Cuando se trata de meter el acelerador a la moto, Aída y David saben hacerlo. La pareja es un ejemplo de lo que emprendedores salvadoreños logran; hace siete años ellos hicieron realidad su sueño de fundar un restaurante al que llamaron The Bites Factory.
“Fue así de repente que vimos que alquilaban un lugar y lo agarramos y en 15 días nació el restaurante; comenzamos vendiendo sushi y nos quedaba rico, pero para ofrecer opciones también metimos las alitas y el día que abrimos se nos llenó y nosotros con cero experiencia, pero nos aventamos”, relata David Paredes, quien es arquitecto de profesión.
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El concepto del restaurante, situado en Los Planes de Renderos, al sur de San Salvador, es uno de los mayores atractivos del lugar, porque está inspirado en la pasión de David: las motos, lo cual también es un punto de encuentro para otros amantes de las motos conocido como el club de “Los lobos de la carretera”.
“Con este concepto también hay muchos estigmas, porque la gente nos ve en las motos y piensa que somos vagos, pero cada uno de nosotros somos profesionales y nos apoyamos entre nosotros”, dice el emprendedor.
Aída Henrríquez es la administradora y chef del restaurante y comenta que lanzarse con el emprendimiento ha requerido trabajo duro, aciertos y desaciertos, pero nunca han apagado los motores.
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“Ha habido momentos bonitos y otros no tanto, pero la cosa es que nunca nos hemos rendido, siempre hemos creído en nuestro proyecto y siempre lo soñamos en grande con David y tenemos fe que en algún momento vamos a salir de los baches en los que caemos y esto va a dar sus ganancias; lo trabajamos como patrimonio para nuestras hijas”, cuenta Aída.
Para la pareja de emprendedores no ha sido fácil lanzarse al mercado gastronómico sin tener experiencia; les ha significado muchos desvelos y apretarse el cinturón, pero nunca se rinden, ni siquiera en los tiempos de la pandemia.
“Nosotros no cerramos, es decir mantuvimos el negocio a domicilio y para llevar solo mi esposa y yo, y la verdad que como aquí en Los Planes casi todos los negocios de comida cerraron, nosotros tuvimos bastante demanda”, comenta David.
Los emprendedores han venido innovando, pues dejaron de vender sushi e incluyeron pupusas en el menú, porque aunque querían ser un restaurante diferente en la zona dice David que “en Los Planes de Renderos si no vendés pupusas, no sobrevivís”.
A pesar de que no se han detenido, ahora con las secuelas que dejó el cierre económico en 2020 y la caída de empleos, los emprendedores perciben un estancamiento, por lo que buscan siempre innovar con su menú y adaptarse al gusto de los clientes, explica Aída.
David comenta que la visión que tienen es crecer y llegar vender franquicia su concepto de restaurante y generar más empleos.
“La situación ahora está difícil, pues hay tantos emprendedores y poco empleos, es decir poca capacidad adquisitiva y somos nosotros los pequeños quienes nos rebuscamos y movemos la economía”, dice el emprendedor.
Actualmente el negocio genera cuatro empleos fijos y los emprendedores buscan generar más.
“Nosotros seguimos, porque uno no puede estar esperando la canasta del gobierno y aunque ahora hemos sentido el bajón nuestra idea es seguir”, expresa David.
Agrega que “cuando puse el negocio yo animaba a todo el mundo a que pusiera un negocio, ahora no le digo eso a nadie, no es fácil, pero seguimos también porque hemos tenido bastante aceptación con nuestra comida y atención”.
Lobos de la carretera
El emprendedor también es fundador del club de motociclistas “Lobos de la carretera”, el cual tiene su espacio en el restaurante; allí incluso crean iniciativas para ayudar a personas que necesiten algún apoyo, dice David, quien añade que el nombre “representa a nuestros caídos”.
El club nació el 28 de marzo de 1998 y tanto para David como para los otros miembros es una hermandad donde se apoyan entre ellos con sus diferentes iniciativas.