oficialismo, ¿se delibera lo suficiente?
Yo he visto tanto en mi experiencia previa como en la actual los dos extremos: una burocracia totalmente ineficiente y procesos que dilatan la formación de proyectos de ley urgentes, y lo que hemos visto en esta legislatura, que es una aprobación de decretos obviando totalmente el proceso de formación de ley, de debate, de deliberación parlamentaria, de consulta. Es un esquema de imposición. Ninguno de los dos esquemas me parece razonable.
¿Qué nos llevó acá?
En el país, tristemente, nunca se desarrolló un centro político. Siempre nos ha costado el diálogo y la moderación. Entonces ni lo uno ni lo otro funciona. Lo dije al final de mi intervención previo a la destitución del fiscal: en el caso de elecciones de segundo grado, hemos transitado de un esquema nefasto de reparto de cuotas políticas a un esquema totalmente antidemocrático de una cuota única.
Recientemente, planteó el presidente de la Asamblea que van a realizar las ONG que reciben el dinero del Legislativo. ¿Qué piensas al respecto?
Una auditoría de esta naturaleza es importante, dados estos mitos, que pueden ser no tan mitos, de oenegés que forman parte de esquemas de corrupción. También está el tema de contrataciones y cómo se alimentaba la partidocracia, tan enquistada en la Asamblea Legislativa y en otras instituciones del Estado.
Y ahorita hay una especie de terremoto. Para mí lo importante aquí es que esto no se vaya a convertir en una especie de cacería de brujas, porque eso al final no nos lleva a un buen lugar.
¿Qué debería hacerse?
Para mí es importante seguir los procesos institucionales. Creería que si se llegase a descubrir un acto de corrupción, pues tiene que activarse e involucrar a otras instituciones del Estado. Ahora que se están acomodando las cosas en la Asamblea, estos mensajes me generan una buena impresión. Pero la otra cara de la moneda es que tampoco hemos tenido acceso a la información de qué elementos se han tomado en cuenta para realizar despidos o auditorías.
¿Qué pierde El Salvador cuando la Asamblea deja de ser un ente deliberativo y se vuelve un tramitador de lo que venga de la Presidencia?
De alguna manera se vuelve necesario preguntarse entonces para qué tener parlamento. Ahora muchos parlamentos modernos se han convertido precisamente en eso, en parlamentos de sello y firma. Pero el rol del legislador va más allá de aprobar leyes. Hay funciones claras de control, de seguimiento, de construcción presupuestaria, etcétera.
Me preocupa que esta legislatura no va a hacer trabajo de legislar, sino de aprobar cada iniciativa que surja de Casa Presidencial. Entonces, si no va a haber consulta, se vuelve casi innecesario el trabajo de un Parlamento. Y en el fondo es eso lo que realmente se ha perdido desde el primero de mayo. Porque no sólo está alineado el Ejecutivo y la Asamblea, sino también todo indica que si continúa la circunstancia actual, también estaría alineado el Órgano Judicial.