Cuando en su campaña electoral el Partido Demócrata anunció un abordaje humano de la migración y cuando el presidente Biden en su toma de posesión anunció nuevamente la gran anhelada reforma migratoria y el beneficio a 11 millones de migrantes indocumentados, hubo muchas reacciones: las ONG, las organizaciones de migrantes, familias de migrantes indocumentados, en todos creció el entusiasmo de ver una nueva realidad para nuestros héroes migrantes que día a día muestran su solidaridad con El Salvador.
Pero también los que por mucho años se dedican a llevar y pasar personas por la frontera sur de EE.UU. reaccionaron y empezaron a divulgar que “hoy es el momento adecuado para pasar sin peligro” y muchas familias se dejaron embaucar con esa mentira y decidieron enviar a sus hijos o emprender en familia la fruta migratoria.
Pero en los primeros 100 días de gobierno el presidente Biden se vio sorprendido por el alza de migrantes intentando pasar sus fronteras y aquí aparece la única coincidencia que tiene con el ex presidente Trump: ninguno de los dos aceptarán a migrantes indocumentados. De la misma manera los países de la región se unen a la estrategia de contención de migrantes, México moviliza 10,000 militares a la su frontera; Honduras, 1,500, y Guatemala, 7,000.
Todas las fronteras amanecieron militarizadas, ignorando el CA-4 que permite la libre movilización de los
países del Triángulo Norte y Nicaragua. Esta movilización militar en las fronteras pareció una declaración de guerra en la región. Aquí muchos nos preguntamos ¿dónde está la declaración humana para atacar la migración que anunció el presidente Biden?
Oportuno hablar de la ruta de nuestros migrantes, en medio de una alarma geográfica donde los países se arman de
valor con sus respectivas leyes migratorias, aclarando que ninguna ley migratoria en el mundo se fundamenta en la
seguridad humana; más bien son hechas para seguridad nacional. Ya nos es tan sencillo emprender una ruta basada en la libertad de movilización de la que habla nuestra Constitución. En este proceso aparecen fronteras nuevas
y antiguas que se interponen en la ruta. Identifico 4 tipos de fronteras:
- Las fronteras nacionales, que buscan detener la inmigración irregular reforzando la seguridad en toda la línea
fronteriza incluyendo puntos ciegos.
- Las fronteras externas. Aquí participan los países de destino y los países de tránsito en la tarea de controlar los flujos migratorios hacia su territorio.
- Las fronteras internalizadas, se refiere a los diversos obstáculos que implementan autoridades y población local
para dificultar la integración de inmigrantes.
-La frontera del retorno, las dificultades de las personas deportadas a su país de origen, existen para su integración,
estigmas, políticas públicas, exclusión social, económica, financiera, salud...
Director del Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI)