Joanna, de 3 años, Terry, de 2, y Sierra, de apenas 6 meses, murieron ahogados la mañana del sábado 10 de abril en la ciudad de Bakersfield, en California, Estados Unidos.
Los primeros en llegar a la escena fueron los oficiales de West Alley, quienes atendieron una llamada de emergencia de la abuela de los niños, quien los encontró sin vida.
Según el Departamento de Policía de Los Ángeles, al hallar los cuerpos de los niños se estableció que la principal sospechosa de la muerte era la propia madre. En ese momento activaron una alerta para localizarla. Horas después reportaron que Liliana Carrillo, la sospechosa, había robado un vehículo marca Toyota y se había dado a la fuga, con rumbo al norte de la ciudad, donde fue capturada horas más tarde.
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El periódico Sin Embargo reporta que fue la misma mujer quien confesó el crimen días después ante las cámaras de un canal televisivo local.
La mujer, quien está bajo custodia y a la espera para enfrentar a la justicia, aseguró que lo hizo para "proteger a los niños". “Los ahogué… no quería que siguieran abusando de ellos”, afirmó Carrillo durante la entrevista con la estación KAGET-TV.
La mujer, de origen hispano, afirmó también que se encontraba en medio de una batalla legal por la custodia de los niños, a quienes ahogó para mantenerlos alejados de su padre quien, según su versión, abusaba de ellos, aunque no especificó en qué sentido.
Sin embargo, un reportaje de la cadena Univisión recoge que Liliana ya había solicitado ayuda y había interpuesto denuncias por los supuestos abusos que cometía el hombre. Incluso Javier Carrillo, hermano de la sospechosa, confirma que le ayudaron a solicitar ayuda al Departamento de Servicios para Niños y Familia de Los Ángeles, pero no obtuvieron respuesta.
Durante la entrevista en la prisión preventiva Lerdo, en el condado de Kern, Carrillo dijo sentirse triste por lo sucedido. “Desearía que mis hijos estuvieran vivos", afirmó, sin embargo, agregó que prefirió "que no fueran torturados y abusados de forma regular por el resto de sus vidas”.
La mujer también confesó que el día de los hechos intentó huir en su propio vehículo en busca de algún acantilado para suicidarse, pero tuvo problemas mecánicos. Cuando otras personas se detuvieron en la vía para ayudarla ella robó el vehículo de esas personas y se dio a la fuga, llegando a un lugar a 322 kilómetros de su residencia.
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"Amaba a mis hijos”, dijo Carrillo en sus declaraciones, en las que también afirmó que el día del crimen “los abrazó, los besó y se disculpó todo el tiempo”.
Liliana enfrentará cargos por el asesinato de sus tres hijos y por el robo del vehículo en el que huyó. No obstante, la mujer se declaró inocente el pasado miércoles. El caso continúa en investigación.