“Dios me dio una segunda oportunidad”: Wílber Rivas, único sobreviviente del accidente aéreo en Changallo

A casi tres meses del accidente de avioneta en Changallo, Ilopango, Wílber Rivas contó al elsalvador.com cómo sucedieron los hechos, su proceso de recuperación y sus planes a corto plazo.

Wilber Rivas, de 23 años, fue el único sobreviviente el pasado 20 de febrero, cuando una avioneta en vuelo turístico falló y terminó con la vida de sus amigos a tan solo pocos minutos de haber despegado en Changallo, Ilopango.

Por David Cañénguez

2021-05-15 4:58:12

Una invitación para hacer un vuelo turístico cambió los planes de Wílber Alberto Rivas, de 23 años, aquel sábado 20 de febrero del 2021, ya que un día antes sus amigos, Mario y Valeria, le propusieron los acompañara a sobrevolar en una avioneta desde Ilopango hasta Puerto Barillas, en la Bahía de Jiquilisco, Usulután.

Emocionados, los tres jóvenes llegaron a eso de las 8:00 de la mañana al aeropuerto de Ilopango. Se tomaron selfies, dieron un recorrido por la pista y escucharon las indicaciones antes de tomar el vuelo.

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Will, como le dicen sus cercanos, comentó que, aparentemente, todo iba bien. Les dieron las indicaciones de ajustarse el cinturón, colocarse los audífonos y en caso de presentar mareos no mirar abajo.

Rivas no recuerda con exactitud cuántos minutos pasaron desde el despegue, cree que fueron de cinco a diez minutos cuando el piloto comenzó a recibir varias instrucciones.

“No sabía si los movimientos que hacia la avioneta eran normales, porque era mi primera vez”, contó. Después, “escuchamos que al piloto le preguntaron si iba a aterrizar en el campo donde estábamos o iba a regresarse a la pista”, agregó.

El accidente ocurrió el sábado 20 de febrero de 2021. Foto: EDH / Archivo

No sintieron el choque

Al escuchar esa “extraña” indicación supo que algo andaba mal, se aflojó un poco el cinturón y se puso “aguado”, según recordó. Fue en cuestión de segundos que sintieron “un bajón” y de ahí no supo más hasta que despertó.

Al hacerlo, encontró la avioneta volcada y solo miraba sus piernas, se tocó la cara en busca de sangre y, al creer, que no tenía hemorragias miró a los lados y se dio cuenta que sus amigos y, el piloto no reaccionaban.

El muchacho decidió, con las técnicas de primeras auxilios que sabía, tomarle el pulso a los otros tripulantes. Ninguno presentaba signos vitales. Al enterarse que era el único sobreviviente, sacó tres dedos de su mano por una de las ventanas de la avioneta y, esperó por ayuda.

“Cuando escuché que alguien dijo 'aquí es', comencé a mover mis dedos y gritaron 'hay un sobreviviente'”, contó. Debido a lo escabroso de la zona, a Will lo sacaron en helicóptero y, posteriormente fue llevado al hospital Militar donde le diagnosticaron fracturas en ambas muñecas, en la mandíbula y su brazo izquierdo, el cual le fue operado.

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La angustia de los padres por buscar a su hijo

La noticia del accidente aéreo se volvió viral en las redes sociales, tanto familiares y amigos de Will sabían que él andaba en un vuelo turístico por lo que al enterarse de la noticia se angustiaron.

Los padres de Rivas al leer en varios sitios webs que su nombre aparecía entre los fallecidos se resignaron ante la noticia, aunque tenían la esperanza de que no fuera cierto.

De camino a Ilopango, los papás recibieron la llamada en la que les informaban que su hijo estaba en el centro médico y, que necesitaban la autorización para operarlo de emergencia o llevarlo a un hospital del Seguro Social donde es cotizante. Optaron por la primera opción, a pesar que tenían que pagar por la operación.

Momento en que socorristas de diferentes instituciones rescatan a Wílber Rivas, de 23 años. Will muestra la cicatriz que le quedó luego de la operación en su brazo izquierdo. Foto: Cortesía / Bomberos / David Cañénguez

Recuperación con optimismo

Debido a la fractura en su brazo izquierdo se dañó un nervio que le impide tener total movilidad de su mano, por lo que comenzó un proceso de terapias.

Luego de recibir varias tratamientos, le informaron que no iba a poder recuperar en su totalidad la movilidad de su mano, lo que, por un momento, lo desanimó pero “saqué motivación donde no la había y me daba palabras de aliento a mí mismo. Así que hice caso omiso al diagnóstico y confio en Dios que todo saldrá bien”, dijo con valentía Will, quien consultó su diagnóstico con otros especialistas y le informaron que con tratamiento todo saldrá bien.

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Entre los planes a corto plazo del joven están continuar sus estudios universitarios en licenciatura en Inglés, seguir trabajando, concluir con sus terapias médicas y estar bien consigo mismo tanto en el aspecto emocional como espiritual, expresó.

“Dios me dio una segunda oportunidad. Tengo un propósito en la vida y quiero saber cuál es. Sé el valor de cada etapa y ahora disfruto el proceso”, concluyó la entrevista.

Después de la tragedia, ningún representante de la empresa que realizó el vuelo turístico se contactó con Will ni con sus familiares. Tampoco han dado detalles exactos de las causas que originaron el accidente.