No todos los días se ve entrar a LeBron James al gimnasio donde vas a disputar un partido de High School. No todos tienen el privilegio de enfrentar a su hijo, al de Dwyane Wade (míticos jugadores de la NBA), o, siquiera, ser campeón estatal.
Esta es la historia de un chico salvadoreño que, a base de esfuerzo, con sus 1.77 metros se ganó un lugar en la Ribet Academy High School de Los Ángeles, un joven que, a sus 19 años, lucha por uno de los 12 puestos para quedar en la Selección de BKB que representará al país en la primer ventana clasificatoria para el Mundial de 2023.
El evento será entre el 15 y 19 de mes, y vienen al país las selecciones de Nicaragua, Costa Rica, Guyana y Jamaica.
El hijo del mítico armador Ernesto “Colocho” Rodríguez ha luchado desde chico contra la altura y complexión de otros en la región. Para tener una noción, Norchad Omier, de Nicaragua, y seguramente la figura de ese equipo cuando vengan al país, mide 2.01 metros.
Así le tocó también en EE. UU., a donde se mudó en 2016 tras sopesar dos ofertas, pero escogió Ribet, de Los Ángeles, a donde arribó y pudo vivir en la casa de unos familiares.
Tras un año “difícil”, según confeso, en el que tuvo que adaptarse a una nueva cultura y mejorar muchísimo su inglés, comenzó a ver los frutos. Por fin se ganó un puesto regular en el equipo y, para los últimos dos años del High School, era el sexto hombre fijo.
“No ganamos nada en los primeros dos años. Fue difícil adaptarme, pero, con mucho esfuerzo y sacrificio, logré adaptarme. En las notas, también, hasta que mejoré mi inglés, y terminé con un buen promedio para un jugador, de 3.2 (el máximo es 4 en el sistema estadounidense)”, contó.
Por fin llegaron los títulos y, con ello, nuevas puertas por abrir. Fue campeón con Ribet a nivel regional, luego de ciudad y, finalmente, estatal, con lo que el equipo ascendió de la división 4 a la 2. Luego, en otra temporada brillante, en la que ganaron el campeonato regional y también el estatal, ascendieron al 1, pero la COVID-19 evitó que pudieran tener esa experiencia.
Emanuel se graduó y, desde finales del año pasado, se encuentra en el país a la espera de abrir nuevas puertas. Una de ellas es la de la selección. Por ahora, se encuentra entrenando tres turnos diarios para hacerse de uno de los 12 cupos para representar al país en el evento regional. Tiene que convencer al técnico Ray Santana y luchar contra otros más experimentados.
Eso sí, su recorrido es largo. Formó parte de selecciones menores, participó en el Cocaba U 16, y también fue miembro del equipo CODICADER que acabó segundo en 2015.
Ahora, con 19 años, agradece a Santana “por darme la oportunidad, quiero estar en la Selección y representar al país, y también a Yamil (Bukele), por apoyar tanto al baloncesto”, contó.
En estos días en los que divide sus entrenos en físico (7:00 a.m.), tiro (10:00) y entreno con la preselección (por la noche), en los que desayuna, almuerza y cena BKB de lunes a domingo, también sueña con una beca para continuar sus estudios en Estados Unidos y para seguir jugando.
Aunque hay algunas opciones en Los Ángeles que amigos de su padre buscan gestionar, lo más probable es en Louisiana, en la Bossier Parish Community College. “El entrenador ya vio mis videos, hablamos ya dos veces, y dice que quiere darme la oportunidad de seguir formándome como jugador y de estudiar. Espero que, tal vez en junio, pueda ir a una prueba y quedar”, aseguró el joven.
Para ello, confiesa, también ha sido clave su progresión en los estudios. “Ellos saben que soy estudiante internacional, y no sólo ven con cuánto te graduaste, sino los cuatro años de High School y tu progresión, y ahí mejoré muchísimo”, cuenta este entusiasta jugador, quien añadió que “no podía creer ver entrar a LeBron y jugar a ese nivel, contra jugadores de nivel 1, fue de gran ayuda para mi desempeño”. Ahora, espera seguir abriendo más puestas con su dedicación.