Más de 50 países ofrecieron becas a El Salvador en los últimos cinco años. La mitad de estas becas se perdió por diversas razones, algunas de ellas porque los aplicantes no hablan un segundo o tercer idioma, o porque no tienen los conocimientos suficientes para pasar las pruebas exigidas por estos países.
Edgar Peña es doctor en ingeniería por la Universidad Nacional de Yokohama en Japón. En 2001 se graduó como ingeniero civil de la Universidad de El Salvador (UES). En esos años no estaba entre sus planes, a corto plazo, estudiar una maestría en el país. La oferta académica de la UES no incluía el máster o el doctorado; lo que significó menos opciones para obtener estudios más avanzados o especializados que sí abundaban en el extranjero.
A los tres años de ejercer como ingeniero civil y de trabajar como docente en la UES, Edgar participó como investigador en un proyecto extranjero. Esto le permitió estudiar un posgrado con equivalencia de maestría en Japón. Entonces fue elegido para estudiar en el Building Research Institute (BRI), una institución con 70 años de historia. “La agencia de cooperación me dijo: ‘Va a ir, pero con el compromiso de venir a hacer un proyecto acá’. Entonces fui”. Esa fue la oportunidad que le permitió concursar por una beca de doctorado en el mismo país.
Optar por una beca de pregrado (universitario) o posgrado (maestría y doctorado) lleva consigo requisitos como hablar inglés y hablar el idioma del país donde se realizan los estudios (en algunos casos). También obtener un buen resultado en la prueba de conocimientos para el área que se solicita la beca. Sin embargo, seis de cada diez estudiantes que aplicaron a estas becas entre 2015 y 2019 no pasaron las pruebas.
“Hay dos deficiencias claras (en los estudiantes que aplican a las becas), bajísimos resultados en matemáticas y ciencias, áreas élite de oportunidad, que durante 23 años la PAES lo ha venido señalando y no se ha hecho nada. También está el inglés, creo que se deberían hacer esfuerzos en el sistema público para mejorar esto. En Costa Rica ya se está intentando hacer todo el sistema público bilingüe”, dice Óscar Picardo, director del Instituto de Ciencias, Tecnología e Innovación (ICTI) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).
Entre 2015 y 2019, El Salvador recibió 1,852 ofertas de becas de cooperación extranjera. De esas becas, el 49 % fue otorgada. Lo que significa que la mitad de las becas ofrecidas por la cooperación extranjera se perdió. “Hay muchas becas del gobierno de Japón o de Estados Unidos que tienen requisitos de excelencia altos”, agrega Picardo, quien además de dirigir el ICTI dirige un instituto de investigación para mejorar el nivel de aprendizaje de los estudiantes salvadoreños. “Las áreas de cálculo, matemáticas o inglés son los factores clave para acceder a las becas. Inclusive se puede acceder a becas en universidades élite como el Instituto Tecnológico de Massachusset (MIT) o Harvard, pero sí se necesitan muy buenos resultados”.
La asesora cultural de la embajada de Japón, Yoko Tsujimoto, dice que la buena voluntad no es suficiente para obtener una beca en el extranjero. Ella considera una dificultad el hecho de que el sistema educativo salvadoreño tenga la opción de bachillerato de dos años (bachillerato general), mientras que la prueba de conocimiento de Japón tiene base en el bachillerato japonés (tres años de estudio). “Cada país tiene diferentes niveles de educación, aquí (en El Salvador) los muchachos tienen dificultades de conocimiento recién salidos de bachillerato. Aunque tenga muy buena voluntad, pero si la nota de examen no llega a cierto nivel, no puede. El examen viene con conocimiento de bachillerato de Japón”.
Japón es el país que más becas ofreció a El Salvador entre 2014 y 2019. Las áreas de estudio con más ofertas fueron Desastres Naturales, Educación, Desarrollo local y rural e Infraestructura.
Edgar estudió el máster en Sismología, Ingeniería Sísmica y Mitigación de Desastres en el Instituto de Investigación de las Construcciones (BRI) en Japón. Además, es doctor en Ingeniería graduado en el mismo país. El joven que en 2001 no veía cerca la posibilidad de especialización es ahora un ingeniero con grado en Sismología y Desastres Naturales. “El sistema es bien generalista, no busca especialistas porque es muy caro. El mercado mismo no anda buscando especialistas”, opina.
Educación no especializada
El bachillerato general (dos años de estudio) se implementó durante el gobierno del expresidente Armando Calderón Sol. Desde 2018, la Asamblea Legislativa ha estudiado la posibilidad de ampliar el bachillerato a tres años; pasando con ello de bachillerato general o técnico vocacional a bachillerato “vocacional, científico y técnico”; con una formación intensiva en inglés. Pero los intentos no han prosperado.
La diputada de ARENA, Lucy de León, quien integra la Comisión de Cultura y Educación de la Asamblea Legislativa propuso una mesa interinstitucional que incluya la participación no solo de los asesores de la Comisión, sino también de un representante del Ministerio de Educación y del Ministerio de Hacienda. “No hemos tenido avances porque no hemos recibido la opinión de Educación ni de Hacienda, y para hacer del bachillerato una especialización se requiere adecuar la currícula en todos los grados, capacitar docentes, reproducir libros, adecuar la infraestructura. Lo que sí quiero dejar claro es que buscamos que se haga obligatorio el idioma inglés”.
En una ponencia, el 14 de enero de este año, el viceministro de Educación, Ricardo Cardona, dijo que no ve viable una reforma al sistema educativo, pues llevaría entre 10 y 15 años implementarla. Agregó que la única promesa del gobierno de Nayib Bukele es “no prometer lo que no podrá cumplir”. Al término de su ponencia, El Diario de Hoy quiso abordarlo para ampliar su visión sobre los cambios que desde su despacho pueden hacerse para mejorar el nivel educativo de los estudiantes, pero se rehusó a dar declaraciones pese a hacer la gestión con su equipo de comunicaciones.
El propósito de países como Japón al otorgar becas a El Salvador y a otros países, según Tsujimoto, es que los estudiantes tengan un intercambio de visiones y de conocimientos que le permitan aplicarlos a su regreso. “Mi meta era conocer más sobre ingeniería sísmica y replicar estos conocimientos para contribuir a la reducción de posibles desastres por sismos”, dice Edgar quien ahora es vicedecano de la facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UES.
Edgar volvió de su doctorado en 2011. Le fue propuesto ser referente de El Salvador ante la UNESCO. Desde entonces se ha dedicado a generar proyectos de cooperación con organismos internacionales para impulsar especializaciones de ingeniería en El Salvador; como docente ha sido testigo de la realidad educativa. “He visto el desempeño de la gente en la parte de las matemáticas y, nosotros a nivel de números, lo vemos bien complejo. La universidad no puede decir ‘aquí está el nivel de la universidad y el bachillerato está aquí, bajémonos’”.
El promedio general de la PAES 2019 fue de 5.52. La nota promedio en matemática fue 5.31 y la de ciencias 5.74.