Procuremos vivir en paz

“La persona debe escapar de las paralizadoras presiones sociales, superar las inhibiciones emocionales y sexuales, y avanzar por el camino hacia la libertad y la plenitud, al lograr ser ella misma”. (Alexander Lowen)

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Las leyes del estado de Nueva York establecen hasta cuatro años de cárcel para las personas que cometan incesto. Imagen de referencia / Pixabay

Por Carlos Alberto Saz

2021-04-16 6:46:15

Ya Jesús de Nazareth dijo “Mi paz os dejo, mi paz doy”, lapidarias palabras que nos incitan a vivir en paz, en comunión pacífica, en tranquilidad, en concordia entre los unos y los otros.
Sí, porque si procuramos vivir en paz, la vida humana será más bella, más armoniosa, más tranquila, más hermosa y habrá de prolongarse más, porque con la paz nos sentiremos felices, contentos, agradecidos; y todo ello, naturalmente, contribuirá a que los años de nuestra existencia duren más en el tiempo normal del promedio de vida humana, que contempla generalmente los 70 años. Así lo estipulan los científicos del comportamiento humano.
El Diccionario esencial de la lengua española, de la Real Academia Española, define así la palabra “paz”:
“1. Término femenino. Situación y relación mutua de quienes no están en guerra. 2. pública tranquilidad de los Estados, en contraposición a la guerra o a la turbulencia (hay tres acepciones más, extensas, por cierto, que abarcan casi toda una página, con muchos ejemplos).
Sinónimos de la palabra “paz” son los siguientes: sosiego, serenidad, quietud, calma, tranquilidad, concordia, unión, apacibilidad, reposo, reconciliación, alianza, pacto, armisticio, pacción, tregua.
Y antónimos: guerra, reyerta, pelea, discordia, discrepancia, discontinuidad, inquietud, excitación, exaltación.
Pero, ¿cómo puede haber paz en este mundo, si hay tantas discordias, tantos desalientos, tantas infamias, tanto desaliento, tanta picardía aún entre personeros del Gobierno, entre salvadoreños con títulos universitarios, entre comerciantes, entre abogados, entre médicos, entre policías, entre militares; en fin, entre individuos inescrupulosos que se hacen pasar como personas decentes?
El escritor salvadoreño, doctor Luis Castellanos, investigador y autor de obras educativas, ha dicho que para alcanzar los sueños en la vida “es importante caer en la cuenta si tenemos un diálogo interno positivo que nos dé ánimo y autoconfianza para alcanzar esos sueños”. Pero si no logramos dialogar con nosotros mismos, en son de paz, para lograr nuestros sueños, ¿cómo vamos a lograr la paz interna?
Y no sólo entre nuestro terruño, sino allende las fronteras patrias. Es que el mundo realmente “está loco, loco, loco”, tal como reza el tema de una película.
¿Cómo puede haber paz en el Estado de Virginia, en los Estados Unidos, si recientemente hubo dos muertos y ocho heridos en una playa, mientras que un agente policial fue golpeado por un vehículo?
No puede haber paz en el municipio de Neira, Colombia, si continúa la búsqueda de once mineros atrapados en una mina de oro. Como no la puede haber en el lejano El Cairo, Egipto, tras el derrumbe de un edificio, que causó 18 muertos.
Para lograr la paz debemos tener una actitud heroica hacia la vida, tal como lo dice el psicoanalista doctor Alexander Lowen en su libro “El miedo a la vida”, Editorial Lasser Press, Mexicana, S. A., México, D. F. 1982. Este autor dice que un individuo no puede lograr la paz, si le “paraliza el temor de disfrutar de la plenitud sexual, de amar y ser amado, de sentirse inseguro, de ser él mismo, de fracasar, de morir”. Y recomienda que para que haya paz individual, “la persona debe escapar de las paralizadoras presiones sociales, superar las inhibiciones emocionales y sexuales, y avanzar por el camino hacia la libertad y la plenitud, al lograr ser ella misma”. O sea que si es presionado por esas inhibiciones, un individuo jamás podrá lograr paz.
Y finalmente, el moralista doctor Hunter Lewis, en su libro “La cuestión de los valores humanos”, refiere que hay ausencia de paz en las personas que “no practican las seis formas de pensar que condicionan sus propias vidas”. Estas seis maneras de pensar o tipos fundamentales de Sistemas de valores son las siguientes:
“1.° Los Sistemas de valores basados en la autoridad. 2.° Los Sistemas de valores basados en la lógica. 3.° Los Sistemas de valores basados en la experiencia sensorial. 4.° Los Sistemas de valores basados en la emoción. 5.° Los Sistemas de valores . Basados en la intuición. 6.° Los sistemas de valores basados en la ‘ciencia’ ”.
Practiquemos, pues, estos Sistemas de valores si queremos alcanzar la paz que tanto deseamos: paz en el espíritu, paz en el alma, paz en nuestra manera de actuar. ¡Ojalá que así sea!

Maestro, sicólogo, gramático.