Carlos Sergio Avilés es el único magistrado que no ha renunciado a la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, luego de que el 1 de mayo fuera golpeada por el aparato legislativo de Nayib Bukele.
En una entrevista con la periodista Jessica Ávalos de la revista Factum, Avilés confesó que tras el golpe a la Sala recibió la llamada de una persona que guarda relación con los acontecimientos. “Me dijo que él tenía una renuncia redactada para mí y que por favor se la firmara porque eso era lo que más convenía. No me supo explicar a qué se refería con eso y me aclaró que él únicamente seguía directrices”.
Lo expresado por el magistrado coincide con una serie de cartas de renuncia que luego compartieron a la opinión pública el resto de magistrados. Estas cartas tenían el mismo formato. Lo que cambiaba era el nombre de la persona que renunciaba.
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Y es que no pasaron demasiadas horas para que la Sala retrocediera en su primera declaración; cuando la Asamblea destituyó a los magistrados estos declararon “inconstitucional” la acción. Pero horas después renunciaron.
Avilés confesó que varios vehículos polarizados se estacionan frente a la casa de sus padres. “Se quedan un rato, nadie se baja y luego se van”, dijo.
Antes de que el presidente de la Corte Suprema de Justicia renunciara, una patrulla de la Policía pasó horas aparcada frente a la casa del abogado. Aunque Avilés no se atreve a catalogar el hecho como una coacción a su renuncia, sí aclara que no se puede desvincular de lo ocurrido.
Pero lo que más le preocupa al magistrado Avilés es que el país camine hacia el “desbaratamiento total de la independencia judicial y a la imposición de una forma de pensamiento único”.
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El aparato legislativo de Bukele que vota al unísono parece disentir de opiniones ajenas. Tras el 1 de mayo, abogados coinciden en que lo perdido tiene relación con la seguridad jurídica y la garantía judicial. Además de las libertades ciudadanas.
Pero si algo mantiene firme al magistrado Avilés, tras la renuncia de sus excolegas, es la “coherencia”. “Emitimos una sentencia y debimos respaldarla con subsecuentes acciones, es decir, debimos seguir funcionando como Sala, emitiendo sentencias. Acabábamos de declarar inconstitucional el acto de destitución y ello nos legitimaba a seguir constituidos como tribunal. En lo personal, lamento mucho las renuncias, inducidas o no”.
Bukele volvió su enemigo al máximo Tribunal luego de que este les pusiera paro a las formas autocráticas de manejar la pandemia.
La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) declaró inconstitucional el decreto en el que Bukele buscaba restringir la circulación de salvadoreños a riesgo de ser detenidos por la policía y el ejército y obligados a pasar al menos 30 días en un centro de contención.
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Asimismo, declaró inconstitucional las fases con las que el Gobierno buscaba abrir la economía. Bukele anunció fechas de reapertura y cada 15 días las aplazaba. Esto ocasionó más de 60,000 despidos y cientos de salvadoreños pidiendo ayuda en las calles bajo una bandera blanca.