La Vía Dolorosa, el “camino doloroso” o el “camino del dolor”, nos muestra la ruta de Jesús cuando cargaba la cruz hacia el lugar en que sería crucificado. Se trata de un recorrido de unos 600 metros desde la Fortaleza Antonia, el lugar en donde Jesús fue condenado, hasta el Calvario en donde fue crucificado. El Vía Crucis, también denominado el “camino de la cruz”, es la representación en “14 Estaciones” y se trata de una devoción cristiana popular que recuerda los diferentes eventos significativos del último trayecto que siguió Jesús en la Vía Dolorosa.
El camino que los peregrinos actualmente recorren probablemente no sea el sitio exacto por el que Jesús caminó con la pesada cruz sobre sus hombros. Esto es así debido a que la antigua Jerusalén fue destruida en el año 70 después de Cristo y sobre estas ruinas se construyo la ciudad romana denominada Aelia Capitolina, para honrar el nombre del emperador romano Publius Aelius Hadrianus. Debido a que la fisionomía de la antigua Jerusalén en donde Jesús caminó no es la misma que los peregrinos actuales recorren, se considera una vía dolorosa “de los creyentes” y una vía dolorosa “histórico-arqueológica”, las cuales claramente difieren una de la otra.
Fueron los sacerdotes franciscanos quienes en el siglo XIV hicieron el recorrido que actualmente realizan los creyentes en la ciudad de Jerusalén. El número de estaciones fue establecido en catorce por el Papa Clemente II en el siglo XVIII para estandarizar las diversas formas de devoción que se tenía en la época. El tiempo de recorrido para una persona sin discapacidades es de más o menos 30 minutos. Los patólogos forenses calculan que Jesús, después de la flagelación y con el peso del madero, podría haber tardado entre 1 hora 30 minutos hasta 2 horas 30 minutos en recorrerlo. Pero el que llevaba la frecuencia y ritmo del paso no era el condenado, sino el centurión romano era quien definía cuán rápido caminar.
No era extraño que se apresurara el paso de los prisioneros con la finalidad de que cayeran al suelo y provocarles un mayor maltrato. Es precisamente en una de estas caídas de Jesús, en donde es ayudado por Simón el Cirineo, (Mateo 15, 21) llamado así por ser originario de la antigua ciudad griega de Cirene, en lo que hoy es Libia, caída de Jesús que en la actualidad conmemoramos en la Quinta Estación del Vía Crucis. La participación de Simón de Cirene no queda limitada a ayudar con la pesada cruz a Jesús. Más adelante San Pablo expone en la carta a los Romanos (Romanos 16,13) un saludo a Rufo, uno de los hijos del Cirineo, y a la esposa de Simón. Apuntando a la participación de la familia de Simón como seguidores de Jesús aun después de su muerte y resurrección.
En 1870, el arquitecto francés Charles Rohault de Fleury enumeró todos los fragmentos conocidos de lo que se consideraba en aquel entonces la verdadera cruz de Jesús. Él determinó que la cruz pesaba alrededor de 165 libras y media de tres o cuatro metros de alto y dos metros de ancho. En ese entonces se describo el material de la cruz como hecha de pino u olivo.
El Praetorium (Mateo 27, 27; Marcos 16,16 y Juan 18,28) era el nombre original del cuartel general del comandante romano, pero posteriormente se convirtió en la residencia del magistrado romano Poncio Pilatos, en la actualidad se le conoce como la Fortaleza Antonia. Desde este lugar, en donde Jesús fue sentenciado y condenado, se recorre la Vía Dolorosa hasta el sitio de la crucifixión en el Gólgota, lugar ocupado hoy por la Iglesia del Santo Sepulcro. En este camino están distribuidas las 14 Estaciones del Vía Crucis: nueve de ellas a lo largo de la calle y los cinco restantes adentro de la Iglesia.
Los creyentes de todo el mundo realizan cada año el Vía Crucis durante recorrido en la Vía Dolorosa, trascendiendo el tiempo y el lugar para caminar junto a Jesús durante las últimas horas de su vida terrenal. Con la fe puesta en el resucitado, para tener participación con Él en la vida eterna.
Doctor en Medicina y Teología